Concept

Sublevación de Froya

Una de las noticias más antiguas se refieren a la sublevación de Froya, noble godo disconforme con la incorporación de Recesvinto al trono godo en vida de su padre, en la Tarraconense. Lo extraordinario es que la sublevación fue acompañada de una irrupción de los vascones, aliados a Froya, que bajan impetuosos del interior del Ducado de Vasconia a las llanuras e invaden la comarca de Zaragoza, al parecer con la finalidad de recuperar tierras perdidas. La sublevación de Froya terminó el año 653, quedando Calahorra en manos de los godos. Froya fue vencido y muerto en las cercanías de Zaragoza. No se sabe qué pasó con los vascones en su retirada. Versión de Tajón:

"Optimè novit beatitudo vestra tempus illud, quo tortuosus anguis ore pestifero in quorumdam mentibus virulenta seminum suorum sparserat zizania, fraudulentaque deceptione à tramite recti itineris gressum removerat mentium perditarum: in quo quidam homo pestifer atque insani capitis, Froia, tyrannidem sumens, adsumptis sceleris sui perversis fautoribus, adversus Orthodoxum magnumque Dei cultorem Recesvinthum Principem fraudulenta prætendens molimina superbo adnisu christianam debellaturus adgreditur patriam. Hujus itaque sceleris causa gens effera Wasconum Pyrenæis montibus promota, diversis vastationibus Hiberiæ patriam populando crassatur. Heu, pro dolor! dicendi studium calamitatis intercipit magnitudo. Sed tandem veniendum est ad id, quod formidat oratio. Innoxius quippe multorum Christianorum saguis effunditur: alii jugulis, nonnulli missilibus, plerique diversis jaculis sauciantur, innumerabilis multitudo captivorum adducitur, inmensa spolia subtrahuntur. Templis Dei infaustum bellum infertur, sacra altaria destruuntur, plerique ex clericatus officio ensibus obtruncantur, atque inhumata canibus, avibusque multorum exponuntur cadavera occisorum; ita ut septuagesimi octavi Psami non inmerito illi calamitati congrua videatur inscriptio."

(Ex Tajone epist. ad Quiricum, tom. 31, "Hispan. Sacr.", pág. 172).

Bien conoce su Beatitud el tiempo aquel en que la tortuosa serpiente con su pestilente boca sembró las cizañas contagiosas de sus simientes en las mentes de algunos, y con engaños apartó del recto sendero el caminar de espíritus descarriados: tiempo en el que un tal Froya, hombre pestilente de razón turbada, usurpando el poder y rodeándose de perversos fautores de su crimen, se atrevió a conspirar fraudulentamente contra Recesvinto, príncipe ortodoxo y gran servidor de Dios, dirigiéndose en empeño arrogante contra la patria cristiana, con objeto de reducirle, por la fuerza. Por causa de este crimen, el pueblo salvaje de los Vascones, hecho descender de las alturas del Pirineo, invade la patria Iberia, asolándola con toda clase de pillajes. ¡Oh, dolor; que la magnitud de la calamidad hace que desfallezca el propósito de describirla! Pero, al cabo, hay que abordar lo que al discurso empavorece. Es derramada la sangre inocente de muchos cristianos: unos son mortalmente heridos a estocadas, otros con armas arrojadizas, muchos con diversas otras especies de armas; es deportada una ingente multitud de cautivos y sustraído un copioso botín. La infausta guerra se introduce en los templos de Dios, siendo destruidos los sagrados altares; muchos clérigos son decapitados por la espada y los cadáveres insepultos de muchos de los occisos son presa de perros y aves de rapiña: tanto, que la descripción del Salmo setenta y ocho puede con razón aplicarse a aquella calamidad.

La carta-prólogo del libro de Tajón, obispo de Zaragoza, es un testimonio histórico de valor discutido por unos y otros. Se adivina un hombre que ha pasado por momentos de terror durante el asedio vascón de Zaragoza ante el temor de la caída de la ciudad. Se le tiene al obispo por hombre en cierto modo irascible según el contenido de algunas cartas de San Braulio. El texto, por otra parte, parece inspirado y casi calcado literalmente en el salmo sesenta y ocho que él mismo cita. Ante estos detalles, ¿qué pensar de las acusaciones contra los vascones? Si mataron a cristianos y clérigos en su ofensiva, ¿es que, acaso, no formaban parte del ejército visigodo, no sólo los cristianos, que lo eran todos los soldados, sino hasta los clérigos que regularmente formaban parte de él? Hay otros elementos sospechosos como que Froya fuera judío y excomulgado y que el delito de rebelión era, además, delito religioso, según disposición del Concilio de Toledo.

Teniendo en cuenta este clima de temor, ira y rencor religioso, no queda en pie, como hecho cierto, sino la ofensiva vascona, el asedio de Zaragoza y la consiguiente represión visigoda. Los cronistas godos, aficionados siempre a lo maravilloso y sobrenatural, cuentan que cuando esta irrupción vasca ocurrió, hubo un eclipse de sol, durante el cual se vieron las estrellas en medio del día y que tales hechos atemorizaron a toda Hispania y que no fue sin grandes pérdidas que la armada de Recesvinto rechazó la incursión de los vascos. Isidoro de Beja, llamado el Pacense, contemporáneo de los hechos, lo atestigua:

Huius (Recesvinthi) temporibus, eclipsis solis, stellasque inmeridie visentibus omnibus, Hispaniam territat: atque incursationem, Wasconum non cum modico exercitus damno prospectat.

(Isidorus Pacensis, Chron., "Esp. Sagr.", t. VIII, p. 282).

Mucho más tarde, el historiador navarro don Rodrigo Ximénez de Rada se hace eco de la observación de Isidoro:

Huius (Recesvinthi) temporibus, eclipsi solis, stellis meridie appa-rentibus, omnis. Hispania territatur: atque incursationem Wasconum non cummodico exercito repulit sine damno.

(Ex Roderic. Tolet., tib. 2, de Rebus Hispan., cap. 22).

En los días de éste [Recesvinto], toda Hispania contempla aterrada un eclipse de sol, durante el cual se distinguen las estrellas en pleno mediodía; y con un ejército nada exiguo rechaza sin daños la incursión de los Vascones [que contaban] con contingentes de tropas nada escasos.

El cronista mozárabe del 754 se hace eco de la terrible incursión en forma amortiguada y lejana:

atque incursationem Vasconum non cum modico exercitus damno prospectat.

(Cont. Hisp., cap. 36 "M. G. H.", Chron. Min., II, p. 343)

y afronta la incursión de los Vascos con no poco daño del ejército.