Syndicates

Sindicato ELB

Pocas son las experiencias organizativas de este país que en un plazo tan corto de tiempo han asumido tal referencialidad en el escenario político y sindical vasco. Efectivamente, el sindicato de agricultores de Iparralde ELB, no solo alcanzará en pocos años la mayoría de la representación en su ámbito, sino que desarrollará una estrategia sindical que goza de legitimidad suficiente como para impulsar iniciativas locales de contrapoder, como la Euskal Herriko Laborantza Ganbara, que serán reconocidas por las autoridades regionales, munipales y departamentales, a pesar de que las autoridades del Estado, con el Prefecto a la cabeza, las traten inutilmente de ilegalizar. Esta capacidad y referencialidad, no es más que el resultado de un tenaz trabajo en clave tan abierta como estrechamente ligada con los intereses de la población del norte de Euskal Herria.

A juicio de Itçaina (2005a), el Sindicato ELB es el resultado de la confluencia de tres corrientes. La primera se sostiene en el peso de diversos movimientos locales de orientación católica, que van a tratar de dinamizar el espectro socio-económico vasco decadente de los años 50. Efectivamente, a juicio de este autor, pero también a juicio de Sistiague (2000) y Arbelbide (1996), la socialización de los militantes campesinos que más tarde forman el sindicato ELB es, sobre todo, resultado del trabajo previo de grupos católicos como JAC-MRJC, o antes Eskualdun Gazteria. Un peso del catolicismo que tiene su incidencia en la orientación "participativa" cuyo referente es la experiencia de Mondragón, que no solo se extiende al espacio cooperativo sino también al sindical, de forma que

"la fusión de la contestación al monopolio sindical y las demandas identitarias vascas conducen a una facción militante próxima a "campesinos-trabajadores" (laborari-langile) a abandonar la FDSEA y a crear otro Sindicato en 1982: ELB".

Efectivamente, esta corriente católica que apuesta por un desarrollismo de base cooperativa se acompaña de una segunda corriente asentada en la politización de la identidad vasca que se articula desde comienzos de los años sesenta gracias al surgimiento del nacionalismo en torno a Enbata primero, y a diversos movimientos de corte claramente izquierdista después. Ciertamente, la amergencia del nacionalismo tendrá efectos directos e indirectos en el surgimiento de ELB. Así, se debe subrayar que la década de los 60 se caracteriza por el compromiso de muchos vasquistas emigrados que a lo largo de ese período abandonan sus zonas de residencia fuera de Iparralde para crear empresas y cooperativas en su tierra con el objetivo de garantizar el futuro local. Este espíritu, asentado en la dinamización local es una constante a lo largo de la intensa historia de ELB. De igual forma, la consolidación organizativa del nacionalismo en los 70, aportará una base militante que sirva de sustrato sobre el que emergerá ELB en los años 80, a pesar de que este sindicato nunca se haya definido como abertzale. De igual forma, la dimensión identitaria se alimenta del peso de la costumbre. Es por ello que como Itçaina (2005b: 49) señala,

"el vigor del sindicalismo agrícola proviene en primer lugar de la subsistencia de la referencia a la etxe, en tanto que institución central de la sociedad rural".

Efectivamente, para Berhokoirigoin (2005) éste es un elemento central para entender las diferencias entre el modelo agrícola del Béarn e Iparralde, que ha permitido una supervivencia del mundo agrícola significativamente mayor en Iparralde frente al Béarn como consecuencia de la mayor ligazón a la tierra de los campesinos vascos.

Estos elementos se vinculan con una tercera corriente que se sostiene sobre la creciente contestación al modelo corporatista profesional impulsado por los sindicatos agrícolas mayoritarios. Como señala Itçaina (2005a), la confluencia de estos tres sectores explica un modelo sindical que establece una original articulación entre el ámbito local y el global. Efectivamente, la estrategia actual de ELB combina una férrea defesa del desarrollo económico, cultural y socio-político vasco, con su pertenencia al actor cuantitativamente más importante del movimiento altermundialista: la Confederación Paysanne.

