Concepto

Carpinteros funerarios

La construcción de la caja es una labor que se llevaba a cabo en el taller de carpintería. El artesano compraba en el mercado tablones de madera, generalmente de pino y en ocasiones de castaño que se cortaban a las medidas adecuadas teniendo en cuenta las características del difunto por ejemplo su corpulencia. La forma irregular del féretro con mayor anchura y altura por la parte donde iba a asentarse la cabeza sobre una almohada, obligaba al encolado y encajado de las partes adaptándose a estas circunstancias.

Se continuaba forrando el interior del ataúd con tela de satén brillante sacándole algunos flecos para seguir barnizándolo con un color oscuro. Todos los féretros llevaban asas "de quita y pon" que se recuperaban en el cementerio. Las cajas y las andas de los niños eran blancas y en algún caso doradas.

Las herramientas que se utilizaban eran las propias de un taller de carpintería como sierras manuales, tenazas, martillos, mazos y macetas, escofinas, garlopas, taladros de berbiquí, gubias y cuchillas, así como lijas, entre otras, todo ello de varias clases y medidas.

Hacia 1930 se empezó a comprar las cajas en Rivadavia (Galicia) que en ocasiones venían talladas y con el cristal de la tapa superior colocado.