Industrias

Astra-Unceta y Compañía

Empresa de Gernika-Lumo (Bizkaia) cuya principal actividad consistió en la fabricación y comercialización de armas de fuego (1908-1999).

El 17 de Julio de 1908 el mecánico zaragozano Juan Esperanza Salvador y el comercial ferretero eibarrés Juan Pedro Uncetabarrenechea Cendoya constituyeron en Eibar la sociedad comercial colectiva "Pedro Unceta y Juan Esperanza" con el objeto de dedicarse a la fabricación mecánica de distintos artículos y manufacturas de hierro y acero. Esta primera denominación oficial de la sociedad hubo de ser modificada pocos años después, en 1914, por la de "Juan Esperanza y Pedro Unceta" debido a que habían utilizado inadvertidamente esta última en todas sus transacciones comerciales.

El taller comenzó su andadura en 1911 con la fabricación de piezas para fabricantes de armas cortas de la localidad, además de ejecutar también algunos trabajos de acondicionamiento de piezas para máquina-herramienta. En este primer año de actividad el taller contaba con 16 operarios y 8 aprendices.

En 1911 se inició la producción de pistolas basadas en modelos del eibarrés Pedro Careaga con la marca Victoria. El éxito de ventas obligó a incrementar la plantilla en poco tiempo, llegándose a alcanzar en 1913 los 120 trabajadores. Las expectativas de crecimiento de la empresa se vieron acrecentadas por la cesión en exclusiva por parte de Venancio López de Ceballos, Conde de Campo-Giro, de los derechos de fabricación de la pistola automática de su invención que acababa de ser declarada reglamentaria por el ejército español.

Ante esa tesitura en junio de 1913 se trasladaron a la fabrica de nueva planta que el Ayuntamiento de Gernika-Lumo (Bizkaia) les había ofrecido gratuitamente a modo de subvención. La llegada de esta empresa a la localidad vizcaína fue el germen de otras iniciativas industriales como Talleres de Guernica S.A. o Joyería y Platería de Guernica S.A. en cuya creación y posterior desarrollo tanto Juan Esperanza como la familia Unceta jugaron un importante papel.

El traslado no estuvo exento de dificultades, la mayor de las cuáles fue la huelga que los obreros iniciaron a los pocos meses de su llegada y que se saldó con el regreso de la casi totalidad de los operarios. La formación de mano de obra local permitió a la empresa regresar a la normalidad a lo largo del año 1914.

El traslado trajo también cambios a la dirección de la empresa pues, a pesar de que nominalmente Juan Pedro Unceta continuaba figurando como socio, prefirió quedarse al frente de su negocio de ferretería de Eibar, cediendo en la práctica a su hijo Rufino todas sus responsabilidades.

La coyuntura extraordinariamente favorable para la industria armera vasca durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) permitió a la empresa alcanzar cotas históricas de producción. Las ventas efectuadas a los gobiernos de Francia e Italia, sus principales clientes, llegaron a superar las 100.000 unidades. A esto hay que sumar las ventas de la pistola Campo-Giro al gobierno español cuya producción alcanzó las 13.617 unidades. Fue durante el conflicto cuando comenzó a utilizarse por primera vez la marca Astra que a partir de entonces identificó a la mayor parte de los productos de la empresa.

En 1919 Pedro Unceta cedió finalmente su participación en la sociedad a su hijo, lo que conllevó un cambio de denominación de la misma, pasando a partir de entonces a ser conocida como Esperanza y Unceta. En 1925 se produjo un nuevo cambio al abandonar Juan Esperanza la sociedad y entrar a formar parte de ella un nuevo socio, Canuto Unceta, primo de Rufino, quien se ocuparía a partir de entonces de la dirección técnica de la fábrica. De esta forma Rufino pasó, también, a ser el socio mayoritario de la recién constituida Unceta y Compañía.

Juan Esperanza se estableció de forma independiente creando la sociedad Esperanza y Cía., empresa que posteriormente se trasladaría a la localidad vizcaína de Markina donde se dedicó principalmente a la fabricación de material de guerra.

Durante el período de entreguerras, en plena crisis de la industria armera, la empresa centró su estrategia en el diseño de armas de calidad destinadas a organismos oficiales. El modelo presentado por Unceta y Cía., posteriormente conocido como Astra 400, fue declarado reglamentario por el Ejército Español en 1921. Este modelo y su versión reducida, el modelo 300, fueron adoptados también por otros organismos militares y de seguridad españoles, así como las fuerzas armadas de algunos países latinoamericanos durante las décadas de 1920 y 1930. También comenzó en esta época a comercializar y exportar, con marcas de su propiedad, pistolas, revólveres y escopetas de caza construidas por otros fabricantes de Eibar y Ermua.

