Hermanos arquitectos, nacidos en las siete calles de Bilbao, ambos con una trayectoria profesional larga y fructífera.
Félix Iñíguez de Onzoño Angulo nació en Bilbao el 17 de noviembre de 1922. Allí estudió el bachiller en el colegio Santiago Apóstol; durante la guerra civil estudió también en el colegio de Maristas de Logroño, en el colegio de los jesuitas de Indautxu y por último, en el Instituto Nacional Unamuno de Bilbao. En 1939 se trasladó a Madrid y estudió Ciencias Exactas en la Universidad Central hasta 1943. Ese año cumplió el servicio militar en Barcelona, y después estudió en la Escuela de Arquitectura de Barcelona entre 1943 y 1945. Se casó con Mary Ramírez Escudero en 1950, con la que tuvo cuatro hijos, dos de ellos arquitectos. Ese mismo año pasaría a ser arquitecto municipal de Getxo mediante concurso. Siete años más tarde quedó en tercer puesto en el concurso de Viviendas Municipales en Deusto, al que se presentó en colaboración con su hermano José Luis y Pedro Massieu. En adelante trabajaría con éxito en Vizcaya y Madrid junto a su hermano y con otros arquitectos de manera puntual. Durante estos años trabajó en la proyección y dirección de bloques de viviendas, viviendas colectivas y unifamiliares, así como de escuelas, oficinas, equipamiento deportivo, edificios industriales y locales comerciales. En 1959 obtuvo el tercer premio en el concurso de Análisis Urbanístico en poblaciones de más de 20.000 habitantes del Instituto de Análisis de la Administración Local en Getxo. El edificio Estrauntza, construido en cooperación con su hermano y que fue uno de los más significativos de su carrera, obtuvo el Premio "Pedro de Asúa" del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro en 1965. Ese mismo año conseguiría el tercer premio en el Concurso Nacional de la Universidad Autónoma de Vizcaya, junto a Emiliano Aman Puente y José Luis Iñíguez de Onzoño, así como por el edificio Espacio de Madrid, en colaboración con su hermano y con Juan Daniel Fullaondo. Asimismo, obtendría junto a Carlos Lázaro y Ángela Grijelmo un Accésit por el Polideportivo Lasesarre de Barakaldo. En 1971, también con su hermano, ganó el primer premio en el concurso nacional para el Club de Campo Laukariz de la Sociedad Bilbaína, y al año siguiente ganó el concurso de los Centros de Educación Primaria de Álava. Entre 1983 y 1989 construiría junto con su hermano el reconocido edificio Sollube de Madrid. Ha sido presidente durante años del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro, y actualmente continúa ejerciendo la arquitectura.
José Luis Iñiguez de Onzoño Angulo nació el 4 de julio de 1927 en Bilbao. Estudiaría al igual que su hermano en el colegio Santiago Apóstol de Bilbao, pero más adelante cursaría sus estudios de arquitectura en la Escuela de Arquitectura de Madrid (E.T.S.A.M.). Se doctoró en la misma en 1955. Ese año ganaría el primer premio, junto a Antonio Vázquez de Castro, en el concurso para la ordenación del sector y la plaza de Quintana, y en 1956 en el concurso para la Plaza Norte de Madrid. Desde entonces trabajó en muchos proyectos junto con su hermano y, como ya se mencionaba, obtuvo con él el premio "Pedro de Asúa" en 1965 por la realización del edificio Estrauntza. Trabajó además con otros arquitectos contemporáneos: fue seleccionado por la ONU junto a Antonio Vázquez para el concurso de Lima (Perú) de Viviendas P.R.E.V.I. en 1969. En 1967, en colaboración con Juan Daniel Fullaondo, obtuvo el segundo premio en el concurso convocado por el Colegio de Arquitectos de Burgos. En 1985, esta vez con Fernando Pardo, ganaría el segundo premio en el concurso para el Auditorio de Salamanca. A finales de 1988 José Luis Iñíguez de Onzoño y Antonio Vázquez de Castro realizaron varias transformaciones en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, entre las que destacamos las torres de vidrio y acero de los ascensores exteriores, diseñados con la ayuda del arquitecto británico Ian Ritchi. En 1990, por la rehabilitación del M.N.C.A.R.S., obtuvo el premio de Urbanismo, Arquitectura y Obras Públicas del Ayuntamiento de Madrid, y ganó un accésit en el concurso para la nueva terminal de pasajeros del Aeropuerto de Barajas, junto a Jesús Velasco y T.Y.P.S.A. en 1997. Por otro lado, fue responsable de la cátedra de Proyectos III en la E.T.S.A.V. entre los años 1980 y 1982, y profesor de la asignatura de Proyectos II en la Escuela de Madrid entre 1982 y 1987. Trabajó junto a Jesús Velasco en la restauración del edificio de la Embajada Española de Berlín entre 1996 y 2003. Hoy en día sigue trabajando de forma productiva junto con su hijo, el arquitecto Rafael Iñiguez de Onzoño García, en el estudio que ambos crearon.
