Musicólogos

Barandiaran Balanzategui, Gaizka

Gaizka Barandiaran Balanzategi nació el 3 de marzo de 1916 en Oñati y falleció el 20 de julio de 2006 en Loiola.

Aunque Gaizka Barandiaran nació en Oñati, pasó prácticamente toda su infancia en Arrasate, ya que cuando contaba dos años de edad su familia se trasladó a la ciudad cerrajera. Julián y Dorotea, sus padres, tuvieron seis hijos e hijas: José Mari, Julio, Bixente, Carmen, Salvador "Gaizka" y María Luisa. Iniciaron la aventura de Arrasate en el caserío "Mentu" pero al poco tiempo, en 1922, erigieron la casa "Marko Etxeberri" y desde entonces hasta hoy ése ha sido el nido familiar. Gaizka recordaba perfectamente los días de su infancia, vividos muy intensamente. Escribía:

"Aita salía temprano al monte y yo le llevaba la comida. Tendría unos cinco años... El siempre estaba atento en el silencio del bosque y mientras comía yo merodeaba por el entorno, tratando de encontrar alguna lombriz por aquellos parajes....".

Gaizka siempre estuvo ligado a la naturaleza. Esta no tenía secretos para el muchacho:

"A veces la lechuza canta en la jara de Loro, ya que no duerme de noche... ¿Qué haces entre que el sol sale por Oñati y se pone por detrás de Murumendi?... Pronto, pues, te escondes cuando el sol otoñal brilla sin fuerza y el viendo norte sopla poderoso sobre Udalatx...1"

No hay duda de que aunque eran del mismos pueblo -con diez años entre los dos- la diferencia más profunda entre Gaizka y Iokin Zaitegi radica en la educación derivada de su modo de vida, ya que mientras Gaizka bebía de fuentes rurales, Zaitegi era un "señorito", en el más amplio sentido de ese término.

Tras pasar un año con las monjas de la caridad, Gaizka ingresó en la escuela municipal con seis años de edad. Enseguida haría la primera comunión en la parroquia de Arrasate, siendo sus sacerdotes más queridos el párroco Jose Joakin Arin y Jose Markiegi2. Tras la comunión realizó labores de monaguillo con Markiegi, quien tuvo mucho que ver para que los chicos y chicas del pueblo se interesaran por la cultura vasca. Por ejemplo, en septiembre de 1927 se celebró en Arrasate el Euskal Eguna o Euskararen Eguna, organizado con las entidades Eusko Ikaskuntza, Euskaltzaindia y Euskeltzaleak. Gaizka Barandiaran participó, con once años de edad, y leyó en público textos seleccionados por Markiegi. Sesenta años más tarde Gaizka recordaba:

"Terminó la Feria y había un grupos de jóvenes que parecían muy entusiastas, ya que aplaudían con fervor. Varios de ellos me subieron a hombros en un santiamén".

El propio Jose Markiegi fue el primero que animó a Gaizka a ingresar en los jesuitas, y fue quien llevó al muchacho a Durango. Tras entrevistarse con el zeanuritarra Antonino Atutxa, admitieron a Gaizka en el convento. Tenía 12 años. Pasó cuatro años en Durango y allí vivió el surgimiento de la Segunda República. Gaizka consideró siempre ese momento como un punto de inflexión, ya que fue entonces cuando se sintió nacionalista. Y no cambiaría esa postura en toda su vida. Decidió apoyar y alimentar desde el sentimiento nacionalista su labor en pro de la cultura vasca, y llevó esa postura suya a la práctica. Además de trabajar con el euskera, comenzó a aprender bailes vascos.

Tras finalizar el Bachillerato se trasladó a Tournai, Bélgica, y además del noviciado estudió Humanidades, Idiomas y Ciencias. Puso mucho empeño en aprender lenguas clásicas... y, como reconocía a menudo, los esfuerzos de esa época fueron la mejor inversión ya que vio entonces una gran oportunidad para trabajar por el euskera. En su bografía reconoce:

"Los estudios de griego me dolían, eran para mí tan dolorosos como la ortiga. No dejaba de barruntar si lograría que el euskera pasase de lengua campesina a lengua de la cultura".

