Danza

Ingurutxo

Ingurutxo es un término genérico: con ese nombre se conoce una danza social que se ha practicado y se practica sobre todo en Navarra. Está muy relacionada con la soka-dantza, ya que es una danza social que se baila por parejas en sentido contrario a las agujas del reloj realizando ingurutxoak, "vueltitas" o "circulitos" abiertos. Sin embargo, tiene características propias: en relación con otras soka-dantzak, por ejemplo, la utilización del protocolo es mucho menor. En sentido estricto, además, los ingurutxos son en ocasiones los bailes que se realizan después de las soka-dantzak de protocolo, y tienen una estructura musical bastante concreta. De esta manera, en algunas localidades, como en Leiza, se han diferenciado ambos bailes, bailándose el ingurutxo después de la soka-dantza. Mucho más habitual ha sido, sin embargo, que el baile completo asuma el nombre de ingurutxo. Con todo, otros términos se han utilizado también para denominar a esta danza. Entre las que se realizan actualmente podemos citar Zortzikoa en Alsasua, Ciordia y Huarte-Araquil; Giza-dantza en Urdiáin; Alkate-dantza en Lacunza, Trapatan en Santesteban, Dantza luze en Ituren; Inguruko en la Ulzama; Dantzaki en Echarri-Aranaz; los bailes de la era de la Zona Media de Navarra, como luego veremos, tienen una estructura especial, y podemos considerarlas como variantes, y algo parecido podemos decir sobre los ttun-ttunak del valle del Roncal.

Los antepasados de este baile pueden encontrarse por toda Europa al menos desde la Edad Media, especialmente en dos variantes distintas: por un lado la carola, que se cantaba y bailaba a la vez y era interpretada por todas las clases sociales, y en la que se practicaban los puentes que tendremos que mencionar más adelante; por otro, la danza, realizada por las clases altas y, por supuesto, con mayor protocolo (Brainard, s.f.). No sabemos, claro está, si la soka-dantza vasca sigue estos modelos, si es una evolución local o un baile completamente autóctono, y lo mismo puede afirmarse respecto de la iconografía de este periodo que existe en Vasconia, como por ejemplo la de la catedral de Pamplona.

Su esquema formal, a pesar de las numerosas variantes, es simple. Me basaré para dar una descripción en la que quizá sea la más importante, la de Leiza. Los hombres realizan una cuerda cogidos de las manos directamente o mediante pañuelos, y describen un círculo abierto andando despacio en sentido contrario a las agujas del reloj. En un determinado momento, se realiza un puente: es decir, todos los dantzaris pasan por debajo del puente formado por las manos de los dos primeros dantzaris. El significado de este puente radica en la cohesión social, y el autor del primer tratado sobre danza popular vasca, Juan Ignacio de Iztueta (1824: 180) comentaba que ya entonces se utilizaba para expulsar de la cuerda a cualquier persona indigna de estar en ella. Paola Antolini, por ejemplo, (1989: 337 y 344), ha demostrado que a principios del siglo XX, en Arizcun se expulsaba de la danza a los agotes bajando el puente y cortándoles de esa manera el camino cuando pasaban por debajo del pañuelo. Algunos de los testimonios de esa índole son muy antiguos, como los proporcionados por Florencio Idoate (1948:492) o de nuevo Paola Antolini (1989:268): tanto en Bearne en el siglo XV como en Zuberoa en el XVII los agotes tenían prohibo bailar junto con los demás.

Era por lo tanto paradójico, y muy ilustrativo de la diferencia a nivel social que había entre bailar con la comunidad e interpretar el instrumento musical imprescindible para ello, que uno de los pocos oficios que podían desempeñar los agotes fuera el de tamborilero, tal y como expresamente, por ejemplo, mencionaban en 1620 las ordenanzas del valle de Salazar. Por otro lado, es fácil pensar que al realizar la soka-dantza se mostraba -tenía lugar- la cohesión social interna: el baile era una ceremonia propia de la comunidad, en la que el otro no era admitido. Eraso Alduncin (1996:37), por ejemplo, ha contado la tradición existente en Santesteban, según la cual el objeto del puente era alejar de la danza a judíos, agotes y gitanos, pero también las objeciones que se ponían a las madres solteras, que para poder bailar debían recogerse el pelo en un moño como las casadas. Con esta interpretación, claro está, puede entenderse como en algunos sitios, como por ejemplo la Barranca, en determinados momentos sean los quintos quienes realizan en estas danzas el papel fundamental: así ejecutan su rito de paso, apareciendo por primera vez como adultos en sociedad.

