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ARCO ATLÁNTICO DE LA UNIÓN EUROPEA

El litoral atlántico de la Unión constituye, junto con la zona del Mediterráneo, el conjunto territorial más extenso del espacio comunitario. La unidad aparente en razón de la presencia del mar oculta, entre las regiones atlánticas, contrastes bastante pronunciados de naturaleza tanto geomorfológica, como demográfica y económica.

El Arco Atlántico está formado por 29 regiones de los países que conforman la fachada atlántica de la Unión Europea, siendo estos Portugal, España, Francia, Irlanda y Reino Unido. Tiene una fachada marítima de 2.500 km. de costas y sus territorios suman una superficie de 625.541 km2, es decir, el 28% de la superficie de la UE. La población es de 50 millones de habitantes, es decir, cerca del 20% de la población comunitaria pero, sin embargo, el conjunto de las 29 regiones sólo contabiliza el 11% del PIB de la UE.

Haciendo una caracterización socio-morfológica del Arco Atlántico, podemos decir que en muchas regiones atlánticas, se observa una urbanización considerablemente polarizada en torno a una ciudad de importancia modesta y en la que la diversificación de las funciones urbanas suele ser insuficiente (Coimbra, Gijón, Santander, Belfast). El sistema urbano atlántico comprende sólo un pequeño número de ciudades de más de 500.000 habitantes. Por otra parte, las grandes ciudades atlánticas (Lisboa, Oporto, Bilbao, Glasgow, Burdeos, Nantes, Dublín) ejercen cierto dominio reforzado por la tendencia natural a la concentración de las actividades de alto nivel en esas ciudades.

En cuanto a la situación y evolución demográfica se observa en el sistema urbano un desequilibrio que da lugar a diferencias. Determinadas regiones están muy densamente pobladas, mientras que algunas zonas rurales, sobre todo las interiores y periféricas, muestran una densidad de población muy baja.

El carácter periférico del Arco Atlántico respecto del resto de la Unión se manifiesta en un grado de aislamiento aún importante con respecto a las grandes redes de transporte. En todo este espacio se da una fuerte componente rural pero en un proceso de reconversión a partir del monocultivo agrícola, en particular hacia la actividad turística.

Es constatable esta persistencia de una orientación de las economías hacia el sector primario y lo agroalimentario, con bolsas de terciario superior como en Irlanda, Lisboa o Bretaña y una subrepresentación relativa del sector industrial, a excepción de aquellas zonas industriales muy ligadas a los grandes puertos marítimos que jalonan toda la fachada.

Las grandes tendencias, verificadas en lo que concierne al nivel de desarrollo y de competitividad de las regiones atlánticas, ponen en evidencia la heterogeneidad de este espacio y de las tendencias de desarrollo divergente lo que crea situaciones de incertidumbre en lo que concierne a la capacidad competitiva de las regiones atlánticas en el escenario de la ampliación de la UE hacia el Este y del refuerzo de las tendencias de la globalización.

El espacio atlántico, en la visión macro del desarrollo territorial y de la cohesión económica y social, es un espacio heterogéneo desde el punto de vista de la situación actual y desde el punto de vista dinámico. Las visiones predominantes ponen en evidencia las debilidades de este espacio, especialmente en lo que concierne a los problemas territoriales, de fragilidades de estructuras productivas, de déficits en materia de capacidades de innovación, de desequilibrios territoriales y de fragilidades de los espacios urbanos actuales.

En este contexto complejo y en mutación se plantea por diversos actores la necesidad de una nueva estrategia de cooperación interregional para los próximos años. Se trataría de darle un sentido estratégico a la cooperación interregional transnacional que permita la puesta en marcha de activos patrimoniales y de conocimientos de las regiones atlánticas, en paralelo con la resolución de los déficits de competitividad que estas regiones presentan. Para ello, se deberá asegurar una mejor coherencia entre las políticas regionales, nacionales y comunitarias para la construcción de un modelo de desarrollo policéntrico y construir las condiciones institucionales, organizativas y financieras para que la cooperación pueda jugar allí un rol activo.

En mayo de 2001 tiene lugar en Pamplona la XXII Asamblea General de la Comisión Arco Atlántico, bajo presidencia de Manuel Fraga Iribarne, a la que asisten representantes de 30 regiones europeas pertenecientes a España, Portugal, Francia, Irlanda y Gran Bretaña.

Jon BASTERRA ALDEA