Debemos ubicar la traducción de la Ilíada de Homero en ese contexto, ya que Gaizka pensaba que debía centrarse y cultivar obras de esa categoría. Empezó la traducción de Homero al euskera con 20 años. Durante el curso 1936-37 tradujo siete cantos de la Ilíada. De esa misma época data también su amistad con Aita Estefanía. Entre los dos tradujeron al francés varios poemas de Lizardi y Orixe, publicados en la Revista Études que los jesuitas publicaban en París. Gaizka se estaba labrando un nombre en la cultura vasca, lo que le permitió entrar en contacto con Aita Jose Agirre-Zeziaga en el propio Tournai.

Su estancia en Bélgica le permitió también aumentar sus conocimientos musicales. En Tournai encontró cuadernos con diez canciones vascas de Azkue y todos los días intentaba descubrir el significado de aquellas melodías y palabras. Aprendió bailes vascos y cogía apuntes poco a poco, punto de partida de lo que unos pocos años más tarde constituiría una obra de gran relevancia.

Y en Tournai conoció personalmente a su paisano Iokin Zaitegi, que por aquel entonces estudiaba teología en Marneffe tras regresar de Venezuela. Y de la fusión de esas dos personalidades valientes derivaría un resultado enriquecedor, ya que la cooperación honesta entre ambos sería provechosa para los dos. El eco del colectivo de vascos de Marneffe llegó hasta Tournai y los más jóvenes juraron coincidir con el espíritu expresado por Zaitegi, Agirre-Zeziaga y demás.

Pero con la guerra española llegó la ruptura para aquellos fervorosos jóvenes. Muchos de ellos, paralizados por el miedo, dejaron a un lado sus intenciones y se adecuaron a la marcha interpretada por la trompeta de los jesuitas. Gaizka, sin embargo, decidió continuar, prudentemente, eso sí, ya que actuar precipitadamente podría acarrear una pérdida definitiva e irreparable. En esos momentos difíciles Aita Estefanía le comunicó el fusilamiento de los sacerdotes Arin, Markiegi y Guridi. Un gran golpe para un joven cuyo trabajo no sólo era Ad Maiorem Dei Gloriam sino que buscaba también el reconocimiento del País Vasco y de su cultura.

El curso siguiente Gaizka se trasladó a Marneff a estudiar filosofía pero sólo permanecería allí un año, ya que la Compañía le envió a España, concretamente a Oña. En 1938 tuvo que hacer el servicio militar en Barcelona. Finalizada la guerra volvió a Oña. Al finalizar los estudios de filosofía le enviaron a Javier a cursar magisterio. La estancia en Navarra fue provechosa para Gaizka ya que además de aprender alemán, comenzó a descubrir los secretos del txistu. En lo que respecta al folclore, también comenzó a recopilar bailes navarros. Por supuesto, no olvidó sus esfuerzos en el ámbito del euskara y continuó traduciendo la Ilíada.

En 1944 Gaizka regresó de Javier a Oña, a estudiar teología. Estando allí, el párroco de Salas de Bureba le pidió que elaborara una recopilación de los bailes de la zona. Y lo hizo también.

Gaizka fue ordenado sacerdote en la iglesia de San Salvador de Oña en los actos celebrados entre el 27, 28 y 30 de julio de 1947, de manos del obispo Zenon Aranburu. Un mes más tarde, el 24 de agosto, ofició su primera misa en la parroquia de Mondragón.

Finalizados todos sus estudios, su primer destino fue Tudela. Para entonces, según los informes internos de la compañía, Barandiaran era un "regionalista exagerado". Y le emplearon como monitor de los chicos en el colegio de Tudela, en una tarea gris, a modo de castigo. Pero la resignación y la desesperanza no iban con Gaizka y desde Tudela desplegó una gran labor por los pueblos de la Ribera: pasó catorce años recopilando el folclore de Murchante, Cascante, Milagro, Cortes y un largo etcétera.

En Tudela impartía clases de filosofía, lo que le permitió continuar traduciendo. Estudió la obra de Kant, Aristóteles, Sócrates, Séneca, Heidegger, Scheler y muchos filósofos más, sentando así una base para sus trabajos futuros. Y para poder leer los textos originales tuvo que aprender idiomas con ahínco. Fue capaz de leer y hablar en euskera, español, francés, inglés, alemán, hebreo, griego, latín, ruso y catalán.

