Periódicos

El Pueblo Vasco

Diario guipuzcoano cuyo primer número aparece el 1 de agosto de 1903.

Fue creado por el magnate guipuzcoano Rafael Picavea Leguia, recientemente elegido diputado a Cortes y hombre importante de negocios en Vizcaya y Guipúzcoa. Su primer director fue el periodista irundarra Juan de la Cruz Elizondo (1879-1940). La idea de Picavea fue crear un periódico dinástico no vinculado a los partidos del Turno que fuera leído tanto por los dinásticos como por los que no lo eran, es decir, un diario de derecha independiente al servicio de sus ideas y, también, de su propia promoción personal como político.

Frente a la izquierda liberal y republicana representada por La Voz de Guipúzcoa -que le hacía blanco de sus críticas- y La Constancia, órgano del Integrismo, el nuevo diario halló un excelente acomodo, máxime cuando apareció a la luz del día con nuevas técnicas de impresión y gran audacia periodística complementada, desde 1909, por la revista gráfica Novedades. Desde el primer momento Picavea supo atraer hacia sus columnas firmas de peso como las de Baroja, Grandmontagne, Azorín, R. de Maeztu, Mourlane Michelena, Valle Inclán y otros representantes del 98, además de nombres de estima local como Gil Baré, Manuel Bueno, Gandásegui, Donosty, H. Madinaveitia, etc.

Por otra parte, vinculado al nacionalismo vizcaíno y, en especial, a la persona de Arana Goiri, pronto abrió en su diario una sección fija titulada "Tribuna Libre" en la que, por primera vez, los nacionalistas guipuzcoanos pudieron expresar libremente sus ideas. Allí colaboraron hombres como Engracio Aranzadi o José Arriandiaga "Joala", pioneros del nacionalismo en la provincia a los que esta tribuna resultó, como confiesa Aranzadi en Ereintza, providencial. Lo mismo puede decirse del resto de la ayuda prestada por Picavea:

"Esta generosidad le traía muchas contrariedades al propietario de El Pueblo Vasco, más no se arredraba. Abríamos luego, según veremos, el Centro Vasco en Donostia y fue también ese diario el que nos defendió en el vendaval horrendo que provocamos con esto. Además nos dio 7.000 pesetas para los gastos de instalación de la Sociedad; todo ello en tiempos en que nosotros no le podíamos ofrendar más que disgustos, porque no se decidía a venir al campo nacionalista, y sobre todo, disgustos muy fuertes, porque esa protección que nos concedía, le presentaba como separatista abominable ante los que le rodeaban; ante las autoridades hispanas y el Rey Alfonso XIII".

Sin embargo, El Pueblo Vasco no fue nacionalista y su mentor, perteneciente a la Liga Nacional de Productores, colaboró en 1910 en la erección de un homónimo, conservador, en Bilbao, arropado por los Ybarra, Goyoaga, Zubiría, etc., enviándoles a Cruz Elizondo como director. Desde este momento el matutino donostiarra va a ser dirigido por Pedro Pujol. Durante el período dictatorial el diario sostuvo a Primo de Rivera en la pluma de su editorialista habitual Picavea que, pese a la aparición en 1930 del nacionalista oficioso El Día, apoyó nuevamente a los nacionalistas ante los decisivos comicios del 12 de abril de 1931. Desde este momento la vinculación decidida de Picavea con el PNV va a determinar una coloración casi partidista y un apoyo franco a la labor de la minoría vasca en Madrid. Las crónicas parlamentarias de Picavea serán muy leídas y se hallarán en la base del apoyo masivo al Estatuto. Al exiliarse Picavea los locales fueron incautados y el diario desapareció. Su último director fue Felipe Urcola que, nombrado en 1936, siguió a su amigo y jefe Picavea al exilio.