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Aramaio

Tanto Micaela Portilla como Periko Uribarrena han puesto de relieve que advocaciones del rito visigótico-mozárabe, rito desaparecido a finales del siglo XI, existen (incluso como parroquia en Gantzaga) o existieron en Aramaio, concentrándose en Eguzki-erripa, ladera occidental de la vertiente cantábrica, lo que sugiere la influencia del foco monasterial de Elorrio, influencia corroborada por la tradición. Asimismo son alto-medievales las necrópolis de San Pedro de Letasur (Arexola) y las desaparecidas de San Miguel de Suña (Untzilla) y de San Pedro de Arraga (Ibarra).

Desde que aparece documentado Aramayona (ocasionalmente, Aramaiona) hasta bien entrado el siglo XIX, con el triunfo de la Revolución liberal, este valle fue un Señorío jurisdiccional, con origen controvertido. Los primeros titulares, documentados desde finales del siglo XIII del Señorío ¿del valle ya o solo de la casa de Barajuen?, fueron los Aramayona quienes, por matrimonio, incorporaron la casa de Avendaño en Arratia, origen este del inicio de la enemistad de ambos linajes. Al linaje anteriormente citado sucedió a mediados del siglo XIV, por vía de enlaces, los Múgica, poderosos en Bizkaia, señores seguros del valle. El primero de ellos, Alonso Ibáñez de Múgica y de Aramayona obtuvo de Alfonso XI de Castilla en 1347 el permiso para construir mayorazgo sobre el señorío y su hijo Juan Alonso de Múgica, trastamarista en 1373, la exención de alcabalas sobre su ferrería de Albina (probablemente en Olaeta) y sobre otros cuatro que pensaba construir en Aramayona. Con su muerte, heredó el señorío su nieto Juan Alonso de Múgica II, del linaje de los Butron, también poderosos de Bizkaia.

En el marco de la crisis bajo medieval los señores intentaron reconstruir o incrementar sus rentas a) sojuzgando a las villas y expoliando a los mercaderes b) incrementando la presión sobre los campesinos y c) guerreando entre ellos (guerra de bandos), aquí sobre todo entre los Múgica y los Butrón, oñacinos, y los Avendaño, gamboinos. Durante los señoríos de Juan Alonso de Múgica II, el primer Butrón, y sobre todo los de su hijo Gómez González de Butron y su nieto Juan Alonso de Múgica II y Butrón, último señor que residió en Barajuen. Aramaio sufrió todo tipo de calamidades: muertes violentas, robos, quemas de casas llanas (reflejadas en un cantar medieval), y ocupación temporal de la casa-torre de Barajuen por Perú de Avendaño apoyado por parte de los aramaiotarras (1445), hartos de los malos usos de su señor, etc...Pero las hermandades provinciales, ayudadas por la Corona, especialmente por Enrique IV el Impotente, triunfaron, en casi todos los lugares, sobre los parientes mayores.

Contrastando con la actitud de Juan Alonso de Múgica II y Butrón, su madre Elvira Sánchez de Leiva, estando desterrado su hijo, entregó a la villa de Ochandiano, con muy exiguo territorio, el usufructo (salvo de la madera) del termino monte llamado El limitado (véase), objeto de seculares pleitos.

La población medieval de Aramaio tenía un carácter estamental. Había parientes mayores (el Señor y los de los solares de Arexola y de Garay), hidalgos (probablemente mayoritarios) y "hombres buenos", antes pecheros. En 1499, unos 20 caseríos pagaron al señor un tributo suplementario, llamado tributo mayor. ¿Habían sido sus antecesores como los labradores censuarios de Bizkaia antes del Fuero Nuevo de 1526 o estaban sujetos a la tierra como los collazos alaveses?

Aramayona, tierra llana del Señorío de Vizcaya, (hasta 1489), se regía (y rige) en su derecho privado por la normativa de dicha tierra.

En 1488 el Consejo de Aramayona se querelló contra su Señor, Juan Alonso de Múgica II y Butrón. Se le acusaba de ordenar asesinar, de amparar a asesinos y maleantes en su casa-torre, impedir recursos judiciales fuera del valle, confirmar mayorazgos (facultad de Rey), forzar mujeres, no permitir testar libremente ni matrimonios sin su permiso ni usar los montes públicos, edificar casas sin pago marcado por el, obligar a los hidalgos a limpiar los cauces de sus ferrerías (todas de propiedad señorial) y a acarrear madera y piedra, etc...El Concejo pidió el nombramiento de un juez imparcial, sacar la cárcel de la casa-torre, la incorporación del Valle de las Hermandades de Álava (como así ocurrió, mediante pacto, en 1489, algo que se había intentado desde 1463), y que se hiciesen averiguaciones y pesquisas para corroborar las acusaciones. Se ponía en tela de juicio la legitimidad del señorío y el alcance de sus atribuciones.

La sentencia de 1499 favoreció más al Señor que al Concejo. Se afirma la legitimidad del Señorío; el Señor podía designar Alcalde y Guarda mayor, entre hidalgos (no necesariamente de los solares de Arexola y de Garay), entre los elegidos por los aramaiotarras reunidos "so la arbol de Barajuen" y, libremente, merinos y escribanos; los pecheros seguirían pagando como hasta entonces; no se podrán edificar ferrerías o molinos sin permiso del Señor. En contrapartida, los montes bajos (Gain barrua) serán del Concejo y en los altos, de Albina, Arnaola y Besaide, propios del Señor, se fijaban las rentas a pagar por los aramaiotarras gozantes de los mismos; en cuanto a los tributos relativos a cada casa la sentencia eximió del pago a quienes nunca pagaron. En cuanto a las acusaciones contra Juan Alonso (ya muerto) se comisiono al Corregidor de Vizcaya, no habiendo constancia que las estudiase y juzgase. Por supuesto, ya en 1489, se puso coto a las pretensiones del Señor de no dejar testar o casar libremente o de impedir la incorporación a Álava, algo que efectuó de manera sui generis, pactando que el valle tuviese 45 pagadores para la Hermandad, objeto, el de los pagadores, de diversas controversias.

