Literarias

Canto del Lelo

Poema épico descubierto por Juan Antonio Moguel en la crónica inédita de Ibargüen-Cachopín.

Conocido por el euskerólogo Humboldt y publicado por éste creyendo que se trataba de una obra contemporánea a las guerras cántabras que describe, ha sido tildado, sin mayor razón, de apócrifo. La transcripción siguiente está tomada por Juan Carlos Guerra respetando escrupulosamente la transcripción proporcionada por Ibargüen, con sus catorce estrofas conocidas, cada una de las cuales se compone de tres versos de cinco sílabas, seguidos de uno de tres. Supone Guerra que Cachopín lo copió de un manuscrito donde estaría escrito sin separación de versos. Desde luego no se trata de un canto primitivo de la época romana sino de principios del siglo XVI. Dice Guerra:

"Basta compararle con nuestros espontáneos cantares del siglo XV para notar desde luego su mayor artificio, que llega hasta un verdadero rebuscamiento de vocablos y elaboración de frases, y le hace indiscutiblemente de posterior época. Sobre todo la última estrofa parece labrada á fuerza de martillazos. Su autor era indudablemente vizcaino y conocía bien este dialecto del euskera; pero conocía más el idioma castellano, cuyos modismos se traslucen en el texto vasco con harta evidencia. Es casi seguro que no residía en Vizcaya al tiempo de componer este canto. y también puede conjeturarse con probable acierto que frecuentaba la conversación euskérica con paisanos que usaban diferentes dialectos, de quienes se le pegaron algunas palabras sueltas... Hombre sagaz y literato consumado, supo dar á algunas estrofas cierto aire primitivo y aun la energía poética y fuerza expresiva que en ellas pondera el doctísimo bibliófilo don Luis de Lezama-Leguizamón. Estudiada la composición en sus ideas fundamentales, resulta una obra propia y peculiar de los tiempos de Carlos V... Está escrito en euskera vizcaino y más particularmente en el subdialecto peculiar del valle de Arratia. Al leer sus estancias, me parece estar escuchando la voz amiga de algunos viejos arratianos con quienes tuve trato y conversación y entre los cuales recuerdo ahora con agrado á don Tomás de Bernaola, Etxejaun de Artabe, en la anteiglesia de Dima. Esta circunstancia y el somero examen que en mis visitas á la biblioteca de la Diputación de Vizcaya he podido hacer de las fuentes del Ibargüen, me inducen hoy á atribuir esa producción al caballero arratiano Antón de Bedia, autor de un Tratado de las cosas de Vizcaya, que sólo conocemos por citas de otros escritores, y gran zurcidor de leyendas genealógicas que se copiaron en aquel centón por cosa cierta, y en las cuales remontó sin empacho las filiaciones vizcainas, hasta los godos, con toda suerte de pormenores... Ignoramos de cuántas estrofas se componía en su origen el Canto de Lelo: las que se copiaron en la colección Ibargüen fueron dieciséis; pero, perdidas dos de ellas por la mencionada rotura del manuscrito (y eran la 13, cuyo primer verso se conserva, diciendo: "ezin geyago", y la 15), sólo nos restan catorce, que son las señaladas con los números 1 al 14 y la 16. La primera estrofa es la dedicada á conmemorar la muerte de Lelo; la segunda está destinada á proclamar la guerra; la tercera el imperio de Octavio Augusto en el mundo, al par que el Señorío de Lekobide en Vizcaya; la cuarta el cerco de mar y tierra por grandes fuerzas ó grupos de tropas "moltsoa", y las estrofas 5, 6, 7 y 8, describen la lucha y ponderan las ventajas é inconvenientes de unos y otros adversarios. La 9 compendia en una estupenda síntesis dos extremos enteramente diversos: la duración de toda la guerra (cinco años) y la concentración de los cántabros en el monte Mendulio, constreñidos por el foso (potxoa). Se halla concebida y escrita bajo una inspiración tan directa é inmediata del texto latino de Lucio Floro, que más bien parece una paráfrasis del mismo: "In Medullü montis obsidione, quem perpetua XV millium fossa comprhensum cinxit undique simul adeunte Romano". La estrofa 10 es á mi juicio una demostración palmaria de que no conocemos el primitivo texto del Canto de Lelo en su pristina pureza, pues yo no dudo que en vez del bost amarren ó sea cinco decenas, que se lee en el códice de Ibargüen, diría bost erromarren; esto es, que por cada uno de los nuestros que nos mataran los enemigos, perecerían cinco romanos y no cinco decenas. La estrofa 11, en que se cierra ya la relación de la guerra, y las 12, 14 y 15, que son comentarios motivados por ella y más relacionados con los sucesos coetáneos del autor que con los de los tiempos heroicos á que el cantar alude, han sido enteramente tergiversadas por no haber parado nadie mientes en su doble sentido ni penetrado el que realmente les corresponde. El coleccionista Cachupín, que ignoraba en absoluto el euskera, se empeñó en que el cantar contuviera precisamente la fábula de los dos combates de igual á igual entre cántabros y romanos, y velis nolis, relacionó con dicha fábula las estrofas 12 y 14. Este disparate conocido, nos impide dar fe alguna á la versión cachupinesca, que en otro caso nos hubiera servido para completar la poesía en cuanto á la estrofa 15, pues en cuanto a la 13, perdida por rotura del folio, siguió esta mala suerte también á su traducción castellana. Lo que escribe en su expresada traducción con respecto á la 15, es: "dize que de estas montañas de Cantabria es su origen legítimo y de ella proceden los caballeros y escuderos nobles é grandes Transtiberianos de Roma y su tierra hermosa".

