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MUSKITZ

Urbanismo y construcciones civiles

Su caserío no es muy extenso, pero sí que cuenta con interesantes edificios. Se dispone en una ladera, en torno a una única calle que pasa junto a la iglesia, más algún otro núcleo formando una placita. La parroquia, reconstruida en el siglo XX, no ocupa hoy el lugar más alto, pero sí tiene una ubicación dominante.

Las casas son de gran tamaño, van exentas, y muchas de ellas han perdido su enlucido, bien por el paso del tiempo o por modernas restauraciones. Es de notar su buen estado de conservación, algunas con notables intervenciones, de lo que es buena muestra la conservación, ciertamente excepcional, de varios hornos de pan de los que antiguamente había en las casas tradicionales navarras. Siguiendo la tónica iniciada ya en alguno de los pueblos del valle, como Eraso, los elementos de madera son muy abundantes, marcando la transición hacia la Navarra atlántica.

En la carretera, apartado del casco urbano propiamente dicho, un caserón de planta cuadrada y tejado a cuatro aguas pudo ser venta antiguamente. Los muros van enlucidos y con cadenas de sillar, y en uno de sus frentes muestra un horno con su bovedilla enlucida y su tejadillo, que apoya sobre tres jabalcones. A la entrada del pueblo, junto a un "aska" de abrevar, una casa, hoy abandonada, tiene planta rectangular, tres alturas más desván y tejado a dos aguas con gran alero. Los muros son de mampostería sin enlucir, y se perforan por vanos rectos, con la notable excepción de la puerta, que es de medio punto. Frente a esta casa, otro edificio de desarrollo horizontal y dos alturas más ático, tiene en cambio sus muros blanqueados y con alguna alegre balconada. La puerta se encuentra en un lateral, dando cara al camino, y consta de arco de medio punto bajo ventana con antepecho moldurado. Más arriba nos encontramos una casa muy reformada, totalmente enlucida, y otra, también restaurada, que muestra un entramado de madera con enlucido blanco muy atractivo. Los amplios vanos y la riqueza de volúmenes denuncian lo enérgico de la intervención. Por último, una casa de gran tamaño, planta rectangular y tres alturas más ático culmina la calle por este lado. El tejado es a doble vertiente, los muros enlucidos y con cadenas de sillar, los vanos rectos y su fachada va cruzada por una balconada.

Una callecita arranca de este lado hacia la iglesia, englobando la mayoría de las casas de Muskitz. En primer lugar hay dos inmuebles alineados pero separados por una estrecha "arteka". Ambos van sin enlucido y muestran muros de mampostería con ventanas cuadrangulares. La primera de ellas, más pequeña, tiene tres alturas y puerta adintelada, mientras que la mayor tiene cuatro alturas más desván y arco de entrada de medio punto.

Ante estas casas hay una placita en la que se ubica la iglesia, así como una fuente con abrevadero y cobijada por un arco de medio punto que genera un único tramo de bóveda de cañón. Lleva inscrita la fecha de 1959, así como su nombre, Iturrotz. La casa parroquial es muy simple, con tres alturas y balconada bajo tejado a doble vertiente. Los vanos son rectos y los muros enlucidos, con las consabidas excepciones. A continuación encontramos la casa "Juanesenea", que en su actual configuración parece ser un inmueble tardío, probablemente del XIX a juzgar por su portada, que consta de un arco escarzano que apoya en dos hombros altos y rectos, tipo que hemos visto en la zona norte de Navarra en innumerables ocasiones, marcado con fechas de dicha centuria. Hoy esta casa se halla perfectamente conservada y restaurada, merced a la intervención llevada a cabo por sus actuales propietarios. Se trata en síntesis de un bloque prismático, de planta rectangular y desarrollo horizontal, con tres alturas más tejado a dos aguas con alero profundo. Los vanos originales son pequeños y rectos, y aunque su fachada va hoy en mampostería vista, el resto de los hastiales muestra el enlucido original, con cadenas de sillar en esquinas y enmarques. En uno de los laterales, dando frente a una zona ajardinada, se conserva el horno de pan, hoy todavía funcional, con su bovedilla de ladrillo enlucido y una estructura de madera sobre pies derechos, con su propio tejadillo. A continuación vemos otra casa que repite tipología, y poco más adelante se levanta "Asiñerena", un caserón dieciochesco que, aunque redunda el tipo de las dos anteriores, aumenta en un piso su altura y tiene mayor desarrollo en planta. Conserva el enlucido de los muros y repite tratamiento de los vanos, a excepción de la puerta, que es un arco de medio punto con quince dovelas cortas. En la fachada preside un escudo barroco que reproduce las armas de la familia Beramendi. Debajo, una inscripción lleva la fecha de 1788.

