Concejos

ARTICA

Urbanismo y construcciones civiles

Artica, situado en la misma falda del monte Beriain-San Cristóbal, es otro de esos pequeños pueblos de la Cuenca de Pamplona que se han visto fagocitados por el crecimiento de Pamplona, de suerte que ha pasado, en unos pocos años, de ser una reducida aldea de casas de labranza a constituir un floreciente núcleo compuesto mayoritariamente por casas unifamiliares y chalets. Poco queda de la arquitectura originaria de Artica, tan sólo algunas viviendas dispersas y que en alguna ocasión han sufrido agresivas intervenciones.

Adosada a la iglesia se levanta una construcción de planta alargada, cuya fachada se abre en uno de los lados cortos. Consta de puerta de medio punto de formato reducido, y tres alturas abiertas por vanos rectos, bajo tejado a dos aguas. Cerca hay una casa cuya fachada se abre en el muro paralelo a la dirección del caballete. Presenta dos alturas, con dos puertas que llevan cabezales de madera, balcón central superior y dos ventanas semicirculares, bajo tejado muy desarrollado a dos aguas.

En una zona más baja hay una casa muy reformada, con planta rectangular alargada, tres alturas y tejado a doble vertiente. Los muros son de mampostería concertada sin enlucir, y se abren mediante vanos reaprovechados entre los que vemos una puerta apuntada muy reducida, una ventanita simple conopial, otra ventana geminada de arquillos conopiales a la que falta la columnita central, y otra igualmente geminada pero con arcos apuntados.

En la zona alta del pueblo encontramos varias casas reformadas, que parecen seguir tradiciones más propias de los valles septentrionales. Así, varias de ellas presentan formatos más desarrollados, con tres alturas más tejado a doble vertiente y con vistoso alero. Los muros van enlucidos, con cadenas de sillar en vanos y enmarques, y los vanos son generalmente rectos, aunque aparecen modernamente ampliados. Hay también una casa adaptada al fuerte desnivel, que presenta tres alturas en el lado más escarpado y tan sólo dos en el opuesto. Tiene planta cuadrangular y se cubre con tejado a cuatro aguas con mansardas. Los muros van en mampostería sin enlucir, y se abren mediante vanos rectangulares que incluyen balcones en los pisos superiores. En el hastial oriental se abre una puerta con arco carpanel de once dovelas.

Ermitas

Igual de Soria la visitó en 1796, y dice que "se halla dentro del pueblo", mandando que "se blanquee y repare de lo necesario". Hoy no se conoce, como ya verificaran López Sellés y Pérez Ollo hace años.

Parroquia de San Marcelo

Se trata de un edificio moderno, construido en el siglo XIX. Consta de una única y larga nave, dividida en tres tramos más cabecera en testero recto. Tras la cabecera y alineada con los muros de la iglesia se abre la sacristía, que es una estancia rectangular, mientras que al muro de los pies se adosa una capilla bautismal de planta también rectangular, pero más estrecha que la propia nave. El acceso se abre en el tercer tramo, por el lado de la Epístola, y va cubierto por un pórtico sobre pilares. Los muros son de sillarejo, y se perforan por ventanas termales (semicirculares y cuatripartitas) situadas en el muro meridional, en los tramos primero, tercero y en la cabecera. A los pies se levanta un coro alto de obra. Se cubre mediante bóvedas de arista cuyos tramos se separan con arcos fajones apuntados, que apean en pilastras. La capilla bautismal recibe un cielo raso, al igual que la sacristía.

Al exterior apreciamos la torre, que se apoya sobre el volumen de la capilla bautismal, y que por tanto es más estrecha que la nave. Tiene fuste prismático corto y simple, en el que se abren una puerta y dos medios puntos para las campanas. En cuanto al pórtico, esta conformado por tres arcadas de medio punto en ladrillo rojo, cuyos arcos apean en pilares de piedra de sección cuadrada. La puerta propiamente dicha consta de un arco de medio punto muy simple, con la rosca ricamente moldurada pero sin más decoración. Va rematada en alto por un pequeño crismón trinitario.

En el presbiterio preside el templo el retablo mayor, que es obra de tradición barroca datable como de fines del XVIII o incluso de principios del XIX. Su traza es ochavada y consta de banco, un cuerpo de tres calles más dos alas laterales, y ático. Se articula mediante ménsulas avolutadas en el banco, columnas corintias en el cuerpo y pilastras en el ático. En cuanto a la iconografía, registramos imágenes de bulto redondo de San José, el Sagrado Corazón de Jesús de factura moderna, San Marcelo, Inmaculada Concepción moderna y San Francisco Javier. En el ático hay un Crucificado.

En el lado del Evangelio se encuentra el retablo de la Virgen del Rosario, romanista del siglo XVI y obra de Miguel de Espinal. Su traza consta de un cuerpo de tres calles separadas por pilastras muy anchas, en cuyos fustes se acomodan sendos niños que portan un martillo y una rueda. Un friso decorado con cabezas de querubines separa este cuerpo del ático, que presenta también pilastras anchas en las que se disponen San Agustín y San Bartolomé. Se remata con frontón triangular, decorado en los flancos por rocalla añadida a posteriori. En cuanto a la imaginería propiamente dicha, las calles laterales del primer cuerpo van ocupadas por figuras de bulto de Santa Quiteria y Santa Lucía, mientras que la hornacina central presenta la imagen titular de la Virgen del Rosario, de pie y con el Niño sobre su mano izquierda. En el ático está la talla de San Miguel.

En el muro de la Epístola encontramos el retablo de Santa Bárbara, muy parecido al colateral simétrico que acabamos de describir. En el cuerpo figuran los relieves de Santa Apolonia, San Mateo, San Jerónimo y la talla de bulto de Santa Bárbara. En el ático un santo obispo, un niño portando un mazo y San Gregorio.

En la capilla de los pies encontramos una pila bautismal de fuste cilíndrico liso y taza sin decoración, mientras que algunas piezas de platería se pueden encontrar en la sacristía.

Joseba ASIRON SAEZ (2008)