Sobre los sustratos mencionados, el nacimiento de ELB debe contextualizarse en los debates que en la década de los 70 sostienen determinados sectores abertzales en torno a las posibilidades para la puesta en marcha de una estructura sindical agrícola propia para Iparralde. A juicio de Sistiague (2000), mayo del 68 va a posibilitar la eclosión de una corriente progresista a nivel estatal que va a permitir la emergencia de nuevos colectivos de izquierdas que se escinden de los sindicatos mayoritarios, acusándoles de una esclerosis paralizante que en nada ayudaba a garantizar los derechos de los agricultores. Esta corriente sedimenta en Iparralde en el movimiento laborari-langile, de forma que ya para 1968, como refleja Sistiague (2000: 41), "en Euskal Herria, entre los sindicalistas de "izquierdas" se plantea una clara pregunta: ¿se deben abandonar las estructuras oficiales para crear un sindicato autónomo?" Esta pregunta provocó muchas reflexiones y debates. Y parecería que la opción de sentido estratégico era mantener la lucha en las estructuras oficiales, ya que allí se encontraban los campesinos (Sistiague, 2000: 41). Esta tendencia se estructura definitivamente en 1976 de la mano del Grupo de los 40, el cual optará por permanecer en la FDSEA, descartando la opción de crear un grupo autónomo de laborari-langiles, y sobre todo la de conformar un sindicato claramente abertzale que mantuviera una difuminada estrategia política. No obstante, la experiencia acumulada de más de una década de trabajo sindical, y sobre todo la consideración de que la maquinaria de los sindicatos oficiales difícilmente podría ser modificada internamente, fortalece el compromiso por una articulación autónoma. Indirectamente, a esta reflexión ayudará la escisión que a nivel estatal protagoniza CNSTP que, tras desgajarse del seno de FDSEA, tratará de romper con los mecanismos jerárquicos de las centrales oficiales desde una lógica asentada en la democracia directa.

Sólo falta, en consecuencia, un detonante. Y éste vendrá de la mano de un grupo de mujeres que rechaza públicamente el carácter derechoso del sindicato oficial, sirviendo de acicate para que el sector mayoritario del Grupo de los 40 abandone FDSEA, tras casi una década de debates. Una actitud de cautela que es la clave del posterior éxito de ELB, ya que su nacimiento se apoya en un lento pero inexorable proceso de socialización y difusión de sus ideas desde el interior de las estructuras oficiales. Como recuerda Arbelbide (1996: 262),

"los campesinos del interior sabían que para que la tierra diese sus frutos no se debían esperar sólo unos meses, sino que sería el resultado del cuidado de años. Sin embargo, solo dos segundos son suficientes para que todo el trabajo se desvanezca".

De esta forma, en 1982 comienza el verdadero trabajo para la puesta en marcha de la central sindical, con la conformación de 4 grupos de trabajo cuyas reflexiones se concretan en un documento presentado en junio de 1982 con el nombre de "A favor de otro sindicalismo agrícola en Euskal Herria". En este texto, tras subrayar la crisis local a la que se asiste, se apuntan elementos positivos presentes en el ámbito vasco, entre ellos la cultura cooperativista antes mencionada. De igual forma, se apuesta por una estrategia no productivista (en contraste con el modelo industrial del Béarn) y se subrayan una serie de variables medio-ambientales y de solidaridad con el Tercer Mundo, adelantando la estrategia altermundialista que abrazará ELB con la entrada del nuevo milenio. En noviembre de 1982 se celebra una asamblea en la que participan unas ochenta personas, la mayor parte de ellos agricultores ex-militantes de FDSEA. Un encuentro que da carta de naturaleza al sindicato ELB. Desde ese momento, se impulsa un intenso trabajo de propaganda que fructifica en unos resultados sorprendentes: aunque alcanzan el 11,8% de los votos a nivel departamental, en Euskal Herria se sitúa, con un 30%, como la segunda central tras Force Paysanne. Como reconoce Sistiague (2000: 74) "la necesidad de crear ELB se había verificado en la práctica".

Un elemento determinante para comprender el temprano éxito de ELB es precisamente el hecho de que sus militantes fuesen sindicalistas conocidos a los que se les otorga un gran margen de confianza gracias a su trayectoria previa en los sindicatos tradicionales. Sobre estas bases, ELB desarrolla una estrategia frenética de socialización de sus ideas. Así, desde una perspectiva progresista se vincula la situación del campesinado con la de los trabajadores, tratando de fermentar una conciencia de pertenencia común. De igual forma, ELB define como prioritario el trabajo por los intereses de Euskal Herria. En este sentido, desde el primer momento va a apoyar la demanda de institucionalización vasca, no sólo porque garantizaría el reconocimiento político de Iparralde, sino porque automáticamente supondría la creación de una Cámara Agrícola que pudiera responder a unas necesidades locales diferenciadas de las del agro en el Béarn. Una demanda central en el devenir del sindicato. De igual forma, ELB asume un compromiso explícito en defensa de los intereses de los "pueblos explotados", abriéndose a las demandas del Tercer Mundo, y apostando por un modelo de desarrollo local que superase la lógica productivista marcada por el devenir de la economía internacional. De igual forma, internamente, ELB reclama para sí el principio de la autonomía e independencia organizativa, aunque eso no es óbice para que se federe con CNPTS a nivel nacional; una dinámica que tiene continuidad actualmente, de forma que ELB participa de la Confederation Paysanne de Jose Bové. En paralelo, se apuesta por una estructuración local y un modelo de organización interna asentado sobre los principios de la democracia directa.