El texto que sigue es el reconstruido por Juan Carlos Guerra:

I

Lelo il Lelo, Lelo il Lelo,
Leloa, Zarak il Leloa.
Oktabiano munduko Jauna
Lekobidi Bizkaikoa.

II

Erromako armak alegin eta
Bizkayak daroa zansoa,
Itxasotati eta leorrez
Imini deusku molsoa.

III

Leor-zelayak bereak dira.
Mendi-tantayak leusoa,
Leku ironian gagozanian
Nokbera sendo gogoa.

IV

Bost urtetako egun gabean.
Geldi bagarik potxoa,
Bildurrik gitxi arma bardinas,
Oramayasu gexoa.

V

Soyak gogorrak badirituis
Narru billoxa surboa,
Gureko bata il badaguyan
Bost erromaren galdoa.

VI

Aek anis ta guk gitxi ta ya
Askin indugu la-alboa,
Geure lurrean ta aen errian
Birotx ain baten zamoa.

VII

Tiber lekua geldiko zabal
Utxin ta amayo grandoa,
Andiar-istak geisto sindoaz,
Betiko nayas nardoa.

I

Lelo (ha) muerto Lelo, Lelo (ha) muerto Lelo
El Lelo, Zara ha muerto al lelo;
Octabiano (es) señor del mundo
Lekobidi (lo es) de Vizcaya.

II

Las armas de Roma hacen lo posible y
Vizcaya prorrumpe el grito (guerrero)
Por mar y por tierra
Nos ha puesto gran montón (de enemigos).

III

Cabañas y llanuras suyas son (pero)
Las altas montañas (tienen) caverna.
En sitio favorable cuando estamos
Cada cual firme mantiene su ánimo.

IV

De cinco años (los) días y (las) noches
Sin cesación el foso (nos cerca).
Poco miedo (tenemos) con iguales armas (pero)
El abastecimiento de la artesa pobre.

V

Duros vestidos ya tienen (ellos, pero)
El cuerpo desnudo (más) ágil va
(Para) cuando uno de los nuestros nos ha matado
Cinco romanos perdidos (son).

VI

Ellos son muchos y nosotros pocos y ahora
Hemos hecho apacible el lado de la fatiga;
En nuestra tierra y en el pueblo de aquéllos
Cuanta es la maldición (es) la cautela.

VII

El sitio (o la ciudad) del Tiber queda ancho,
Dejación y final desgranado (libertado).
Los (infatuados) grandes de burlas con el duro malvado
con la aspiración de siempre (logran) el derrumbadero.