Otras pistolas de Unceta y Cía. que alcanzaron cierto éxito durante esta época fueron las correspondientes a la serie 900 basadas en los modelos Mauser alemanes. Estas armas incorporaban un selector de fuego ametrallador y podían convertirse en carabina al ajustarles una culata. Se vendieron con tal éxito en China a finales de los años veinte y primeros treinta que la empresa se decidió a crear una filial en Shanghai en 1931, la "Astra China Company", para la comercialización de sus armas en aquel país.

El inicio de la guerra civil provocó que la fábrica fuera rápidamente intervenida por las autoridades republicanas fabricando ciertas cantidades de pistolas para el gobierno de Euzkadi. El bombardeo de la villa foral por la Legión Cóndor en abril de 1937 afectó levemente a las instalaciones de la fábrica por lo que, pocos meses después de la ocupación por las tropas franquistas, la fábrica fue militarizada. Además de las 28.000 pistolas fabricadas hasta el final de la guerra, se entregaron también 130.000 piezas de recambio para ametralladoras y 347.000 piezas de material de guerra diverso.

Tras la finalización del conflicto las autoridades franquistas acometieron una importante regulación de la fabricación de armas cortas y Unceta y Cía. fue una de las empresas a las que, junto a Bonifacio Echeverria de Eibar y Gabilondo y Cía. de Elgoibar, se les permitió continuar con la fabricación de armas cortas tras la guerra. Las afinidades políticas del régimen franquista redujeron el negocio a los pedidos procedentes de las potencias del Eje. Así, Alemania fue casi el único cliente de Unceta y Cía. durante el conflicto superando las ventas a ese país las 100.000 unidades. En 1942 Unceta y Cía. se transformó en sociedad anónima, sin que se produjera cambio alguno en la propiedad de la misma que siguió estando en manos de Rufino y Canuto Unceta.

La posguerra supuso un duro golpe para la empresa. El aislamiento de España por las potencias vencedoras en la guerra restringía la venta de armas casi exclusivamente a las ventas efectuadas a los organismos oficiales españoles y en el concurso de 1946 el modelo presentado por Unceta y Cía. no obtuvo el beneplácito de las autoridades al resultar vencedora la pistola Star de Bonifacio Echeverría.

Se acometió entonces una importante transformación de la empresa tanto desde el punto de vista productivo como institucional. Ante las escasas expectativas del mercado armero -las ventas de la empresa se habían reducido a menos de 10.000 unidades anuales-, se inició un proceso de diversificación de la producción con la fabricación de herramientas neumáticas y piezas para maquinaria textil. Con el objetivo de incorporar nuevos capitales al proyecto se efectuaron varias ampliaciones de capital y, posteriormente, en 1953, un nuevo cambio en el nombre de la empresa pasando a ser a partir de entonces "ASTRA-Unceta y Compañía S.A.". Entre los nuevos socios destacaba la importante participación del Banco de Vizcaya en el accionariado. A pesar de ello la presencia de la familia Unceta en la empresa siguió siendo importante. Rufino Unceta ocupó el cargo de Presidente de la misma y sus hijos, José Luis y Augusto, fueron ocupando distintos puestos en la dirección de la misma. Este último desempeñó también cargos de responsabilidad política, siendo asesinado por ETA en 1977 cuando era Presidente de la Diputación de la provincia.

La década de 1950 fue próspera para la empresa, ya que gracias a su participación en las operaciones especiales de fomento de la exportación G, M-1 y M-2 sus ventas de armas se recuperaron volviendo a suponer la mayor parte de la producción. La celebración del cincuentenario de la fundación de la empresa en 1958 fue todo un acontecimiento, otorgándosele a Rufino Unceta la Medalla de Oro al trabajo.

Durante los años sesenta las ventas de las nuevas producciones decayeron y las armas consiguieron mantener su competitividad en los mercados exteriores gracias a las generosas subvenciones que las autoridades otorgaban a la exportación. Los obstáculos a la importación de armas al mercado norteamericano en la década de los setenta y la conflictividad social y política de la época, no hicieron más que intensificar la decadencia de la empresa, que a pesar de sus esfuerzos en el diseño de nuevos modelos no consiguió ningún éxito comercial definitivo. En consonancia con ello, el tamaño de la plantilla fue reduciéndose paulatinamente pasando de los 438 trabajadores de 1970, a 408 en 1975; 355 en 1982 y 230 en 1990.

Los intentos de fusión con las otras empresas vascas para salvar la situación no obtuvieron el éxito deseado y posteriores transformaciones e intentos de reflotar la empresa como "Astra Sport S.A." o "Astra Sport Guerniquesa de Mecanizado Tratamiento y Montaje de Armas S.A." resultaron igualmente infructuosos. La fábrica terminó por cerrar sus puertas en 1998, siendo efectuada su liquidación definitiva en 1999. La mayor parte de las instalaciones fueron derruidas en junio de 2006 para la construcción de viviendas salvo uno de los edificios, que ha sido conservado gracias a la contestación popular liderada por el movimiento social "Astra Gernikentzako".