Cuevas

SANDAILLI

Cantar de Sandailli. Cantar -o retazos de varios cantares unificados por tratarse de un mismo tema que relata la mala pasada que los gamboínos jugaron al merino mayor y corregidor de Guipúzcoa, Hurtado de Mendoza. El texto de estos fragmentos no sólo es incompleto sino que adolece de las imperfecciones propias de un manuscrito antiguo. El manuscrito, obra del Dr. Puerto de Oñate, y copiado por Floranes, ofrece la explicación de los hechos que menciona el cantar: "Solíanse acoger los lacayos de todo el Bascuence a Oñate, a Sancho García de Garibay, y éstos, en el puerto de San Adrián, pidieron a un arriero de Hernani, que se decía Juan Zaar, que les hiciese cortesía (esto es que les diese para beber). Y como no les daba le quitaron de su dinero; y después se quejó al corregidor y a toda la Provincia; los cuales enviaron al merino mayor con mucha gente a Oñate. Y algunos avisaron a Sancho García y sus lacayos; los cuales huyeron a la cueva de San Elías, y allí los cercaron. Esta cueva tiene una puerta casi a media legua, y por allí les proveían de lo necesario sus amigos, con un criado que se llamaba Zalagarda, y se compuso entonces este verso:

Ala Zalagarda Zalagarda mala / Zalagarda gaisto Oñaztarra oondako. / Ardau zuri, ardau Madrigalgoa / ardau zuria Mendozagana doa / alabana Sandaili gogoa, / zalagarda Sandailira doa. / Ala Zalagarda Zalagarda mala / Zalagarda mala para esos oñacinos / Vino blanco, vino de Madrigal / El vino blanco va donde Mendoza / Sin embargo las ganas para San Elías / Zalagarda va a San Elías.

Según el relato del Dr. Puerto de Oñate, Zalagarda era un criado de Sancho García de Garibay, señor de la facción gamboína; sin embargo para Michelena, "zalagarda" no sería un personaje sino la palabra vasca recogida por Larramendi y Azkue en su acepción de "alboroto", "tumulto" y "engaño" con lo que se deduce que en Oñati hubo un gran alboroto por el asunto en cuestión. Sigue el manuscrito del Dr. Puerto: "Este Mendoza era merino mayor; y el vino que para él iba cogieron en el camino, y se lo llevaron a los cercados de San Elías. Toda la Hermandad los tuvo cercados algunos días, y al cabo, como no se querían rendir, ataparon la puerta de torreznos de tocino gordos, y los asaron, pensando que con aquella manteca y grasa los abrasaran, pero bien seguros estaban. Al fin les dejaron y entonces se compuso este cantar:

Sandaliak ateak ditu txitxarrez / nola txitxarrez da ala zendalez / Hermandadea arean doa negarrez / Anso Garciak gaztelu ori emunez, / ezen ugin da estikitxa esan ez. / San Elías tiene las puertas (llenas) de chicharrones. / así de chicharrones como de piras de leña / la Hermandad allí se va llorando / Sancho García no entrega ese castillo I pues le repugna y no dice palabra suave.

La estratagema de la grasa quemada sobre la leña recuerda a la moderna táctica de los gases lacrimógenos. Sin embargo, al no darles resultado, los sitiadores tienen que levantar el cerco y la Hermandad, según el burlón cantor popular, es la única que paga las consecuencias del humo puesto que "se va llorando". Sancho García despide de malas maneras a los que van a quejársele; su simpatía y apoyo está con sus lacayos.

Laskau arroen igesetako lasterra, / laskau arrok ostatuan onela: / gabaz ere urtunika obela / argi izarrok ditugula kandela / ostatuan gera, dixo, iguk emenda. / Cómo corrían los orgullosos lazkautarras al escapar / el orgulloso lazkautarra (decía) así en la posada: / también de noche al salir de pronto / las claras estrellas nos sirven de vela / estamos en la posada, dice, dános de comer.

Esta tercera estrofa tiene escasa probabilidad de relacionarse con las dos anteriores. Según J. Carlos Guerra, los sitiados no sólo lograron salir sino que persiguieron a los oñacinos, entre los cuales, el de Lazkao no se quedó atrás teniendo que echar a correr sin provisiones y teniendo que aprovechar la noche para salir de la posada. Evidentemente, se nota una mano socarrona tras los versos gamboínos que se vengan así del Cantar de Aramayona.

Bernardo ESTORNÉS LASA