Corregidor de Bizkaia y de Gipuzkoa portador de una carta Real Patente (II noviembre 1520) por la que se mandaba a la provincia de Guipúzcoa que se le recibiera como tal y en las condiciones que se expresaban bajo grandes penas y apercibimientos. Aparte de su facultad legal de tribunal de apelación civil y criminal y el asistir a la Junta General como representante del rey para que no se acordare nada contrario a los derechos y prerrogativas de la Corona, asumía, por dicha carta, las facultades de las alcaldías y alguacilazgos guipuzcoanos. Se le daban además atribuciones para desterrar discrecionalmente de la misma, en obsequio de la paz y sosiego, a las personas que creyese conveniente, mandándolas presentarse ante Su Majestad. Los junteros guipuzcoanos se negaron a recibir al Corregidor Acuña en esas condiciones.
Con las amenazas vino la escisión, admitiéndolo algunas localidades como San Sebastián, Fuenterrabía, Rentería, Vergara, Elgóibar, Placencia, Elgueta, Zarauz, Orio, Usúrbil, Aya, Irún y Pasajes, pero se negó a hacerlo el resto de la provincia. La Junta General de Hernani trató de defenderse de la agresión del corregidor pero debió someterse, contra derecho, a la Provisión Real del Consejo dando facultad a las villas sumisas para resistir a los pueblos que se oponían al recibimiento del corregidor Licenciado Acuña (1521)