Poets

Uriarte, Jose Antonio

Arrigorriaga, 1812-1869.

José Antonio Uriarte, el compilador cuyo objetivo principal fue recoger todos los poemas escritos en dialecto vizcaíno a lo largo del siglo XIX, nació en Arrigorriaga (Bizkaia) en 1812. Con diecisiete años tomó los hábitos en el convento de frailes franciscanos de Bermeo. A continuación realizó estudios de Teología en Labastida y en 1839 celebró su primera misa.

En 1840, estando Uriarte en Mondragón, el Gobierno dio orden de cerrar los conventos, por lo que se trasladó a vivir a Markina. Fue esto, sin duda, lo que provocó que los primeros textos recopilados fueran las fábulas de Juan Antonio Mogel. En 1856, precisamente el año en que Uriarte conoció a Louis Lucien Bonaparte, fue cuando dio comienzo a su trabajo compilador, siguiendo la estela iniciada tras escuchar las precisiones de Bonaparte sobre sus investigaciones dialectológicas. El propósito del autor era realizar una recopilación precisa y total; es patente su intención de continuar los pasos de los románticos y tal vez también los del dialectólogo al recoger todos los poemas escritos en dialecto vizcaíno durante el siglo XIX.

En 1860 volvió al convento de franciscanos de Bermeo. Allí conoció a Eusebio M. Azkue y pudo observar su trabajo, que constituiría la segunda parte de la antología comenzada unos años antes, y que posteriormente Resurrección M. Azkue, hijo del poeta, prepararía para su primera edición tras multitud de retoques, cambios y correcciones. Aunque las obras de Mogel y de Azkue constituyen el núcleo y alma de la antología, pueden encontrarse también fábulas de T. Obieta, Agustín Iturriaga, M. Zabala y R. Etxezarreta. Algunas de ellas, las de Mogel y Etxezarreta, sin ir más lejos, quedaron sin publicar en su momento, y no vieron la luz hasta que en 1987 se publicó toda la antología realizada por Uriarte.

Las cuatro secciones principales del corpus -"Ipuiñac", "Bertsoac", "Gabon Cantac" y "Eusebio Azcue"- dejan patente la finalidad principal en la organización de la antología: la educativa. El tratamiento de muchos de los temas, su desarrollo y la moraleja de la estrofa o los versos finales de la mayoría de los textos así nos lo hacen suponer. La intención de mostrar modos de vida adecuados al pueblo llano muestra además su identificación con el Neoclasicismo.

Esta relación puede percibirse de nuevo en el apartado "Bertsoac", en el que se nos presentan los 44 textos recopilados, ordenados por temas y no por su autoría. Los temas son cercanos a las preocupaciones del pueblo llano y parece que la intención de los autores es dar cuenta de las noticias y sucesos acaecidos como por ejemplo: temas religiosos, los relacionados con el trabajo cotidiano "Liñuaren penac" de J. A. Mogel, "Aita Meagerrec ardauari aterataco versuac", "Leloren kanta", "Carlistenac", los escritos por Azkue, V. Ibaseta y Uriarte en torno a la guerra de Marruecos, los compuestos por J.A. Aboitiz en torno a temas y personajes populares y "Durangoco cidarguiñen cantac" compuestos por puro divertimento.

Las fábulas de Mogel incluidas en la sección "Ipuiñac" no se publicaron en vida del autor, lo que no constituye un hecho tan sorprendente si se tiene en cuenta que su obra más famosa, Peru Abarka, también se publicó póstumamente, puesto que las leyes españolas fueron en la época excesivamente duras con la publicación de los textos no escritos en castellano. A pesar de ello, en este lamentable contexto, las fábulas gozaron de suerte distinta puesto que fueron editadas poco a poco en diferentes antologías a lo largo del siglo XIX.

Uriarte fue, sin duda, el antólogo que se ocupó de las obras de Mogel, las copió y elaboró la antología más completa. Aunque no dejó una simple copia entre sus papeles, la antología ofrece datos interesantes sobre la evolución de los textos de Mogel. Observando el orden establecido en la obra de Uriarte, podemos percibir que Mogel le exige cada vez más cuidado. En los primeros textos se limita a la mera traducción sin añadir apenas una nota propia. En los posteriores las anotaciones son de otro cariz: del 18º al 27º cambia el sentido, el argumento o el tema de las fábulas, en tanto que estimamos que el 27º es el texto original.

En el segundo apartado se reúnen los poemas de Eusebio Azkue. Estos textos componen sin duda la sección más literaria y más extensa de la antología: 81 poemas que tratan todo tipo de temas y muestran diversidad de métricas. Los escritos componen el corpus más extenso y además, de su tendencia neoclásica, dejan patentes ciertos toques románticos -el lirismo evidente en el desarrollo de los temas amorosos, así como la evidente postura literaria que el autor adopta ante sus escritos-.

Aún así, las dos tendencias mencionadas no son solamente un reflejo de los textos recopilados; la intención del antólogo es clara en toda la obra. La organización de los textos por temas, y no solamente según su autoría, pone de manifiesto, junto con la intención formadora de la Ilustración, el deseo de mantener un orden, una simetría y un equilibrio. La misma decisión de llevar a cabo una antología es, además, indicadora del renacimiento de una corriente neoclásica a través del Romanticismo imperante en el siglo XIX.

La relación con el Romanticismo no es, sin embargo, únicamente la evidenciada por la propia época en que se realizó la antología. La mera intención de recopilar "todo" lo escrito en dialecto vizcaíno durante el siglo XIX puede tomarse ya como un objetivo romántico en sí. Podemos decir, además, que son de la misma tendencia muchas de las precisiones sobre la lengua y la literatura de la época que se ofrecen en el texto.

El hecho de que Uriarte diera comienzo a la recopilación el mismo año en que conoció a Bonaparte no es un dato baladí. Es sabido que J.A. Uriarte fue colaborador del dialectólogo mientras este llevó a cabo sus investigaciones dialectales. Si tenemos en cuenta la importancia que para los románticos tienen las lenguas y su conocimiento, en tanto que evidencian el espíritu del pueblo, no deberíamos obviar el interés de Uriarte por la lengua y por el dialecto vizcaíno. El trabajo de completar la antología supuso un esfuerzo de años, al igual que lo fue el de investigar el vizcaíno y la dialectología en general. Uriarte llevó a cabo sus tres trabajos principales -la antología, la recopilación de los datos y notas sobre el dialecto vizcaíno y la traducción al euskara del Antiguo Testamento en 1865- en el intervalo de trece años desde que conoció a Bonaparte hasta su muerte aquejado de un hemiplejia en 1869.