Los pueblos alaveses de Añua, Eguileta, Trocóniz e Ijona, que formaban la comunidad de la ermita de San Adrián, tenían una peregrinación a Estíbaliz, como se demuestra por un documento que data del 21 de junio de 1624 y en el que se dice que ésta era una costumbre inmemorial. Solían reunirse el día de San Juan (luego se trasladaría a la víspera de San Juan). En estas reuniones trataban, entre otras cosas, de la administración del monte comunal llamado Lauria Basoa. Una vez reunidos, venían en rogativa cantando las letanías de los Santos al Santuario de Estíbaliz. Todos los vecinos estaban obligados a ello y el que faltaba debía pagar dos reales de multa Ref. Ramiro de Pinedo: El Santuario de Santa María de Estíbaliz, Espasa-Calpe, 1940, pp. 50-51.