Barrios

BARRIOS DE PAMPLONA

Historia. Antiguas entidades vecinales que, abarcando un sector de la Ciudad bajo la tutela y gobierno de un prior y varios mayorales, constituyeron verdaderos organismos intermedios de gestión, y aún de decisión, entre el propio Ayuntamiento y los vecinos.
El Privilegio de la Unión: 1423. Es difícil precisar su origen, aunque ya en la Edad Media figuraron como partes integrantes de cada uno de los burgos en que se dividió la Ciudad hasta 1423, año del Privilegio de la Unión otorgado por Carlos III el Noble. Sabido es que por este Privilegio quedaron definitivamente en una sola ciudad con una sola Jurería, unos solos términos, bienes y rentas, y bajo un mismo pendón, el Burgo de San Cernin, la Población de San Nicolás y la Ciudad de la Navarrería. El propio Privilegio, en su capítulo XX, establece ya que los vecinos de las barriadas deberán concurrir a la Casa de la Jurería o Consistorial para aconsejar a los Jurados en cuantos negocios determinen, previa la convocatoria acordada por los referidos ediles. Aparte de tan importante misión, los barrios aprueban sus privativas Ordenanzas en una gran junta o bazarre fogueral bajo la supervisión de la Ciudad. Administran sus propios bienes y rentas por medio del prior; vela éste por la paz en la calle y en las casas; rondan en la noche los mayorales y vecinos con sus armas, prendiendo a sospechosos y delincuentes. Sus priores extienden los roldes de vecinos y celan por la salud corporal y espiritual de la comunidad, desarraigando posibles focos pestíferos o públicos pecados; miran por la pureza de la Fe prestos a extirpar, si se diera el caso, los rebrotes de herejía o superstición. Cuidan los mayorales, ya en el XVIII, de los candiles públicos e iluminan también las hornacinas santeras a expensas del común. Festejan los barrios a su santo patrón y en algunos se reconcilian públicamente los vecinos enemistados a exhortación del prior. Y hay ordenanzas que regulan con esmero la pitanza vecinal y mecetera -queso, vino y pan-, cortando viejos dispendios en bien del orden y de la paz en las conciencias. Hubo barrios regidos por sus propias Ordenanzas, mientras otros se gobernaron por viejas costumbres, viniendo a cortar los abusos -que también se dieron-, unas Ordenanzas sabiamente elaboradas por la Ciudad, aplicables a todas las barriadas. Fueron aprobadas en 1741, pero no obtuvieron el refrendo del Real Consejo hasta 1749. Las antiguas Ordenanzas de cada barrio, quedaron vigentes en cuanto no se opusieran a las aprobadas por el Ayuntamiento. Pero el radical cambio operado en las directrices de la política nacional, echó por tierra en 1837 estas antiguas instituciones, a una con el Privilegio de la Unión. Pronto se adoptaría la uniforme y convencional división del vecindario en distritos o cuarteles, sin prior ni mayorales. Corrieron la misma suerte los gremios, a excepción de la benemérita Cofradía de San José y Santo Tomás que, a pesar de las leyes imperantes, siguió otorgando títulos profesionales de carpintero y similares hasta el 17 de diciembre de 1897, fecha del último diploma registrado en sus libros. Se insertan a continuación los barrios que, durante los s. XVII y XVIII existieron en Pamplona, de todos los cuales se incluye una breve reseña en los artículos correspondiente: Bolserías, -Burullerías- Caldererías, Tejerías y Zugarrondo.- Carnicerías Viejas- Carpinterías (anexionado al interior en el s. VIII-Cuchillerías o de San Francisco, -Magdalena, -Navarrería, Santa Cecilia y Carmen, -Pellejerías, -Población o Pozo Blanco.-Rochapea.- Rúa Mayor: Salinerías. -San Tirso o Tras la Plaza del Castillo.- Sederías o Rúa Chica.-Tecenderías Viejas.-Tiendas.-Tornerías o de San Nicolás.- Torredondas.-Zapaterías Viejas. En el Archivo Municipal se conservan algunos de los bastones que, como atributo de su cargo, ostentaban los priores de los barrios luciendo en la empuñadura las Armas de la Ciudad [v. PAMPLONA]. - Ref. Elías Martínez de Lecea.