Concept

Minería. Galgueros

Los trenes mineros, compuestos por un número variable de vagones de dos ejes, (entre 20 y hasta cuarenta, "trenada"), cargados con mineral y en ocasiones de piedra caliza y traccionados por una locomotora de vapor, se desplazaban desde las estaciones donde confluía mineral de las distintas minas por vías propias, llamadas "muertas", hasta los embarcaderos de la ría, por trazados, cuya pendiente era relativamente importante, por lo que llegaban a adquirir excesiva velocidad, que no podía ser controlada únicamente por la locomotora situada en cabeza.

Para evitar velocidades mayores de las deseadas, se frenaban los vagones por medio de un mecanismo, el freno de galga, instalado en el vehículo, que se apretaba o aflojaba manualmente y a voluntad, labor que efectuaban "los galgueros". Estos trabajadores, en un número de tres por cada tren, iban de pie sobre una pequeña plataforma, repartidos a lo largo del convoy cada un número determinado de vagones, a partir del décimo.

Su función consistía en ir frenando a su juicio y experiencia el conjunto de vehículos, con objeto de regular su velocidad de descenso y mantenerla dentro de los márgenes adecuados a cada tramo del trayecto. También recibían órdenes del maquinista del tren, que utilizaba un pito: - Un silbido indicaba atención, anunciando que la máquina se ponía en marcha y la salida o llegada de un tren; dos silbidos cortos y seguidos, mandaban apretar las galgas, y uno solo seco, aflojarlas.

Junto a la plataforma se situaba el extremo de la palanca del freno. Cuando el galguero estimaba que la velocidad que podía tomar el tren era excesiva o recibía órdenes en ese sentido, la presionaba con los pies, echando todo su peso sobre la misma, para seguidamente, colgado en el exterior del vagón y agarrado a un pasamanos, agacharse, para, en el sistema generalmente utilizado, con la única mano libre, introducir en un orificio un pasador que fijaba la palanca en la posición deseada y mantenía el mecanismo de las zapatas de madera (habitualmente de chopo) convenientemente presionadas contra las ruedas.

Una vez regulada la presión del freno de uno de los vagones, debía efectuar la misma labor en los contiguos asignados a su cuidado, para lo que se trasladaban saltando de uno a otro y desplazándose por encima de la carga de mineral o piedra caliza, todo ello con el tren en marcha, (unos 20 Km./hora en condiciones normales), pues aunque podían hacerlo por un lateral, trataban de evitarlo, debido a que en invierno, con el frío o lluvia, la velocidad y el contacto con el hierro de los bordes del vagón a los que debían sujetarse, las manos se les agarrotaban con el consiguiente riesgo de caída a la vía.

De esta forma los galgueros iban apretando y aflojando los frenos según su criterio, para mantener el tren a la velocidad conveniente en el descenso y sin dejar que adquiriera excesiva velocidad.

En una composición de unos 30 vagones iban frenando unos 10, que sujetaban a todos los demás, y las zapatas de madera que se presionaban contra las ruedas al ir calentándose efectuaban un efecto de mayor frenado. Al decir de un veterano trabajador, los trenes los bajaban los galgueros regulando con los frenos la velocidad de descenso, ya que la locomotora no "tiraba".

En el Ferrocarril de la Orconera, al salir los trenes descendentes de la estación de esta última mina y de la de Gallarta, el primer galguero se colocaba en el octavo vagón de la cabeza, el segundo en el octavo de la cola, y el conductor o jefe de tren, en el último vehículo. Después de graduar la marcha del tren, volvían los galgueros a sus puestos habituales.

Frecuentemente y para simplificar su trabajo apretaban las galgas con una cierta presión ya antes de iniciarse la marcha, en los cargaderos de las minas, para de esta forma tener más controlada la marcha del convoy.

Asimismo colocaban piedras de arenisca sobre los raíles de forma que al ser aplastados y desmenuzados por las ruedas, la arena desprendida quedara adherida a las ruedas y zapatas de frenado y el rozamiento de éstos contra aquellos fuera mayor.

En el viaje de retorno en vacío y ascendiendo la pendiente, los galgueros viajaban en pie sobre sus plataformas.

Las compañías de los ferrocarriles mineros imponían normas estrictas sobre la forma de desempeñar el trabajo, como en el caso de los galgueros que entre otras obligaciones se establecía que: "Se prohibe echar las galgas de los vagones de tal manera que las ruedas vayan en sarra, visto que siempre se puede graduar la marcha del tren sin este procedimiento." (Artículo 135) (ORCONERA IRON ORE, 1948) ó "Todos los trenes descendentes pararán en el kilómetro 2º para levantar las galgas" (Artículo 138). Otros artículos limitaban la movilidad, como el 139, que establecía que: "Está prohibido a todo conductor y galguero salir de las estaciones durante las horas de servicio."

Una vez llegados al llano, aflojaban las galgas de todos los vagones por el mismo procedimiento, y era la locomotora la que los arrastraba hasta el destino final.