Directores

Erice Aras, Víctor

Director de cine vizcaíno nacido en Karrantza el 30 de junio de 1940.

Se licenció en Ciencias Políticas. En 1961 ingresó en la Escuela Oficial de Cine donde realizó las prácticas En la terraza (1961), Entrevías (1962) y Páginas de un diario perdido (1962). Se diplomó con la práctica Los días perdidos (1963). Escribió crítica de cine en la revista "Nuestro Cine". Se inició en el cine profesional como guionista. Escribió junto a Santiago San Miguel, Antxon Ezeiza y José Luis Egea el guión de El próximo otoño (1963), primer largometraje de Ezeiza. También colaboró en el guión de Oscuros sueños de agosto (1967) de Miguel Picazo. En 1969 codirigió junto a José Luis Egea y Claudio Guerin Los desafíos. Esta producción de Elías Querejeta logró la Concha de Plata del Festival de San Sebastián y los premios al Mejor Actor y al Mejor Guión del Círculo de Escritores Cinematográficos (C.E.C.).

Con su primer largometraje El espíritu de la colmena (1973), de nuevo con producción de Elías Querejeta, las expectativas generadas en su trabajo anterior se desbordaron gracias a esta obra llena de poesía y fascinación, narrada a través de la mirada encendida de la pequeña Ana Torrent. La película, llena de referencias al triunfo del bando franquista en la Guerra Civil con sus trágicas consecuencias, aborda a lo largo de su metraje temas tan sugerentes como el embrujo que despiertan los mitos o el trauma que supone madurar y enfrentarse a una realidad desconcertante. Esta verdadera obra maestra le consagró para siempre, además de convertirle en un punto de referencia ineludible dentro del cine español. El espíritu de la colmena ganó la Concha de Oro del Festival de San Sebastián, el Premio a la Mejor Película de Arte y Ensayo del Festival de Turín, cinco premios, entre ellos el de Mejor Película y Mejor Director, del C.E.C. o el Hugo de Plata del Festival de Chicago, entre otros premios.

Curiosamente, en vez de aprovechar el inmenso éxito logrado para volver a rodar se alejó de todo durante un periodo de diez años. En esa época intentó rodar un proyecto de diario cinematográfico que al final se fue al traste por problemas económicos, realizó trabajos de publicidad y se dedicó a reflexionar sobre su situación como cineasta tras el demoledor éxito logrado por su opera prima. Por fin, en 1983, estrenó con producción de Elías Querejeta su segundo largometraje, El sur, basado en la novela homónima de su mujer en esos días, Adelaida García Morales. La película guarda ciertos paralelismos con El espíritu de la colmena, sólo que el planteamiento es menos críptico y más accesible para el público. De nuevo Erice hablaba del difícil paso de la niñez a la adolescencia en un hábitat asfixiante marcado por la victoria del General Franco. La gran tragedia de esta nueva obra maestra es que cuando quedaban treinta días del rodaje estipulado Elías Querejeta suspendió la filmación de la película obligando a Erice a improvisar un final. Los paisajes del sur quedaban limitados a unas postales que encontraba la protagonista, Estrella, interpretada por Iciar Bollaín, al final de la cinta. Esa decisión quebraba la dimensión moral del relato, el elemento primordial de iniciación. En el guión original Estrella partía a Andalucía cumpliendo con un viaje que su padre nunca pudo hacer. Era un viaje obligado porque el padre, en el último día de su vida, había dejado un péndulo (el objeto que más les había unido) debajo de la almohada de Estrella. Esa acción comprometía a la hija para viajar al sur y descubrir allí el paisaje de la adolescencia paterno, la cara oculta de su identidad y el fruto de su amor secreto, un inesperado hermano para Estrella. Puede comprenderse la frustración del director al ver paralizado el rodaje. Al parecer Erice logró arrancar un compromiso de Querejeta para finalizar el film. Pero el tremendo éxito de crítica logrado tras su estreno en Cannes -estreno al que Erice acudió a regañadientes- cerró toda posibilidad de finalizar la obra ya que Querejeta se pudo reafirmar en que era un producto listo para ser exhibido con toda garantía. Pero para Erice esta decisión convirtió a su obra en un relato cinematográfico inacabado y rompió su relación profesional con Querejeta.

La película, a pesar de esta amputación, fue recibida, como ya se ha dicho, con verdadero entusiasmo por la crítica. No era de extrañar. El talento con el que Erice aprovecha los recursos cinematográficos (el uso por ejemplo de la elipsis para delimitar el paso del tiempo es realmente brillante) y la contenida emoción que destila El sur en todo momento la convierten en una obra inmensa. Pero respetando la idea original de su creador todavía podría haber volado más alto. Logró premios como el Hugo de Oro del Festival de Chicago (1983), el Premio al Mejor Director del C.E.C (1984) o el Premio a la Mejor Película del Festival de Burdeos (1984).

Tras nueve años de espera, una vez más Erice hacía gala de su espíritu perfeccionista y meticuloso, el director vasco se lanzó a rodar el documental El sol del membrillo (1992), obra que seguía el proceso de creación artística del pintor Antonio López y que, en un planteamiento arriesgado y absolutamente radical, se centraba en temas como la fugacidad de las cosas, el paso inexorable del tiempo y sus consecuencias -tema presente siempre en su cine- o las limitaciones y posibilidades de la creación artística, tanto en su vertiente pictórica como narrativa. De nuevo Erice tuvo problemas con la producción, en este caso con el productor vasco Ángel Amigo. Pero la película supuso otro éxito rotundo. Fue presentada en el Festival de Cannes en 1992 y obtuvo allí el Premio de la FIPRESCI (Federación Internacional de Críticos Cinematográficos) y el Premio del Jurado. Logró también el Hugo de Oro en el Festival de Chicago (1992) o el Primer Premio del Jurado en el Festival de Montevideo. Además, en el año 2000 El sol del mebrillo fue elegida en una encuesta realizada por la Cinemateca de Toronto, entre las principales filmotecas y museos de cine de todo el mundo, como la mejor película de la década de los noventa.

En 1993 a Víctor Erice se le concedió el Premio Nacional de Cinematografía, citando textualmente al jurado, en recompensa a su larga, sobresaliente y renovadora trayectoria profesional. El que iba a ser su siguiente largometraje El embrujo de Shangai se vino abajo en el último momento por diferencias irreconciliables con el productor Andrés Vicente Gómez. En el 2001 publicó el guión frustrado de este proyecto explicando los motivos de su ruptura con el productor español. En el 2001 rodó los primeros diez minutos de vida de un bebé en Alumbramiento. Era un cortometraje que formaba parte de un proyecto colectivo con el tema de tiempo como eje central titulado Ten Minutes Older: The Trumpet. Además de Erice participaron Werner Herzog, Jim Jarmusch, Wim Wenders, Spike Lee, Aki Kaurismäki y Chen Kaige. En el 2006 presentó, dentro de la exposición que se celebró en Barcelona "Erice.Kiarostami. Correspondenciés" (un diálogo creativo entre Erice y Abbas Kiarostami en forma de cartas filmadas), el mediometraje La morte rouge, ensayo cinematográfico que desvela la primera experiencia iniciática de Erice con el cine en su infancia.