Culminando la calle se encuentra la casa "Alkatenea", un soberbio edificio configurado por la yuxtaposición de tres cuerpos. Se halla perfectamente conservado y restaurado, con amplia superficie ajardinada. Su fachada va en mampostería menuda, aunque no es difícil suponerle un enlucido que hoy falta, y que dejaría a la vista, según la costumbre, los sillares de los ángulos, los enmarques de las ventanas y el paño más próximo a la entrada. Los vanos son rectos, salvo la puerta de medio punto, y en ocasiones llevan antepechos labrados. Tiene tres alturas más ático, y en la parte alta muestra unos canes lisos de piedra más una cornisa, para alojo de un palomar. El tejado va a doble vertiente, y distinguimos en él hasta tres chimeneas del tipo pirenaico. A la fachada se adosa, por uno de los ángulos y formando escuadra, un edificio bajo, cubierto con tejado simple, cuya parte baja va en mampostería concertada y la zona alta en entramado de madera cuajado con ladrillo, muy atractivo a la vista. Otro de los hastiales tiene la parte inferior de los muros en mampostería vista, y la parte alta con entramado de madera rellenado con piedra bien enlucida. La madera es abundante, y aún muestra un pequeño mirador volado, realizado enteramente en este material. También vemos un horno de pan con bovedilla, tejadillo y estructura de madera sobre dos jabalcones. Este frente denuncia una ampliación longitudinal, que tiene su propio acceso, un arco rebajado con potentes enmarques y con la rosca achaflanada. El hastial trasero del edificio, que da salida a la parte ajardinada, repite el tratamiento de los muros, y muestra una hermosa balconada de madera, con su propio tejado, sostenida también por jabalcones que apean en el muro. Este frente se abre además por una puerta de arco rebajado y otra más estrecha, adintelada y con dos ménsulas de perfil lobulado para su refuerzo. En dichas ménsulas se han labrado sendas estrellas, inscritas en círculos, motivo perteneciente al repertorio decorativo popular de ebanistas y canteros.

En una placita situada encima de la calle hasta ahora descrita, vemos una casa muy arreglada, con tres alturas y vanos modernos, y una casita de menor tamaño pero indudable encanto. Muestra su parte inferior en mampostería y el piso superior en entramado de madera con las vigas a la vista. En su fachada, el tejado se prolonga hacia adelante para cobijar un balcón con estructura de madera. Junto a esta casita, y comunicada por un paso alto, otra casa de desarrollo horizontal, con dos alturas más desván. Los muros van en mampostería, el acceso es de medio punto, y bajo el tejado a doble vertiente corre un largo balcón.

Parroquia de San Martín de Tours

Este edificio fue enteramente reconstruido en el año 1922, sustituyendo a la antigua parroquia que se enclavaba en alto, pero en la obra se reaprovecharon de manera evidente algunos elementos. La planta es de cruz latina, con cabecera recta y corto transepto. Tiene una única nave, que se divide en dos tramos cuadrados, más el correspondiente al del crucero, además de la cabecera propiamente dicha. La sacristía se adosa a la cabecera por el lado de la Epístola, como suele ser habitual, y por el mismo lado se adosa además un pórtico que cobija la entrada. Por último, la torre se yuxtapone al muro de los pies.

Los muros son de mampostería burda, sin enlucido al exterior, y se articulan mediante pilastras de capiteles moldurados que apean el peso de los fajones. A los pies se levanta un coro. Las ventanas son de medio punto, y en la torre vemos un vano antiguo, geminado y de inequívoco sabor civil.

La fábrica se cubre con bóveda de crucería simple en nave, brazos del transepto y cabecera, articulada mediante fajones de medio punto, mientras que el crucero lleva una cúpula sobre pechinas. La sacristía lleva un simple cielo raso.

Al exterior llama la atención la sobriedad de este templo. La torre, de planta cuadrada y escaso empaque, se estrecha en la parte superior para dar paso al cuerpo de campanas, abierto con medios puntos. Remata en un tejadillo a cuatro aguas. El pórtico, muy cerrado, tiene estructura de madera y tejado simple. La puerta del templo es un simple arco de medio punto con dovelas cortas. En el atrio se pueden ver tres estelas discoideas alineadas.

El retablo mayor está dedicado a San Martín, y es renacentista de fines del XVI. Consta de banco, dos cuerpos de tres calles y ático triple rematado por frontón. Los elementos sustentantes son columnas de fuste acanalado. La mayor parte de la imaginería es moderna, pero todavía podemos señalar un San Martín del XVI, vestido de obispo y sedente, en actitud de bendecir, una Virgen del Rosario barroca, regalada en 1660 por Agustina de Mazquiarán, o el propio Calvario, original del retablo.

El retablo del Corazón de Jesús se encuentra en el brazo septentrional del transepto. Es obra moderna, de cuando se rehizo el templo. En el lado de la Epístola encontramos el retablo de la Inmaculada, de igual cronología. En el sotocoro se encuentra una pila bautismal medieval, con basa cuadrada, corto fuste prismático y gran taza gallonada.

Como suele ser habitual, en la sacristía se custodian otras tallas, que en este caso no tienen demasiado valor artístico, entre los que podemos señalar un Crucificado y un San Antonio barrocos del siglo XVII. Hay también algunas piezas de orfebrería, como una cruz procesional de plata, obra del XVI.

Joseba ASIRON SAEZ (2007)