El escultor Eduardo Chillida nace en San Sebastián el 10 de enero de 1924. El 19 de agosto de 2002 Chillida fallece en su ciudad natal. Este artista vasco subyace como uno de los máximos exponentes internacionales de la escultura de la segunda mitad del siglo XX.
Ha recibido desde los inicios de su carrera innumerables premios y reconocimientos por su trabajo. Desde que en 1958 recogiera el Gran Premio Internacional de Escultura de la 29 Bienal de Venecia, se le abriría una puerta hacia los premios más prestigiosos, de la Bienal al Kandinsky, del Wilhelm Lehmbruck al Kaissering alemán, del Príncipe de Asturias al Premio Imperial de Japón.
Su obra está presente en grandes museos y colecciones de todo el mundo, y se han celebrado exposiciones retrospectivas en diversas metrópolis como Berlín, Londres, Nueva York, París, México o San Petersburgo. Asimismo, sus esculturas públicas descansan en el paisaje urbano de importantes ciudades.
Chillida nació en el seno de una familia dotada de una especial sensibilidad por el arte:
"Mi padre [Pedro Chillida Aramburu] era una persona muy sensible y muy inclinado al arte (...) nos preparaba para que nos dispusiéramos a abrirnos con todos los sentidos a percibir y a observar todos los objetos que poblaban una habitación de la casa, nos dejaba encerrados en ella durante un tiempo, y al salir teníamos que describir con detalles de color, tamaño y aspecto, aquellos que él nos fuese señalando. Y esto desde que nosotros éramos unos niños."
Ugalde, 2002, p. 21.
Su madre, Carmen Juantegui Eguren, poseía una bella voz de soprano, y despertaría en él su pasión por la música. En este contexto propicio, su hermano Gonzalo pronto se decantaría por la pintura.
Estudió primero en los Marianistas, donde cursó hasta el Bachillerato pero no terminó debido a su "rebeldía", abandonando el colegio para estudiar en la academia de Malaxecheverría.
Durante esa época se torna fundamental su relación con el entorno, el cual marcará sustancialmente su trayectoria profesional:
"Chillida pasó su infancia literalmente en el centro de la bahía de San Sebastián, llamada "la Concha". Cristalizó su vivencia de espacio -tiempo-, y forma junto a la playa. (...) Las máximas a las que llegará Chillida parecen determinadas por ese paisaje, por ejemplo su idea del mar como espacio audible, o la hermandad del espacio y tiempo (mareas) y sus eternos ritmos, como así también la idea del espacio al hacer que las formas se dilaten y contraigan análogamente a la respiración"
Lichtenstern, 1997, p. 196.
A los 19 años comienza sus estudios de Arquitectura, carrera que abandonará debido a su excesiva funcionalidad. Se inicia entonces a dibujar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid:
"Ingreso en el Círculo de Bellas Artes, donde voy a dibujar por libre, con total independencia. Llegabas, pagabas una cuota, y entrabas y salías cuando querías y sin profesor que te controlara. Necesitaba esta libertad. Soy lo que se llama un autodidacta..."
Ugalde, 2002, p. 30.
Enseguida toma conciencia de que su habilidad para el dibujo genera que su mano vaya más rápido que su cerebro. Para evitarlo, decide dibujar con la mano izquierda, y así hacer que el cerebro controle la mano:
"... me di cuenta muy pronto que tenía que enfrentarme a un enemigo, mi mano que era muy hábil. Es cuando empecé a dibujar con la mano izquierda. Y los admiradores de antes comenzaron a meterse conmigo: "eres un loco, pero si dibujas estupendamente"... Estuve dibujando con la mano izquierda, precisamente para hacer que no se me escapase la mano hábil, la derecha..."
Ugalde, 2002, p. 31.
En octubre de 1948 se traslada a París donde realiza sus primeras obras en yeso, impresionado por la escultura griega arcaica del Louvre.
"En aquella época aun creía en el volumen; pensaba que todo dependía de él. El volumen que limitaba el espacio, significaba mucho para mí. Pero faltaba algo ¿cómo incluirlo en esos cuerpos macizos en los que todo discurre en la superficie?"
Busch, 1998, p. 34.
Al año siguiente, Bernard Dorival, conservador del Musée d'Art Moderne -cuyo director Jean Cassou está vinculado a los pintores vascos como Ucelay - elige la escultura Forma para ser presentada en el Salón de Mayo. Y en 1950 expone por primera vez en la Galería Maeght las obras Torso y Metamorfosis.
