Industrias

CENTRAL NUCLEAR DE LEMONIZ

Lo que no consigue la presión popular va a lograrlo, sin embargo, la violencia. El 29 de enero de 1981 ETA secuestra al ingeniero jefe de la central de Lemóniz, el bilbaino de origen irlandés José M.ª Ryan. En el comunicado subsiguiente ETA exige, a cambio de Ryan, la inmediata demolición de la central, para lo cual concede un plazo de una semana. Durante la mañana del 6 de febrero, una gran manifestación recorre Bilbao solicitando la liberación del ingeniero. Iberduero anuncia, mientras tanto, que acatará las decisiones que el P. Vasco adopte sobre Lemóniz. El cadáver de Ryan aparece a la noche y suscita una huelga general, la primera huelga contra ETA en la historia de esta organización. Iberduero suspende temporalmente la actividad de la central nuclear y espera que el Parlamento decrete la continuación de las obras. ETA hace público un comunicado dirigido al Pueblo Vasco. La amargura de los antinucleares no violentos puede resumirse en el comentario de Javier Olaberri, parlamentario vasco: «Nunca los antinucleares hemos estado en peores condiciones para defender nuestras ideas: tal es el peso del cadáver del señor Ryan». Y ello porque ETAm, pretendiendo «sustituir la capacidad de opción y organización de las masas por la fuerza de los mesías», lo único que ha querido es «aprovecharse de una de las pocas luchas populares que todavía funcionan, con vistas a buscarse una cobertura a su cada vez más desorientada práctica armada».