Cuando terminó de traducir completamente la Ilíada de Homero -recuerden que en Tournai tradujo los primeros siete cantos-, se le ocurrió la posibilidad de publicarla en un libro pero no consiguió ayudas para ello. Así, decidió hacerlo por su cuenta. Pidió a su antiguo alumno Rafael Moneo que ilustrara el libro y finalmente lo publicó en mayo de 1956. En determinada ocasión escribió:

"Por fin salía el primer hijo de mi mente. Iliasena, tanto Homero como el euskera lo merecían"

Y en el prólogo del libro se lee:

"Hoy el euskera se viste con un nuevo ornamento, ¡y qué bien le sienta! El euskera es tan antiguo y respetable como el griego. Y siendo ambos tan antiguos, a menudo se muestran con la misma intención y el mismo deseo".

La publicación de Iliasena recibió críticas de todo tipo, de muy diversos colores, en los circuitos vascos. Mientras Orixe, por ejemplo, alababa la traducción, Mitxelena le daba una buena zurra. El de Rentería decía así:

"El gallo ha cantado demasiado pronto, antes de que amanezca... Si alguien quiere traducir la Ilíada encontrará ayuda en el estupendo trabajo de Aita Barandiarán. Pero aún está por traducir"3.

Pero Gaizka no se amilanó con la opinión y la burla de Mitxelena. "Sospecho que, con valentía, con ese trabajo inesperado me adelanté a Mitxelena", me dijo en su biografía. En cualquier caso es cierto que, al igual que sucediera anteriormente con las traducciones que Zaitegi hizo de Platón, Sófocles, Eurípides y otros clásicos, la sociedad vasca no estaba como para leer a Homero. Sin embargo Barandiaran, de la misma casta valiente de Zaitegi, seguiría hasta su último aliento -y desde la publicación de Iliasena hasta el fallecimiento de Gaizka pasó medio siglo- traduciendo e investigando la obra de filósofos griegos y romanos, haciendo caso omiso a lo que pedía el "mercado" y al caso que éste hiciera a su obra.

Iliasena, por el contrario, abrió a Gaizka las puertas del exterior, ya que recibió una invitación de Alemania en 1964 y pasó una temporada allí. Aprovechó para investigar sobre Israel. Como deseaba continuar investigando pidió a la Compañía permanecer en Alemania pero se lo rechazaron. Testarudo, solicitó traslado a Innsbruck y, seguramente conscientes de su testarudez, los líderes del ejército ignaciano cedieron. Gaizka pasó tres años en Innsbruck estudiando, entre otras cuestiones hebreo y gramáticas del acadio4.

Fruto del reconocimiento logrado con Iliasena, el 25 de agosto de 1961 le nombraron miembro correspondiente de la Academia de la Lengua Vasca. Además de su nombre de pila, en sus obras Gaizka utilizó los pseudónimos de Aitzarte, Aranargi y Bertze. Obras que publicó, fundamentalmente, en las siguientes publicaciones: ASJU, Arbor, boletín RSBAP, Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra, Dantzari, Dantzariak, Egan, Euskonews, Euzko Gogoa, Fontes Linguae Vasconum, Goiz Argi, Gipuzkoa, Journal of the International Folk Music Council, Príncipe de Viana, RIEV, Txistulari y Zeruko Argia.

En 1967 regresó al País Vasco. El nuevo objetivo era la enseñanza, en el colegio que los jesuitas tienen en Donostia. Aumentaron las posibilidades de trabajar en torno al euskera pero, sobre todo, centró todos sus esfuerzos en el mundo de la danza. Euskal Dantzarien Biltzarra se convirtió en su segunda casa ya que de ahí tomaba fuerzas para trabajar en torno a los bailes vascos. Realmente hizo una labor sobresaliente.

Barandiaran investigó magistralmente la labor de Iztueta y se tenía a sí mismo por su más ferviente seguidor: "Debemos conservar nuestra tradición coreográfica, preservando los bailes que corran el riesgo de desaparecer, ya que desde la época de Iztueta se han perdido muchos", expresaba en su biografía. Su labor en defensa del folclore supuso nuevos reconocimientos para Gaizka, no sólo en el ámbito vasco sino también a nivel europeo. El ente IFMC (International Folk Music Council), por ejemplo, invitó formalmente a Gaizka a incorporarse como miembro del mismo. Aceptó. Y de ahí llegó el encargo de MacMillan: un estudio sobre el folclore vasco que sería incluido en la colección mundial que la editorial iba a publicar. Y Gaizka cumplió con el encargo.

