Singers

Unanue Iramategui, Pedro de

Cantante lírico vizcaíno del siglo XIX, nacido en Ondarroa el 15 de agosto de 1814 y muerto en la ciudad italiana de Trieste el 3 de enero de 1846.

Fue uno de los más grandes tenores europeos de su época y gran promesa de la lírica, que vivió el primer romanticismo musical (Bellini, Donizetti, Rosinni...) así como los primeros intentos de creación de una ópera española, enmarcándose su trayectoria artística en el momento en que se produce un trascendental giro en el empleo del registro tenor.

Destacó muy joven por sus cualidades, recibiendo sus primeras enseñanzas musicales del organista Echeverría, quien, al ser trasladado en 1828 a Lekeitio, se llevó consigo a Unanue, en quien inculcó los primeros conocimientos de órgano y canto. En 1831 marcha a Santander con la intención de viajar a América, quedándose no obstante en la capital cántabra, donde obtuvo un puesto en el coro catedralicio (1832). Año y medio después parte para Madrid, siendo rechazado su ingreso en el Conservatorio, cuyo director, Piermarini permanecía anclado en la estética musical dieciochesca y adujo "el excesivo poder del tenor". Sin embargo sus dotes no pasaron desapercibidas para Ramón Carnicer, recién nombrado director del Teatro de La Cruz, quien le proporciona un puesto como corista. Paralelamente conoce a Reart, con quien completa su formación y depura la técnica y quien será su verdadero maestro, tomando asimismo contacto con los ambientes liberales matritenses.

En marzo de 1836 Carnicer le da el primer papel operístico, el de Pollione en Norma de Bellini; las críticas no pudieron ser mejores, augurándole al joven Unanue un espléndido futuro. Continúa su formación en el teatro de La Cruz, donde Carnicer crea compañía propia. En marzo de 1839 canta La Straniera de Bellini junto a Carlota Villó, obteniendo un nuevo éxito. En julio, protagoniza el estreno en España de Lucrezia Borgia de Donizetti. Amén de otras representaciones de Norma, al mismo verano estrenará Chiara de Rosamberg. En septiembre se celebra en el teatro el final de la guerra carlista, interpretando Unanue unos zortzikos, según las crónicas, "vestido de vizcaíno". Con la misma compañía de La Cruz recorre varias capitales interpretando, entre otras óperas, Lucrezia Borgia, Lucía de Lamermoor o I Capuleti e i Monteschi, complementándose la actividad de la compañía con conciertos. El 24 de enero de 1840 estrena, con la Villó y con Calvet, Cleonice, Regina di Siria del español Baltasar Saldoni; poco antes había estrenado Ipermestra del mismo autor.

Los éxitos de Unanue con la compañía se suceden en los primeros meses de este año. Desde abril de 1840 hasta finales de 1841 la compañía realiza una gira por Andalucía. Cádiz, Sevilla y Málaga verán representaciones de, amén de los títulos citados, El Barbero de Sevilla de Rossini, I Puritani de Bellini, Anna Bolena de Donizetti, la revisión -hecha por el propio autor- del Moisés de Rosinni, así como La Conjuración de Venecia de Ventura Sánchez y El Solitario de Eslava. A finales del año 41 Unanue está de nuevo en Madrid. Toma parte en representaciones y conciertos, valiéndole grandes elogios de la crítica la interpretación de La Tregua de Ptolemaida, del maestro Eslava. Interviene asimismo en Alina, Regina di Golconda, de Donizetti y en L'Elisir d'Amore. La temporada madrileña termina con Una Aventura di Scaramuzzia de Ricci, siendo a continuación contratado para la compañía lírica de Granada como primer tenor. En la ciudad andaluza, consolidada su madurez artística, obtiene grandes éxitos, siendo el tenor más aplaudido y cotizado del Estado.

Tras una estancia en Ondarroa, donde es recibido en olor de multitud, regresa a Granada, donde la temporada 1842-43 verá sus mayores éxitos con obras como El Templario de Nicolai, Merino Faliero, el Belisario de Donizetti o Coradino de Rossini, acabando la temporada como director de la compañía granadina. El año 1843 depara a Unanue numerosas representaciones jalonadas de éxitos, entre Madrid y Granada, cantando también en Sevilla. Con el inicio del año 44 ampliará su repertorio con Il Giuramento, Elena de Feltre, Gemma di Vergy y La Favorita, entre otras óperas, finalizando la temporada en el Teatro Circo. A principios de este año Unanue había firmado contrato con el Gran Teatro Maryinsky de San Petersburgo, dando el salto internacional. En Rusia será su mentor el gran tenor Rubinni, a quien llegará a sustituir en El Barbero de Sevilla, cimentando su fama. Rubinni llegará a afirmar: "Unanue será, en poco tiempo, uno de los mejores tenores de Europa".

En 1845 es contratado para la próxima temporada en Bérgamo, donde figura como primer tenor absoluto y alcanza resonantes éxitos con la donizatiana Gamma di Vergy e I Due Foscari de Verdi. Comienza la temporada 1845-46, última de su malograda carrera, en el Teatro Grande de Triestre con Medea de Paccini. Cayó enfermo, muriendo al poco tiempo, cuando ya había firmado contrato con el Teatro Italiano de París. Pedro de Unanue fue rescatado del olvido por la Fundación Unanue de Ondarroa en 1992, que dedicó conciertos y exposiciones al gran tenor vasco, abriendo en su villa natal un conservatorio con su nombre.

Ref. Fundación Unanue: Pedro María de Unanue, Bilbao, 1992.