Chillida abandonará París en octubre de 1951 con una sensación de abatimiento y la necesidad de encontrar un camino propio alejado de las influencias que pudieran perjudicarle: "Tengo las manos de ayer me faltan las de mañana". Se instala con su familia en Hernani donde comienza a experimentar con el hierro en la fragua de Manuel Illarramendi. En su camino de regreso de la capital francesa toma conciencia de su origen:
"Voluntariamente no tuve plena conciencia de ser vasco hasta mi vuelta de París en el año 1951. Recuerdo que al llegar, desde el tren oler y ver la mar, me hizo sentirme profundamente ligado a mi país. Comprendí que yo era un árbol de aquel sitio, que aquella era mi atmósfera vital. Me di cuenta de mi situación en el mundo. No sé en qué sentido expresarlo: existencial, político, social... No sé pero ahí estoy yo, yo pertenezco a esto."
Chillida, 2005, p. 90.
En la fragua de Hernani realizará Ilarik, su primera escultura abstracta que conectaría directamente con las estelas funerarias vascas. A partir de ese momento, se centra en el hierro reutilizando viejas herramientas de labranza, y se hará notable su preocupación por incidir en el espacio en obras como Espacios perforados I, Espíritu de los pájaros I, o Tres I (1952). En 1952 realizará también una escultura clave, Estudio Peine del viento I, que se encuentra en la colección del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Desde muy joven la idea de instalar una escultura que hiciese que el viento entrase "peinado" a la ciudad invirtiendo la metáfora de ser el viento el que peina le venía rondando la cabeza. Este primer Peine será el primero de una larga serie en la cual Chillida irá experimentando con las formas y la escala hasta llegar a la materialización del gran monumento público compuesto por tres colosales estructuras de acero que otean el horizonte inalcanzable enfrentadas a los caprichos de la mar.
En 1954 le encomiendan la realización de las puertas para la Basílica de Aranzazu y recibe el Diploma de Honor de la X Trienal de Milán. Asimismo expone la escultura Desde dentro en el Salon de la Sculpture Abstraite de París, y tiene lugar su primera exposición individual en la Galería Clan de Madrid donde conoce a Juan Huarte, quien será su primer coleccionista.
Dos años más tarde expone individualmente en la galería Maeght de París. Para la ocasión, el filósofo francés Gaston Bachelard publicará en el catálogo el ensayo Le cosmos du fer sobre las primeras esculturas de hierro.
Se traslada en 1957 a vivir a San Sebastián donde monta su estudio junto con la forja. Allí realiza Ikaraundi y comienza a trabajar en la serie Yunques de sueño, unas obras con base de madera de la cual emerge el hierro desplegándose en el espacio.
Su trabajo es reconocido en 1958 con el Gran premio internacional de escultura de la 29 Bienal de Venecia. Ese mismo año expondrá en el Guggenheim de Nueva York en la muestra colectiva Sculptures and Drawings from Seven Sculptors y le será otorgado el Graham Foundation Award for Advanced Studies in the Fine Arts. Al año siguiente participa en la II Dokumenta de Kassel, su primer paso de éxito en el mundo germano.
En 1961 realiza Abesti gogorra I, su primera obra significativa en madera, mediante la cual incide en el espacio a través de una yuxtaposición de vigas de grandes dimensiones que impulsan la escultura a aprehender el vacío.
Un viaje a Grecia realizado en 1963 le reconcilia con la escultura pre-clásica, y despierta su interés por la luz propiciando su elección de un nuevo material, el alabastro. En 1965 realiza Homenaje a Kandinsky que aúna su voluntad de recoger la luz y su inquietud por la arquitectura:
"... de repente un día siento la necesidad de hacer una cosa en un material distinto, en un material que fuera apto para recoger la luz. Entonces me meto en el alabastro por primera vez en mi vida. Y hago una escultura que es un homenaje a Kandinsky, como un templo, arquitectura. El alabastro es el material apropiado para hacerlo. Un material en el cual puedes hacer que la luz se manifieste en las aristas de una manera increíble. Es el único material que tiene esa virtud."
Chillida, 2003, p. 37.
Al año siguiente James Johnson Sweeney organiza la primera retrospectiva de su obra en Estados Unidos, en el Museo de Bellas Artes de Houston, para el cual realizará en granito la monumental escultura Abesti Gogorra V. A partir de ese momento se hará más notable su preocupación por la escala.
