Cinematográficas

El coche de pedales

Coproducción hispano-portuguesa del año 2003. Intervinieron en la producción, por parte española, Alokatu S.L., Tráfico de Ideas S.L. y Malvarrosa Media S.L. La parte portuguesa estuvo representada por Take 2000. TVE, Canal+, Ibermedia, Gobierno Vasco y Generalitat Valenciana colaboraron en la producción. Es el segundo largometraje dirigido por Ramón Barea.

La trama de la película transcurre durante la Semana Santa de 1959 en la España franquista. El eje de la historia se centra en Pablito, un niño de nueve años víctima de ese paisaje esperpéntico, tragicómico y represivo de la España del nacional-catolicismo. Pablito se siente fascinado ante un coche de pedales que ve en un escaparate. Esa es la excusa, -el deseo imposible del niño-, para mostrar las sórdidas miserias de una familia dividida en dos bandos dentro de una sociedad en la que unos viven y otros sobreviven como pueden. Y es que la familia de Pablito, por el lado paterno, forma parte del bando vencido. El padre, Don Pablo, en una gran recreación de Alex Angulo, fabula y miente constantemente para evadirse del horror cotidiano. Pablito encuentra en la imaginación pesadillas pero también refugio a tanta maldad. La familia de Estrella, la madre (una estupenda Rosana Pastor), está con los vencedores, es influyente, intolerante y mezquina y no deja de recordar a los derrotados su poder. La película escrita por Ramón Barea y Felipe Loza está llena de referencias autobiográficas del propio Barea. La extraña y humilde academia regentada por Don Pablo, trabajo que alterna con labores de representante, está inspirada en recuerdos personales de Barea ya que su padre, además de representante de la casa "Roca", tenía una academia.

Esa casa estaba siempre habitada de gente y esas sensaciones de miedo ante unos espacios nocturnos que todavía guardan, para un niño, la presencia de varios desconocidos pululando entre las sombras está plasmada con talento en la película. Las imágenes del novio despidiendo a Estrellita, la hermana de Pablito (una deliciosa María Pastor), a las 10 mientras empieza a sonar Radio Nacional pertenecen del mismo modo al paisaje de una época vivida por el director del film. El coche de pedales está llena de planos abigarrados de personas, típicos de la filmografía de Barea y tiene influencias del cine con el que creció el cineasta vasco, fundamentalmente las comedias españolas e italianas de los cincuenta. En los toques humorísticos y surrealistas hay referencias al cine de Fellini y de Berlanga. Y la imagen que se da de la institución familiar es desalentadora. Hay en ese sentido una escena realmente brillante en la película. En una celebración familiar en torno a una mesa Barea recorre sin piedad con su cámara en primeros planos bocas, narices y ojos de unos adultos pertenecientes al mismo clan pero que no dudan en destrozarse unos a otros con intrigas, chantajes y toda clase de mezquindades. Esa gran farsa social que es la familia espanta al pequeño. Su mirada inocente de niño no puede soportar esa malvada hipocresía y escapa aterrado ante esa exhibición de monstruos que es el mundo de los adultos. Tras haber dejado atrás ese sangriento espectáculo le comunica a su imaginario ángel de la guarda la frase, sin discusión, más lúcida de la película; "estoy rezando para que se mueran todos." El coche de pedales se estreno en el Festival de Huelva en noviembre de 2003. Su posterior carrera comercial fue discreta.

  • Roldán Larreta, Carlos: Los vascos y el séptimo arte. Diccionario enciclopédico de cineastas vascos, Donostia-San Sebastián, Filmoteca Vasca-Euskadiko Filmategia, 2003, 351 pp.
  • Roldán Larreta, Carlos: Secundarios vascos de primera, Donostia-San Sebastián, Filmoteca Vasca-Euskadiko Filmategia, 2008, 272 pp.
  • Roldán Larreta, Carlos: Secundarios vascos de primera 2, Donostia-San Sebastián, Filmoteca Vasca-Euskadiko Filmategia, 2008, 311 pp.
  • Roldán Larreta, Carlos: Secundarios vascos de primera 3, Donostia-San Sebastián, Filmoteca Vasca-Euskadiko Filmategia, 2008, 276 pp.