Lexicon

TRILLA

Acción de trillar, apaleo, vareo, larrinketa (B), eultzi (AN-b, BN-s, R), eultze (AN-elk, G), ogi-jotze (L, BN, S, AN), ogi-joite (S, Fx, Lh), irakoizte (BN, S, Lh).

Tiempo en que se trilla, eultzaro (AN-elk, G), korreaka (S. Esk.).

Compañero de trilla, irakoizkide (BN, Lh).

Diccionario Auñamendi
Es difícil saber qué aperos y modos de trillar existían entre los ss. IX al XIII, ya que los aperos y modos conservados hasta hoy han sufrido a través del tiempo numerosas modificaciones y adaptaciones a cada área agrícola concreta, sea la vertiente oceánica, los valles pirenaicos orientales, la zona media del país, y aun las llanuras del Ebro y su entorno. Los aperos han sido estudiados etnológicamente, pero sin llegar a concretar fechas más allá del s. XVIII, salvo un arado con ruedas representado plásticamente en Santa María la Real de Olite, obra que se remonta al s. XIV. Caro Baroja ha estudiado los aperos comenzando por la laya, que, a pesar de su antigüedad, ha llegado a nuestros días todavía en uso. Se trata de una herramienta de dos púas, larga en la costa, y corta en el interior, provista de un mango de madera. Pesa de siete a nueve Kg y se maneja con las manos y con el pie, que se descansa sobre la base de las púas a un lado del mango. Presionando debidamente con el pie contra el suelo las púas se hunden en el suelo. arrancando un bloque de tierra. Pero como trabajan simultáneamente varias personas dispuestas en hileras, la parte de tierra arrancada es larga y profunda. El bloque se desmenuza a base de la azada. La variedad de arados, rastrillos, trillos, hoces, azadas, horcas, etc., es muy rica y ofrece la particularidad de haberse observado siempre una adaptación de las herramientas a la índole del trabajo e incluso importando modelos nuevos. Esta variedad de aperos y herramientas manuales presupone una industria ferrona paralela y una obra de carpintería para los objetos de madera. El trillo reviste el arcaísmo de estar dotadas sus tablas de pedernales. La faena de la siega debió de ser muy lenta y penosa hasta la invención de la hoz de la que nos habla una leyenda folklórica llegada a nosotros por tradición oral y publicada por Barandiarán. Para la trilla se han seguido dos procedimientos: el golpeo de las gavillas por diversos procedimientos y la trilla con trillo y en una era apropiada. Las gavillas se golpeaban contra una losa, tabla o tronco, o bien eran las propias gavillas golpeadas con palos o mayales, que no eran otra cosa que un mango de madera, unas correas y una porra en su extremo. Las eras para la trilla se preparaban en lugares apropiados en relación al viento. Todo vecino podía prepararlas en su heredad con la garantía foral de que nadie podría ocasionarle perjuicios que se detallan en el F.G., como interceptar el viento de las eras con faginas, casetas ni otras cosas. Dice el lib. 6 tít. VIII, cap. 1: que la era sin viento no valdría nada. No se pueden interceptar tampoco sus caminos y sendas ni hacer pared en la parte del cierzo ni bochorno más cerca de cuatro codos, ni más alta que la mitad de un hombre, ni viña, casa, ni huerto en perjuicio de la era. El dueño de una era no puede tomar la paja ni grano que el viento o el agua arrebataren de la del vecino". (Yanguas y Miranda, Dicc. Fueros.) El grano se guardaba en el hórreo o garaixe, de los que se conserva un soberbio ejemplar del s. IX en Iratxeta, en Leoz, Navarra, cerca de Monreal, y otro en Santa Fe de Epároz (Urraul Alto), de fecha incierta.

Bernardo ESTORNÉS LASA