Una vez hecho este puente, el primer y el último dantzaris se adelantan un poco y realizan uno frente al otro una danza. esta danza recibe normalmente el nombre de belauntziko, seguramente por su relación con el villancico o las danzas de villanos del siglo XVI. También se utiliza el término Zortziko, y esta palabra, como hemos visto, sirve para denominar algunas variantes, como las de Alsasua, Ciordia o Huarte-Araquil. El motivo no es quizás muy evidente si no reparamos en el origen del zortziko.

Iztueta, en su famoso libro(1824:48), diferencia dos zortzikos según su compás: los que llama. de saltos en 6/8, y, los zortzikos de comienzo en 2/4. Estos últimos en concreto son seguramente los que aparecen en los ingurutxos. Sobre todo, porque, como dice Iztueta en un momento concreto referido a los zortzikos de su juventud, (1824:104-106) mantienen la estrofa de zortziko txikia, como ocurre en este ejemplo:

Al terminar esta parte, comienza de nuevo el movimiento de la cuerda, u mientras tanto dos dantzaris -que a menudo reciben el nombre de dantza-zerbitzaileak, "servidores de la danza" o similares- van en busca de una chica. Con ella dan una vuelta completa a la plaza por detrás de la cuerda y se detienen en un punto determinado. La cuerda también se detiene, y entonces el primer dantzari le baila a la chica un belauntziko o zortziko. después de esto, estos servidores introducen a la chica en la cuerda, repitiendo todo el proceso para que el último dantzari baile su belauntziko frente a otra chica. Continúa luego la soka-dantza hasta que todas las chicas entran en la cuerda. En ese momento cada chico baila a su chica a la vez un belauntziko. La soka-dantza termina con una alegre melodía, a cuyo son se baila por parejas con los brazos levantados y sin pañuelos. Todo este protocolo, por supuesto, tiene una gran relación con el de otras soka-dantzak, pero aquí, como en general en toda Navarra, aunque esté también basado en el papel del primer y último dantzaris, esta etiqueta es mucho más ligera que la de otros lugares. En efecto, aunque la variante de Lacunza lleve el nombre de Alkate-dantza, "danza del alcalde", o que en Ciordia,por ejemplo, ocupara el alcalde el primer lugar (Martinez 1980:29), aquí no encontramos las fuertes disputas e incluso duelos por ocupar el primer lugar que han aparecido por ejemplo en Guipúzcoa (Rilova Jericó 1998), o el virtuosismo en los pasos y la impresionante exhibición técnica de otras variantes, capaz de sustituir el nombre de toda la danza por el del primer bailarín o aurresku.

Por tanto, ahora empieza el ingurutxo en sentido estricto. Al principio bailan sólo la primera y última parejas una parte con un ritmo muy especial, realizando como siempre círculos al menos hoy siempre unidas de las manos con un pañuelo. Todas las demás parejas entran en la segunda vuelta completando de nuevo la cuerda. He aquí su música, en la versión del padre Olazarán (1970:63-64) Esta parte recibe el nombre de inguru-handi, "círculo grande".

Como puede apreciarse, las frases son irregulares y el ritmo muy cuadrado, siendo casi todas las notas regulares: corcheas, semicorcheas o negras. El ritmo principal es éste, y los tambores lo marcan aproximadamente de este modo:

Una vez terminada la melodía, al redoble del tambor todas las parejas levantan el pañuelo y hacen otro puente, yendo delante la chica (quizás debamos recordar que las chicas no han pasado aún el puente). Esta parte se repite con una música muy parecida, de modo que la primera pareja vuelve a quedar al frente. Después de esto se baila otra parte, ahora con los brazos levantados y sin pañuelos. La melodía es muy simple, teniendo ritmo ternario. He aquí una de las que se realizan en Leiza, de nuevo en la versión del padre Olazarán (1970:64). En ésta lleva por nombre Inguru txikia, "círculo pequeño".

Como puede verse, esta música, a diferencia de la anterior, cumple todos los parámetros de la música erudita occidental: tonalidad y frases cuadradas de ocho compases, de nuevo con notas muy regulares, siendo todas corcheas, semicorcheas y negras. Tiene por ello gran semejanza con muchas danzas de Europa. Quizás el caso más próximo sea el del passpied de Francia (Little s.d.).

Para terminar la danza, a menudo, al menos hoy, se realiza un fandango, arin-arin u otra danza social. Quizás merece la pena mencionar el caso de Santesteban, donde antes de bailar fandango y arin-arin se realiza el propio Trapatan. Realizada con una alegre melodía en 2/4, este baile seguramente guarda estrecha relación con el final de la soka-dantza que se bailaba en todo Vasconia en el siglo XVIII y que recibía nombres muy parecidos.