Sin embargo, no se debe olvidar el contexto en el que surge ELB. Éste viene marcado por la radicalización de la estrategia armada de Iparretarrak; organización que desde 1978 también había apostado por la creación de estructuras agrícolas sindicales. La relación de ELB con las organizaciones abertzales y, más concretamente, con Iparretarrak, en consecuencia, va a marcar parte de los primeros debates internos del sindicato. Obviamente, su orientación vasquista va a servir de excusa para que sus detractores traten de confundir a la ciudadanía vinculando a ELB con la violencia. Pero, de igual forma, desde las organizaciones abertzales se va a poner en marcha una estrategia de presión que se va a concretar en constantes demandas al sindicato para apoyar sus iniciativas. En consecuencia, ELB trata de clarificar su posición de forma nítida en 1984. Así, ELB se define como sindicato campesino, euskaldun y miembro de la comunidad internacional.

"Como "campesino" (consideran) que deben potenciar la lucha social, en solidaridad con los agricultores de más allá de sus fronteras. Como euskaldun, la organización da cuerpo a una identidad particular a través de demandas como la puesta en marcha de unos servicios de administración y (promoción de la) agricultura que deben ser "del pueblo".

Es por ello que ELB se define "como parte de la cadena que une a los trabajadores de la tierra" (Sistiague, 2000: 108). ELB también rechaza los intentos de cooptación de otras organizaciones abertzales y, de la misma forma, se posiciona en contra de estrategias vanguardistas armadas. Por ello, distanciándose de las posturas reformistas, asume una estrategia asentada en la lucha de masas, pero desde una lógica de acumulación de fuerzas y no desde posiciones que consideran excluyentes por su radicalidad.

Esta caracterización da sus frutos, de forma que ELB logra su objetivo de "atraer al máximo número de gente" tras embarcarse en una frenética estrategia de trabajo sectorial e ideológico en la que se aprovechan las oportunidades de la acción convencional -como las innumerables manifestaciones que convoca-, pero también de la desobediencia civil -realizando por ejemplo acciones como el tapiado de las sedes departamentales-. Así, la progresión del sindicato en las elecciones a la Cámara Agrícola de Pau es asombrosa. Por primera vez en su historia, el 31 de enero de 1995, ELB supera en el País Vasco al sindicato tradicional FDSEA con un 47, 28% frente al 47,09% de la "estructura oficial". Sin embargo, el sistema de reparto de escaños perjudica claramente al colectivo nacionalista. A pesar de ser la primera fuerza, ELB sólo suma el 20% a nivel departamental, con lo que la lista mayoritaria en este ámbito logra directamente 11 de los 21 puestos. Los otros 10 se distribuyen proporcionalmente, de forma que ELB únicamente obtiene 2 delegados. En cualquier caso, la progresión es significativa: en 1989 FDSEA consiguió el 49,74% frente al 41,05% de ELB; en 1983 la diferencia fue mayor: 54% para el primero y 29,79% para los segundos. En 1995 ELB pasaría a ser la primera fueza, manteniendo estos resultados en 2001. En las elecciones de febrero de 2007, ELB ha logrado el 51,53%, mejorando los resultados anteriores. En cualquiera de los casos, a pesar de ser la primera fuerza y de sumar el 22% a nivel departamental, nuevamente como consecuencia del sistema de elección, sólo logra 2 de los 41 puestos de la Cámara de Agricultura de Pau.

Como se ha mencionado, desde 1999 ELB se embarca junto a otros colectivos en la demanda de institucionalización vasca. Y si su papel es limitado en un primer momento, su audiencia se amplifica a partir de 2002 -de la mano de Batera-. Efectivamente, desde 2002, Batera liga indisolublemente cuatro demandas: creación de un departamento, creación de una universidad de pleno ejercicio, oficialización del euskara y puesta en marcha de una Cámara Agrícola para Iparralde.

La apuesta por la creación de una Cámara de Agricultura para el País Vasco había sido una de los ejes de trabajo de ELB desde su nacimiento, en la medida en que consideran que podría ser un instrumento que ayudara a un modelo alejado del sistema industrial e intensivo promovido por las instituciones. Con este espíritu, el sindicato convoca la primera movilización de la historia en demanda de la Euskal Herriko Laboratza Ganbara concentrando a 1.000 personas en las calles de Baiona en 1995. Una dinámica reivindicativa que es retomada nuevamente en octubre de 2001, cuando el sindicato vuelve a agrupar a un millar de manifestantes en apoyo a la demanda. En otoño de 2001, ELB organiza una autocaravana por todo Iparralde en la que participan 2.000 personas. De igual forma, durante esa campaña 113 de los 159 alcaldes se posicionan a favor de la creación de este organismo.

