Políticos y Cargos Públicos

Epalza López de Lerena, Domingo

Político, nacido en Bilbao el 26 de octubre de 1884. Falleció en Donibane Lohitzune (San Juan de Luz), el 18 de marzo de 1956.

Estudió derecho en la Universidad de Deusto y se doctoró en Filosofía y Letras en la de Madrid. Independientemente de sus actividades profesionales, tanto en el Banco de Bilbao que como consejero delegado (1915-1937), contribuyó poderosamente a acercar el Banco al país, y ayudó a no pocas empresas nacientes como en los Ferrocarriles del Norte, de cuyo Consejo de Administración era vicepresidente, y de los Saltos del Duero, uno de los organizadores, había intervenido en su juventud en movimientos de defensa de la religión católica. Juntamente con don José María de Urquijo amigo personal suyo, y del obispo de Málaga, Monseñor Ángel Herrera, participó en la fundación del diario El Debate, de Madrid.

Candidato PNV por el distrito de Barakaldo, en 1918, obtuvo un éxito clamoroso. Un año más tarde volvía a salir por el mismo distrito derrotando a don Fernando de Ybarra que recibió del rey Alfonso XIII el titulo de Marqués de Arriluce de Ibarra en compensación de los muchos sinsabores y gastos que aquella elección fallida le produjo. Esto no impidió que la elección fuera anulada por el Gobierno. De su actuación en el Congreso queda el recuerdo de su presentación de los fundamentos del nacionalismo vasco (el discurso más radical de la minoría vasca, con gran disgusto de los parlamentarios no vascos, especialmente de Romanones), y la defensa de sus compañeros de minoría, a raíz del telegrama enviado por él y por éstos, felicitando al presidente de los EE.UU., Mr. Wilson, por su política en pro de la emancipación de los pueblos oprimidos (25-10-1918). Se ocupó con gran ahínco de la conservación del euskera que, aunque euskaldunberri, hablaba perfectamente. A raíz de la guerra, buscó asilo en Haltsou (Laburdi). Cuando los alemanes ocuparon el Estado francés, Epalza estaba internado en el Campo de Concentración de Gurs (1940).

Sus restos están enterrados en Haltsou, donde vivió sus años de exiliado, y donde también murió su esposa, doña María de Aranzadi, hija de don Estanislao Aranzadi Izcue.