En 1967 se publican sus primeras reflexiones escritas sobre su obra, pensamientos fundamentales para abordar su trabajo:
"...Cuando empieza no sé a dónde me dirijo. No veo sino cierta figura de espacio de la que, poco a poco, se destacan algunas líneas de fuerza. Aparece una dirección que a veces me conduce a donde no sabía ir, me obligaba a tomar otra, y luego otra más, imprevistas todas. Confío siempre en el instinto que dirige la sensación plástica y cuya presencia experimento en mí. Indefinible al principio, se impone a medida que se va precisando. Sigo una pista; percibo lo que, a falta de otra palabra, he de llamar emanación de la forma; la percibo, diría que la respiro; sí un aroma"
Volbout, 1967, p. 20.
Dentro de su obra gráfica destaca la colaboración con el filósofo alemán Martin Heidegger que tendrá como fruto la edición del libro de artista Die Kunst und der Raum en 1969.
En 1971 es invitado como Visiting Professor en el Carpenter Center for the Visuals Arts de la Universidad de Harvard, y se inicia en la investigación de un nuevo material, el hormigón. Un año más tarde realiza Lugar de encuentros III que hoy en día cuelga de un puente en el paseo de la Castellana de Madrid en el Museo de Escultura al Aire Libre. Es la primera obra en ese material que no se apoya, mostrando la voluntad del artista de utilizar el peso para buscar la ligereza, retando así a la ley de gravedad.
Su afán por la investigación y por la experimentación con nuevos materiales le conduce al descubrimiento de la tierra chamota, realizando en 1973 las primeras obras en este material, sus denominadas Lurrak, obras que adquieren diferentes tonalidades dependiendo del tipo de cocción que hayan sufrido.
Un año más tarde se publica el libro Los espacios de Chillida con un texto de Gabriel Celaya en diálogo directo con las esculturas fotografiadas por Catalá Roca. En él, el poeta vasco describe detalladamente el taller de Chillida:
"La planta baja, oscura y prometeica, es la de un ferrón vasco. Polipastos, palancas, tenazas, martilletes, hierros, hornos y yunques lo ocupan todo. Hay fuegos al rojo entre la sombra. No fuegos fatuos. Fuegos combativos. Fuegos vascos. (...)(...) Aquí en esta segunda planta del taller, reinan el orden y la pulcritud. Cartabones, reglas, lupas. A un lado las gafas; al otro los calibradores, las pipas, los pinceles. Un poco más allá el cenicero; un poco más aquí el texto de consulta y las pruebas de la obra en marcha. Todo dispuesto como en la mesa de un delineante o la de un ingeniero dado a calcular hasta el límite sus proyectos."
Celaya, 1974, p. 35-39.
Ese mismo año realiza una serie de estelas, a modo de homenajes a diferentes personalidades, una Estela par Giacometti, una Estela para Salvador Allende y otra para Pablo Neruda, esta última se coloca en el Museo de Arte de Teherán. Comienza su incursión en el diseño gráfico con una marcada implicación social. Así en 1975, diseña el logotipo para la Universidad del País Vasco bajo el lema "Eman ta zabal zazu":
"También me defienden los símbolos que he creado para aquí, y están por todas partes. Por ejemplo, el símbolo de la Universidad. (...) Me pidieron que hiciera un símbolo y lo hice, que es un árbol. Un árbol y su fruto. Esa es la idea. Eman ta zabalzazu."
Chillida, 2003, p. 46.
En agosto de 1977 se comienza a instalar el Peine del viento en las estribaciones de la Bahía de la Concha. Se materializa así su obra más emblemática realizada en colaboración con el arquitecto Luis Peña Ganchegui, que otorga especial protagonismo al lugar creando un diálogo activo entre naturaleza, arte, arquitectura y paisaje urbano.
El Museo Guggenheim de Nueva York acoge una retrospectiva de su obra en 1980, y un año más tarde el Museo de Bellas Artes de Bilbao le dedica una gran exposición con más de 200 obras. Para dicha ocasión Gabriel Celaya escribiría el texto del catálogo:
"Sus esculturas no son objetos puestos en un espacio neutro y euclidiano, sino formaciones que como móviles sin movimiento propiamente dicho, irradian y, por decirlo así, crean un propio espacio dinámico y envolvente en el que nos apresan. Y en este sentido el título Lugar de encuentros, que Chillida ha utilizado en alguna ocasión, podría aplicarse a todas sus obras singulares, e incluso a monumentos urbanísticos como el Peine del viento, en San Sebastián, o la Plaza de los Fueros en Vitoria. Lugares en los que no sólo los diversos hombres sino lo interior y exterior, lo subjetivo y lo colectivo, la materia entrañable y el entorno social se encuentran y se funden en una obra que es evidentemente estética, pero que también es algo más."
Celaya, 1981, p. 1.