En abril de 2002, el candidato a la Presidencia Jacques Chirac se muestra favorable a la creación de la Cámara de Agricultura. Previamente, Lionel Jospin había respondido a las movilizaciones de ELB proponiendo la apertura de una comisión encargada de analizar las posibilidades jurídicas para su constitución. Por esta razón, el propio sindicato agrícola encarga a un profesional la realización de un informe, que es entregado al Primer Ministro y al Consejo de Electos en febrero de 2002. El texto jurídico considera que sería perfectamente posible la co-existencia de dos Cámaras de Agricultura, a partir del precedente de la existencia de dos Cámaras de Comercio en el Departamento de los Pirineos-Atlánticos. Se señala, así, que no sería necesaria la redacción y aprobación de una nueva ley, sino que bastaría con un simple decreto del Primer Ministro. Más aún, el 5 de noviembre de 2002 el Consejo de Electos contempla explícitamente la demanda de una Cámara Agrícola para el País Vasco, con lo que la reivindicación de ELB es legitimada por el cuerpo electivo de Iparralde. En diciembre de 2002, es creado el Servicio de Utilidad Agrícola Territorial del País Vasco (SUAT), que reúne a los miembros electos de este territorio para tratar problemáticas que les son propias. Estructura que es rechazada nuevamente por ELB, estimando que "no responde en ninguno de los casos a las demandas de los agricultores"; algo que sólo se satisfaría con la creación de una Cámara Agrícola. Ese mismo año, Batera hace suyas las demandas de ELB y el 23 de noviembre ELB deja de participar en el SUAT ante la falta de avances. Finalmente, tras la visita de Sarkozy de comienzos de 2004 -en la que el Ministro de Interior no hace referencia a la Cámara Agrícola- ELB decide en una Asamblea Extraordinaria del 23 de enero de 2004 la creación de una comisión encargada del estudio de las modalidades para la puesta en marcha de una Cámara paralela. En julio de 2004, en consecuencia, se presenta la estructura que se propone, que contaría con una asamblea deliberativa conformada por 39 representantes, de los que 21 elegirían a los agricultores.

El 5 de enero de 2005 se anuncia la compra de una sede para el organismo en Ainhize-Mojolos por parte de la Fundación Manu Robles de ELA, recién estructurada en Iparralde. Y el 15 de enero nace la Euskal Herriko Laborantza Ganbara, lo que en palabras de Berhokoirigoin demuestra que en "Euskal Herria se cuentan con armas de construcción masivas". Aunque la EHLG nace con sólo 2 empleados en 2005, en la actualidad cuenta con 10 trabajadores, ascendiendo su presupuesto al medio millón de euros en 2008, de los que una cuarta parte corresponde a la prestación de servicios a instituciones locales de Iparralde y a instituciones departamentales y regionales.

Esta cuestión es clave, ya que las instituciones departamentales y regionales legitimarán el trabajo de este colectivo a pesar de que el Prefecto del Estado tratará de torpedear por todos los medios la iniciativa, por ejemplo amenazando con someter a juicio a los ayuntamientos que aporten fondos para su funcionamiento. Más aún, el Estado tratará de ilegalizar la EHLG en un proceso que se inicia en 2005 y que finaliza con la absolución de su presidente, fundador de ELB, Mixel Berhokoirigoin, en 2010. Concretamente, la petición inicial es una multa de 15000 euros, la disolución de la EHLG y una pena de prisión de 12 meses para su presidente. Finalmente, en mayo de 2010, el Tribunal de Apelación de Pau desestima el recurso del fiscal que pretendía revocar la previa absolución del Tribunal Correccional de Baiona de marzo de 2009.

En 2011, Euskal Herriko Laboranza Ganbara cuenta con una estructura de dirección basada en una Asamblea Plenaria conformada por varios colegios: el colegio de agricultores, con 21 miembros designados proporcionalmente a partir de los resultados en las elecciones a la Cámara Agrícola (de los q ue 11 corresponden a ELB y 10 a FDSEA, que opta por no participar); el colegio de antiguos agricutores, con dos miembros; el de asalariados; el de asociaciones de desarrollo agrícola (con 4 miembros, uno de ellos para Herrikoa y tres para la federación Arrapitz); el colegio de asociaciones de defensa del consumidor (2 miembros de la asociación Bio y un observador de UFC); el colegio de asociaciones de defensa ambiental (2 miembros de Itsas Geroa y otro de la CADE); y el colegio de amigos de la EHLG (2 miembros en representación de las 1400 personas que apoyan la iniciativa).

EHLG es la responsable de la organización de la feria Lurrama, que trata de acercar al entorno urbano la lógica del desarrollo sostenible del mundo agrícola que defiende ELB, habiéndose convertido en uno de los actos más referenciales y de mayor asistencia del territorio vasco.