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San Miguel de Aralar

Proclamación de San Miguel por el PNV (1909). Tuvo lugar el 10 de octubre de 1909 en circunstancias particulares que recoge E. de Aranzadi en Ereintza: Se acercaba el año 1910, y en él, el triste día 3 de febrero en el que padeció el Nacionalismo Vasco la agresión más cruel e inesperada, según pronto veremos, de cuantas ha venido sufriendo en su agitada vida. Parecía que el Cielo trataba de prepararle con un Protector invencible, al mismo tiempo que la gran organización nacionalista atestiguaba su fe religiosa, cuando nadie podía poner en el acto a que aludimos, por la normalidad del tiempo en que se realizó, tacha de conveniencia partidista. Nos referimos a la proclamación, hecha en lo alto del Aralar, de San Miguel, el 10 de octubre de 1909 como Patrono, Caudillo y Custodio de Euskadi, por el Partido Nacionalista Vasco. Fue fijada por E.B.B. la fecha del 12 de septiembre para esta declaración, mas los temporales de aguas de aquellos días obligaron a retrasarla, celebrándose el mencionado 10 de octubre que bien podría ser mirada entre nosotros como la primera de las fiestas de la Patria. De víspera salían muchos de sus casas en dirección al Sagrado Monte. Recordamos que entre otros venían desde Tolosa, el que más tarde había de ser celosísimo párroco de Villabona, D. Valero de Arbide, modelo de sacerdotes y patriotas; D. José de Eizaguirre y D. Isaac López Mendizábal, mis queridos amigos. Traían éstos un guía, que poco experto se perdió sin que lo confesara hasta que fue imposible ocultarlo. Y para no sufrir entonces la humillación de reconocer el extravío, se escapó dejando con la noche encima a los tres patriotas en lo más intrincado de la sierra. Para tentar fortuna, sin cansarse más, unieron sus voces como buenos músicos y dieron por tres veces unos gritos, que juzgaron eficaces para ser encontrados, halláranse donde se hallaren. Y en vista de que nadie respondía, levantaron resignados los ojos al cielo estrellado, se acomodaron bajo una haya corpulenta y cubiertos los tres en el manteo de D. Valero pasaron así la noche, noche de octubre a más de mil metros de altura. Al amanecer advirtieron, inmediatamente, que se encontraban muy cerca del Santuario. Vinieron llegando los nacionalistas durante la mañana, y a las diez se celebró en el templo del Arcángel la Santa Misa, ejecutándose la de Perossi por valiosos elementos de Iruña, Donostia, Gazteiz, Tolosa y Lazkano. Se dio a besar a la terminación la imagen milagrosa de San Miguel. Luego comida, y después de la comida, vuelta al templo a la proclamación de Deun Mikel que fue hecha en los siguientes términos: Deun Mikel Gongotzona, donokitarr gudarijen Buru betugia! Jaun-Goikua eta Lege-Zarra ikurrin-bian Euskadin gudan dabillan Eusko-Alderdi Jeltzaliak be eukigura zau bere buru ta zuzendaritzat, eta gaur artzen zau bere Zaindari donokitartzat. Abetaldu egixu. Gongotzon altzu ta ernai orrek! geure biyotzetako matasunaren ziñalben au. Aurrerantzean Zeu ixan zadi geure aurrendari betugia; begire egixu Euskadi'k zineskintza galtzen daula beste Erri batzuben azpijan; estuntzapian larri dagon abenda zorigeiztodun oni erruki zakijo. Egixu Euskadi`k bereuki dagijola bere azkatasuna, bixi dadin lenago lez berbere Lagijen bian Jaungua'renak ointzat dauzala. Deun Mikel Zaindu egixu Eusko`Alderdi Jeltzalia! Deun Mikel, gaizka egixu Euskadi! Este texto vertido al español, dice así: ¡San Miguel Arcángel invicto Capitán de la Milicia celeste! El Partido Nacionalista Vasco que lucha por Euskadi bajo la bandera Jaun-Goikua eta Lege-Zarra quiere