Sculptors

Ordozgoiti Fonseca, Iñigo

Escultor. El artista Iñigo Ordozgoiti Fonseca nació en Bilbao el 1 de julio de 1963.

De 1975 a 1980 realizó estudios de dibujo en el Museo de Reproducciones Artísticas de Bilbao. En 1988 se licenció en la carrera de Bellas Artes en la Facultad de San Fernando de Madrid. Tanto en 1989 -durante los meses de junio y julio- como en 1990 - los meses de noviembre y diciembre- participó en el taller de escultura de Ángel Badós en Arteleku (Donostia). Dos años más tarde, también participó en el taller de escultura Taller de Invierno en Arteleku (San Sebastián). Estuvo coordinado por Ricardo Catania y supervisado por Antonio Abad, Manel Clot, Sergi Aguilar, Evaristo Belloti, Jordi Colomer, Pep Durán, Carlos Pazos, Gabriel, Perejaume, Joan Rom y Manuel Saiz.

A lo largo de su trayectoria artística ha obtenido diversos premios y galardones. En 1989 consiguió el 2º Premio de Escultura Gure Artea, concedido por el Gobierno Vasco. Un año más tarde, fue seleccionado en Getxo Arte'90, en la Feria de Arte Vasco del Ayuntamiento de Getxo y desde 1990 hasta 1992 fue seleccionado a la muestra Ertibil Bizkaia organizada por la Diputación Foral de Bizkaia.

De la misma manera, ha participado en numerosas exposiciones tanto individuales como colectivas. La primera de ellas tuvo lugar en 1982, se trató de una muestra colectiva de pintura y escultura celebrada en la Sala de Exposiciones de la Caja Laboral Popular de Bilbao. Ese mismo año, también participó en otra exposición de pintura celebrada en el Ayuntamiento de Elantxobe (Bizkaia). En 1986 fue seleccionado en el II Salón de Pintura Joven de Madrid. De la misma manera, al año siguiente también fue seleccionado para el IV Salón de Pintura Joven de Madrid y en el Bizkaiko Artea'87 organizado por la Diputación Foral de Bizkaia y celebrado en la Sala Rekalde de Bilbao.

En 1989 además de participar en otra exposición colectiva de escultura denominada Siete miradas sobre un paisaje en el Aula de Cultura de Barrainkua (Bilbao), realizó su primera muestra individual de pintura en la Galería La Fundición de Bilbao. En el año 1990 Iñigo Ordozgoiti multiplicó su actividad expositiva al concurrir a varias muestras de arte colectivas, entre las cuales destacan la titulada Epílogo celebrada en Tolosa (Gipuzkoa) y organizada por el Ayuntamiento de dicha localidad, la Diputación de Gipuzkoa y el Gobierno Vasco; la muestra de escultura realizada en la Galería Altxerri de Donostia-San Sebastián; las denominadas Ertibil'90 y Getxo Arte'90 celebradas en Bizkaia (Bilbao y Getxo, respectivamente); o la muestra itinerante Gure Artea'98 realizada en el Banco de Bilbao, en el Museo de San Telmo de Donostia-San Sebastián y en la Sala Amárica de Vitoria.

En 1991 presentó la instalación Lehen biziko bala en la Galería El Escaparate de Algorta (Bizkaia), al tiempo que también presentó sus esculturas en la exposición Ertibil' 91 en Bilbao y en el Taller de Ángel Badós en Arteleku (Donostia). Al año siguiente participó en la performance The Hause of Saints (Fall / Winter Collection), dirigida por Jean de Boysson y presentó su instalación Espacio de Cesión en Arteleku (Donostia).

Dos años más tarde presentó en la Sala de Cultura de Basauri (Bizkaia) su obra denominada Cajas de Deseo. En el texto del catálogo de dicha exposición, denominado El eterno femenino (privacidad, retórica y escultura), Manel Clot se refería del siguiente modo a las piezas del artista:

"Esta serie de últimas obras de Iñigo Ordozgoiti supone, pues, el establecimiento de un delicado equilibrio entre todo cuanto remite a la resolución singular de los problemas del espacio propio, a la concepción de la tridimensionalidad post-minimalista, a la necesidad de encontrar una fórmula a la disyuntiva entre construcción y hallazgo de la obra de arte, o todo cuanto se refiere a la propia concepción del objeto de arte en una sociedad post-industrial generadora de detritus inacabables que son usados sin apenas tener tiempo para ser leídos, junto con todo el aparato retórico procedente de los estratos del lenguaje y de la memoria, de los ámbitos de la privacidad y de lo individual, ámbitos éstos cargados de alegorías y de desplazamientos metonímicos de indudable fuerza significante y de innegable impacto visual y conceptual, en los que las inversiones lingüísticas actúan como una potente ampliación significante".