Concept

Minería. Constructores de tranvías aéreos

Comprendía un notable y diverso número de tareas como el engrase, el empalme de cables y el arreglo de baldes entro otras.

El engrase de cojinetes y balancines era especialmente duro para los trabajadores pues había que hacerlo una vez a la semana, lo que exigía subir a lo alto de los caballetes apoyándose en unas zapatas o peldaños adheridos a los mismos y reponer una mezcla de grasa consistente y aceite.

Para el empalme de los cables deteriorados los obreros los extendían en el suelo y soltaban los hilos que los componían en unos 2 metros en cada extremo para volver a trenzarlos. La recuperación de los baldes, que también se utilizaban para hacer llegar la comida a los trabajadores situados en los puestos de carga, era continua. En ocasiones los vendavales derribaban los caballetes lo que obligaba a su reparación y nuevo montaje.

Los tranvías aéreos contaban con un vigilante situado en una caseta desde donde observada el funcionamiento del sistema. Cuando se producía alguna anomalía hacía sonar un timbre en cuyo caso el encargado de la línea paralizaba la mima. También disponían de un teléfono de batería para comunicarse entre ellos.

Las líneas de baldes monocable empleaban entre cuatro y ocho personas según su importancia, cuya retribución no era muy distinta del resto de los trabajadores de la mina (en 1940, al día 9,50 pesetas para jornadas semanales de 48 horas.)