Los dos hermanos, salvo por algunos matices, se adhieren generalmente al estilo de la arquitectura moderna, dejando entrever en algunas obras ciertos rasgos del llamado "regionalismo crítico". Los trabajos que han realizado en conjunto se caracterizan por su equilibrio y complementación. Se aprecian en total armonía las corrientes más abstractas de la arquitectura moderna junto con referencias históricas evocadoras y metafóricas. Crearon obras que muestran un reseñable compromiso por el contexto y en cierta forma por el pueblo. Sin dejar de lado la interpretación moderna, consideran la realidad geográfica y el entorno cultural. No obstante, podríamos analizar en tres partes diferentes la obra de Félix y José Luis Iñiguez de Onzoño: la que realizaron en conjunto, y las realizadas por separado.
Félix estudió en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, que, en aquellos años era una escuela tradicional y académica. José Luis, en cambio, estudió en la Escuela de Madrid, en la que se recuperaban los lenguajes vanguardistas de los años veinte y se estudiaba a arquitectos como Le Corbusier, Mies, Wright, Aalto, etc., quienes se convertirían en sus referencias más significativas. Las dos escuelas abren las puertas a la nueva arquitectura de diferente manera. Por un lado, tenemos en Madrid la lectura del racionalismo abstracto, ligado a la Europa Central; y por el otro, en Barcelona el analogismo preservado, más cercano a las corrientes italianas. Asimismo, son diferentes las épocas, los personajes influyentes y las lecturas.
Las vivencias de cada uno, su personalidad y su diferencia de edad influyen en la orientación de sus intereses, que se van reflejando en su obra con el transcurso del tiempo. José Luis se adhiere con más decisión a las corrientes que sustituyeron y replantearon el Movimiento Moderno, y en Madrid tenía como referente a una nueva generación de arquitectos decidida a adecuarse a las corrientes europeas. Félix vivía en Bilbao, y estaba más en contacto con las corrientes locales. Por estos motivos y por la influencia también de los demás arquitectos con los que han colaborado, su trabajo merece ser diferenciado. Félix realizó su primer trabajo junto a Eugenio Aguinaga, quien, como Galíndez, se convertiría en su referente indiscutible. José Luis, por otro lado, se involucró con paso decidido en la arquitectura Madrileña junto a Vázquez de Castro. Estas pequeñas diferencias y el uso más o menos recurrente de algunas directrices concretas serán los que defina su trabajo por separado. José Luis tendrá una actitud más abstracta desde un punto de vista ideológico. Félix, en cambio, se sitúa formalmente más cercano a la cultura mediterránea: trabaja con más tendencia a reflexionar entorno al contexto y la relación que sucede entre el diseño y la cultura.
Sus primeras obras realizadas en conjunto siguieron el mismo recorrido que la arquitectura internacional de la década de los cincuenta, como en el caso del conjunto de viviendas Estrauntza de Bilbao (1959-1965). Lo primero que nos llama la atención sobre esta obra es la propia organización urbanística. Tomando como referencia la alineación de la manzana tipo del Ensanche de Bilbao, desarrollan el grupo en cuatro bloques. Los elementos se sitúan de forma asimétrica, en volúmenes independientes, como manifiesto de las características significativas del Movimiento Moderno de la época, dando especial importancia a la expresividad formal y espacial. El uso como materiales principales del granito y el vidrio, y la composición geométrica horizontal y lineal, sitúan al conjunto dentro de este referente arquitectónico. Las plantas y las tipologías de las viviendas, así como la organización del programa en torno a los elementos verticales de circulación, reflejan una estructura claramente moderna. El conjunto de viviendas Estrauntza es la muestra de la inclinación intelectual que ambos hermanos compartían por la arquitectura internacional de los cincuenta. No obstante, esta obra también es reflejo de otras influencias. No se limitan al punto de vista funcional y racionalista. La parte superior de los bloques, por ejemplo, crea una dimensión plástica y rítmica que equilibra el carácter horizontal de los edificios, gesto que podría ser el primer ademán de una arquitectura más popular que irían practicando en adelante los dos hermanos.
En el grupo de viviendas de Zugazarte (Areeta), los hermanos plantean una propuesta más orgánica y regional. Se trata de ocho viviendas de lujo divididas en dos bloques diferentes. El diseño es elegante y se cuidan los detalles. Recuerda a los trabajos que Scarpa realizó en el Norte de Italia y el Véneto. Esta obra abriría el camino a otras importantes obras posteriores, como las viviendas de Fosfera (1986), el puesto de bomberos en Tres Cantos (1987) o las viviendas de San Luis (1998).
Su obra ha sido recogida en varias exposiciones. Son también destacables los números dedicados a los dos hermanos en la revista "Nueva Forma" dirigida por Juan Daniel Fullaondo.