tenerte también por su Capitán y Jefe, y hoy te proclama por su Celestial Patrono. Acepta bondadoso este testimonio de amor de nuestros corazones. ¡Oh tú, poderoso y vigilante Arcángel! En adelante sé nuestro invicto guía; mira cómo Euskadi pierde la fe sometida a otros pueblos; compadécete de esta hoy desgraciada raza, que gime bajo la opresión. Haz que Euskadi recobre la libertad perdida para vivir bajo sus propias Leyes, basadas en la de Dios. ¡San Miguel, protege al Partido Nacionalista Vasco! ¡San Miguel, salva a Euskadi! Tengo la cuartilla original erdérica de esta proclamación redactada por el Presidente del E. B.B. , D. Luis de Arana-Goiri y la euskérica, leída en Aralar, de puño y letra de «Kirikiño» (G. B.) no se dio en la prensa el nombre del sacerdote que puso a la gran organización vasca bajo el amparo del Caudillo Celestial porque con ello se hubiera anticipado a D. Valero de Arbide el castigo que pronto le valió el destierro de Gipuzkoa y su nombramiento para el servicio de la villa, hoy nacionalista, de Agurain o Salvatierra. Hizo la proclamación, como decimos, el Sr. Arbide, precediéndole vehementísima exhoratación religioso-vasca inspirada en la historia de los Macabeos, luchando y muriendo por su religión y por su patria. Bastará esta indicación para juzgar sin gran error, sobre el alcance de la oración que precedió al acto magnífico de poner al nacionalismo vasco bajo el patrocinio del primer jefe victorioso que conocemos. Explicando la significación del acontecimiento, escribíamos entonces: El acto de Aralar es un homenaje sincero, puro y ardiente a la Causa del Bien, a la Causa de Dios, homenaje ofrecido por mediación del Arcángel guerrero, del primer caudillo y luchador que venció en el Empíreo con la ayuda de su Señor al espíritu rebelde, a Lucifer. Esta proclamación revela con brillantez que ofusca, el carácter de la lucha entablada por el nacionalismo contra los enemigos exteriores e interiores de Euskadi. Lucha eminentemente religiosa de una raza católica que no quiere fundirse con la latina, cada día más apartada de la Iglesia. Lucha iniciada con Arana-Goiri, por Dios y sólo por Dios, y sostenida hoy con la misma suprema finalidad. Por eso, según venimos afirmando sin cesar, conocido el derecho de los vascos a su originaria libertad, conocida la justicia de su ideal, lo persigue, no por el triunfo de un derecho terreno, sino porque esa libertad serviría a nuestra patria para tender a Dios y para la salvación eterna de los vascos... La proclamación de San Miguel -añadíamos- es la de la verdad nacional, es el reconocimiento práctico de la hermandad de las diversas oraciones del pueblo euskadiano. Significa la ruptura de esos malditos muros de división y aislamiento entre vascos, levantados por el desconocimiento en que han vivido, los hijos de una madre, sobre su común origen, a pesar de que la sangre, el idioma y el instinto de vida pregonaban con estruendo la nacionalidad vasca. Espíritu de fortaleza, custodio hasta ayer de Nabarra, aclamado por los nacionalistas guipuzkoanos, nabarros, alabeses y bizkainos, como su Capitán y caudillo, como defensor de toda Euskadi. Desde las alturas del Aralar, Monte Santo para los vascos; desde ese trono inconmovible como la fe de los patriotas en que la piedad de pasadas generaciones te colocó, exliende tu espada irresistible sobre las cabezas de todos los euskadianos! Y como en tiempos más felices, guardaste tu amada Nabarra para sus hijos los nabarros, ampara a Euskadi contra la injusticia, y sostén a los que la reconocen por madre en el diario combate en que se ven envueltos por Dios!».-A. A. A.