En 1604 recayó en el linaje de los Idiaguez (en 1606 Alonso de Idiaguez, Butrón y Múgica sería nombrado Conde de Aramayona por Felipe III) y posteriormente a las casa de Mortara y de Mora. Perdidos las atribuciones jurisdiccionales, los Condes llegaron en 1854 a una formula para liquidar los tributos (o censos según la perspectiva) de los caseríos.

En 1556, el valle (excluido aquí Olaeta que aún no tenía iglesia) tenía 188 vecinos, 170 pagadores y 13 no pagadores, por no tener bienes propios o, lo más probable, por ser meros moradores, no vecinos. Los siglos XV, XVI y XVII parece que fueron los más importantes para la industria ferrona, llegando a haber además de la ferrería del siglo XIV de Albína, que J.M Elejalde identifica con la de Olazar, otras dos en Ibarra, tres en Olaeta y una en Barajuen. Aunque hay restos que permiten deducir la pre-existencia de Aizeolas, ferrerías movidas por el aire, las documentadas son todas urolas, ferrerías de río. Las ferrerías eran propiedad del Señor del Valle quien las arrendaba al mejor postor por periodos cortos. Dichas ferrerías requerían del mineral, inicialmente del valle y sus alrededores, progresivamente de Somorrostro y de carbón vegetal. Más importante que la industria férrea, para la economía del valle, eran las fraguas que fabricaban herramientas, apeos de labranza y herraduras. Pero indudablemente el sector económico que empleaba mayor número de fuerza de trabajo era el agrícola-ganadero, con presencia del maíz probablemente desde el siglo XVII, con cosechas todavía en el siglo XVIII (1771-1775) inferiores a las del trigo.

Según Emiliano Fernández de Pinedo, en base a los recuentos de 1733-1737, el régimen de propiedad en Aramayona era el siguiente: Pr (propietarios) 24,09%, R (renteros) 29,93%, J (Jornaleros) 28,47%, P (Pobres) 3,28%, V (Varios) 14,23% que se comparan con los alaveses (excluida la cuidad de Vitoria y cuatro hermandades de las que se carece de datos): Pr: 16,14%, R: 46,22%, J: 13,31%, P: 4, 74% y V: 19,59%. Las conclusiones son claras para el caso de Aramayona: importantes porcentajes de propietarios (aunque bastante menor que los de la tierra de Ayala) y de jornaleros, la mayor parte de ellos ligados a la actividad metalúrgica. En efecto el censo de 1786, que registraba 2139 almas, revela que, en las 25 fábricas de Radura, trabajaban 108 oficiales y 3 hacheras (por el contrario las ferrerías se habían reducido a 2 con 8 oficiales). De un total de 584, suma total de oficios y artes. En dicho censo se señala que todos son hidalgos a excepción de los moradores que aún no han probado la hidalguía. Sin embargo en 1829 el número de caseríos que pechaban el tributo mayor (u otro asimilada, pero menos) se había casi triplicado respecto a la Baja Edad Media.

Valentín de Verástegui, comandante de las tropas realistas, decidió tras 1833 el traslado de la Diputación a guerra carlista de Álava a Aramayona con las consiguientes repercusiones negativas, mucho mayores que las que hubo durante las guerras contra la Francia revolucionaria (aislamientos obligatorios, raciones, venta de comunales, etc.). Finalizada la primera guerra carlista en 1839, en 1848, Hilario Murga, exoficial carlista, con ocho o diez paisanos aramaiotarras, se sublevó sin éxito, bajo la bandera carlista. Durante la segunda guerra carlista (1872-1875), Aramayona también fue sede de la Diputación a guerra carlista de Álava (1874) con consecuencias más graves que en la guerra anterior para la población del valle, mayoritariamente carlista. (es muy conocida la fuga de guerrillero y cura Manuel Ignacio de Santa Cruz. V) En 1833 se finalizó la carretera Ibarra-Legutiano y en 1846 la Ibarra-Gesalibar, reformandose posteriormente al primer tramo. Durante el último tercio del silo XIX fue muy afamado el Balneario de Ibarra.

Valle y hermandad de la cuadrilla de Laguardia, Álava. Para su gobierno, señalaban los pueblos seis personas. Una de ellas era designada por el señor, para alcalde; los nombramientos de un regidor preeminente, un segundo, fiel aforador, comunero, personero, cuatro monteros, procurador de provincia y alcalde de hermandad, se hacían reuniéndose al Consejo en Barajuen, prestando juramento los electores bajo una encina que había ante la puerta de la iglesia. Las causas eran juzgadas en primera instancia por el alcalde y las apelaciones por la Chancillería de Valladolid. La comunidad se congregaba para las actas de gobierno en la Anteiglesia de Ibarra.

  • ELEJALDE PLAZAOLA, Jesús María: Ayer y hoy del Valle de Aramaiona, Vitoria-Gasteiz, Diputación Foral de Álava, Departamento de Cultura y Euskera, 1996.
  • PORTILLA VITORIA, Micaela Josefa: Catálogo monumental Diócesis de Vitoria, Tomo VIII, Los valles de Aramaiona y Gamboa: Por Ubarrundia, a la Llanada de Álava, Vitoria-Gasteiz, Fundación Caja Vital Kutxa, 2001.

AGG 2007