Con el título genérico de Basque Music, Barandiaran ofrece una perspectiva general de la música vasca en el The new Grove Dictionary of music and musicians de la editorial MacMillan: características principales, bailes e instrumentos. El estudio, centrado en los diversos territorios del País Vasco, ofrece al lector una perspectiva general de la música vasca. Por otra parte, la Universidad Bloomington de Indiana le invitó a ser "member" de su departamento de música y folclore. Y fue entonces cuando comenzó a colaborar con la revista Ethnomusicology. Asimismo, la English Folk Music Society quiso lograr la colaboración de Gaizka... pero esta vez en vano, ya que la Compañía volvió a poner pegas y le recordó el juramento de obediencia como profesor del colegio de Donostia.

Para entonces Gaizka había publicado ya tres libros en la colección Auñamendi: los tomos Danzas de Euskalerri I, II y III publicados en 1963 y 1969. En 1980 publicó otro libro con el mismo título. Escrito en tres idiomas, consagra una parte específica a cada una. Y, como en los otros casos, dedicó todo el libro a la familia Markiegi Olazabal, es decir, a la familia del sacerdote que en su juventud le inculcara el amor por la cultura vasca. Esta vez, el primer capítulo del libro se consagra a los tres sacerdotes fusilados en Arrasate. Bajo el título Folklore Vasco: su meta, escribió lo siguiente:

"Nuestra meta es simplemente que el Pueblo y Nación Vasca mantengan en vigor su herencia popular. Euskalerri debe perfeccionar su identidad y su personalidad ante los demás pueblos, como éstos deben asimismo por imperativo de la naturaleza misma llegar al cenit de su personalidad propia...".

Gaizka basó sus teorías fundamentales en la afición surgida durante su estancia en Durango, que aún se mantenía viva, hasta convertirse en verdadera autoridad en el ámbito del folclore. En su opinión -lo decía alto y claro- de la naturaleza, historia, filosofía, tradición y argumentos utilizados para analizar problemas sociales surgen conceptos superiores a la nación. Pero, asimismo -subrayaba-, de los pasos de la danza y de pede libero pulsanda tellus, es decir, de pisar el suelo con firmeza, el alma de la gente sube al corazón y a la mente. Al final de un estudio en torno a los bailes vascos Gaizka escribió lo siguiente:

Dantza! Dantza Herria!
Dantza Euskalerria.

Bizkaia, Gipuzkoa
Araba, Naparroa,
Laburdi, Zuberoa,
Dantza! Herri osoa.

Anboto eta Haizkorri
Gorbea ta Txindoki
Aralar, Orimendi
Dantza! Orain da beti!

La producción especial de sus últimos años es reflejo significativo de la trayectoria cultural de Gaizka. Comenzando por el estudio de los clásicos, basándose en textos en latín, enriqueciendo la presencia tan escasa del euskera en el ámbito de la filosofía. Gaizka se inspiró fundamentalmente en Aristóteles: Aristotel'en Adierazkuntzaz. También se dedicó, y con profusión además, a la crítica de los filósofos contemporáneos, tal y como se puede comprobar en los voluminosos libros Filosofika y Gauzaki Izaki Gizaki5: Heidegger, Kierkegaard, Jaspers, Sartre y otros grandes filósofos. ¿Y qué decir sobre sus conocimientos sobre mitología e identidad israelí?. Estaba enamorado, absolutamente, del hebreo y la cultura israelí. Mencionar, a modo de ejemplo, sus interesantes obras Yahweren Irazkuntza ta heberkel Mitologia Ezker-eskumia: Israel'en Kultur Oiñarria o Zuhaitz gurgarriak Israelen.

Además de todo ello, en la labor desarrollada durante sus últimos meses Gaizka quiso volver a sus orígenes y preparó los tres tomos de la colección que tituló Saski Naski. Consagró muchas horas a los bailes, idiomas, arte y la música, además con una minuciosidad importante. Y, por último mencionaré, indefectiblemente, dos de los escritos encuadernados que me solía mandar, por acercarse a las cuestiones que más me interesan: Tres mitos vascos (en euskera y español) y Folklore eta gizartea.

1Lurreko piztien ekiketak (Arrasate'ko-Mundrau'ko euzkelgiz) (Euzko Gogoa, enero-febrero de 1955).

2Los dos sacerdotes mencionados y Leonardo Guridi fueron fusilados en 1936.

3Michelena, L. "Egan" 1956 (núm. 3-4) pp. 102-105.

4En el concepto de acadio entran el babilonio, el asirio y demás.

5Con esta obra investigadora ganó el premio Andima Ibiñagabetia. "Mensajero" 1989.