Al año siguiente se inaugura la Plaza de los Fueros de Vitoria, también en colaboración con Luis Peña Ganchegui, un homenaje a los históricos derechos del pueblo vasco.
El viejo sueño del escultor comenzará a hacerse realidad en 1984 con la adquisición del caserío Zabalaga de Hernani:
"Un día soñé una utopía: encontrar un espacio donde pudieran descansar mis esculturas y la gente caminara entre ellas como por un bosque."
Ezquiaga, 2001, p. 24.
Su obra en papel experimenta un giro en 1985 con la creación de sus primeras gravitaciones. Chillida marca un nuevo rumbo en el collage, y el aire adquiere especial protagonismo. Las gravitaciones son composiciones a partir de papeles recortados superpuestos que unidos por hilos cuelgan otorgando a las obras sensación de ingravidez.
En esos años cobran relevancia en su trayectoria las obras públicas, obras que pertenecen a la ciudadanía. En 1986 se coloca en Frankfurt la Casa de Goethe, 35 toneladas de hormigón se erigen como un templo abierto al cielo. Un año más tarde, también en hormigón, se instala colgando de las paredes de una antigua cantera, Elogio del Agua, en la Creuta del Coll de Barcelona que inspirada en el mito de Narciso, busca completarse con su reflejo en el agua. En 1988 se inaugura Gure Aitaren Etxea en el recinto de la Casa de Juntas de Gernika:
"Gure aitaren etxea, es decir el país, la patria proyectada y orientada hacia el árbol. Esta es la idea de mi escultura para Gernika."
Velez de Mendizabal, 1988, p. 87.
Zuhaitz V se instala en la ciudad de Grenoble en 1989 en conmemoración del bicentenario de la revolución francesa, y De música Dallas XV frente al Meyerson Symphony Center de Dallas, en diálogo con la arquitectura de Pei.
Las retrospectivas y constantes revisiones de su obra se suceden en la década de los 90 alternándose con su continuada labor en la realización de obras monumentales para espacios públicos. Así se instalan las colosales obras de hormigón Elogio del Horizonte (1990) en Gijón y Monumento a la tolerancia (1992) en Sevilla. El 29 de junio de ese año se inaugura Chillida en San Sebastián la primera gran exposición en su ciudad natal, un merecido homenaje al artista donostiarra.
Un año más tarde es nombrado miembro de la American Academy of Arts and Sciences de Cambridge, Massachussets y de la Academy of Arts and Letters de Nueva York. Y en 1994 pronuncia Preguntas, su discurso de entrada en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid.
Montaña Tindaya, su proyecto inacabado, se expone en la Casa de Cultura de Puerto Rosario en Fuerteventura.
"Hace años tuve una intuición, que sinceramente creí utópica. Dentro de una montaña crear un espacio interior que pudiera ofrecerse a los hombres de todas las razas y colores, una gran escultura para la tolerancia.
Un día surgió la posibilidad de realizar la escultura en Tindaya, en Fuerteventura, la montaña donde la utopía podía ser realidad. La escultura ayudaba a proteger la montaña sagrada. El gran espacio creado dentro de ella no sería visible desde fuera, pero los hombres que penetraran en su corazón verían la luz del sol, de la luna, dentro de una montaña volcada al mar, y al horizonte, inalcanzable, necesario, inexistente..."
Barañano, 1996, p. 11.
En 1998 el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía acoge Chillida 1948-1998 una antológica que abarca todos los ámbitos de su investigación espacial. Al año siguiente la muestra se expone ampliada en del Museo Guggenheim de Bilbao.
El Museo Chillida-Leku abre sus puertas al público en septiembre del 2000:
"Es un bosque encantado que hermana arte y naturaleza, un espacio único y mágico en el que las esculturas se alzan solemnes y hermosas mezcladas con las hayas, los robles, o los magnolios, sobre amplias praderas verdes y acogedoras. El Chillida-Leku es un museo diferente, una obra de arte en sí misma, un enclave para la paz y la reflexión que resume en trece hectáreas de terreno y un caserío del siglo XVI, medio siglo de creación artística de Eduardo Chillida, uno de los grandes escultores del siglo XX."
En 2001 Eduardo Chillida y su mujer Pilar Belzunce reciben el premio Turismo del Gobierno Vasco y le nombran miembro de la Academia de Bellas Artes de París. Asimismo tiene lugar una gran retrospectiva en la Galerie Nationale du Jeu de Paume de París. Al año siguiente, la Academia de Arquitectura de París le otorga la Medalla de las Artes por el conjunto de su obra.