Islands

LEHUNTZE

Isla situada en el río Adur y denominada por la Crónica del siglo XVI Ile d'Aiguemeou y más tarde conocida por isla de Roll. De una extensión de 43 Has. En los mapas de Cassini, de la Honce y de Alsavanca, se denominó Rothaniague. Antes de la Revolución dependía de la parroquia de Lahonce y del poder temporal de la jurisdicción de Bayona. En 1791 se unió a la parroquia de Lahonce. El sábado 24 de junio de 1565, una gran muchedumbre se aglomeraba sobre las orillas del río Adur, para asistir al embarque de las cortes de Francia y España, con motivo de la fiesta marítima que Carlos IX ofrecía a su hermana Isabel de Valois, reina de España. Numerosas embarcaciones elegantemente decoradas estaban presentes en el lugar donde se encuentran los Allées de Boufflers. Para coronar la animación y el regocijo de los días anteriores, el rey de Francia quiso terminar la velada con una comida campestre y mandó levantar un pabellón de doce a trece toesas, con la forma de una sala octogonal, en la isla de Lahonce. Una alta arboleda que lo sombreaba, servía a la vez de elemento decorativo. Se construyó una larga y ancha alameda en la orilla de la isla que conducía hasta el lugar de la reunión, cuidadosamente enarenada y con arbustos a ambos lados. Sus majestades acompañadas por toda la corte, subieron a bordo de una gran galeote, pintada y decorada con castillos en las carrozas, rumbo a la isla. Cerca de una media legua de Bayona, se encontraron con una gran ballena artificial, cazada por pequeñas embarcaciones armadas y que dieron a los príncipes una idea de esta peligrosa pesca. Después de este espectáculo, reemprendieron la marcha entrando por una especie de canal que separaba la isla de tierra firme. Allí se encontraron con una gran tortuga marina llevando 6 tritones vestidos con telas de plata sobre fondo verde y tocando sinfonías con sus cuernos. Después venía un Neptuno con un carro en forma de concha, tirado por tres caballos marinos, quien expresándose con elegantes versos, deseó la bienvenida a sus majestades. Continuando su marcha se encontraron con un Arión sentado sobre unos delfines y finalmente tres sirenas cantando coplas en honor de Carlos IX y de su hermana la reina de España. Cuando los invitados pusieron pie en tierra, fueron recibidos primero por dos cuadrillas de pastores y pastoras que bailaban en un gran prado. Después de haber admirado estas danzas campestres, el cortejo llegó finalmente a la alameda antes mencionada y que conducía al lugar del banquete. No lejos, se encontraron con 4 ninfas vestidas con trajes de tela de oro, enriquecidos con follajes de satín verde. El pabellón estaba rodeado por grandes encinas y uno de estos árboles, al pie del cual corría una fuente, había sido reservado para el centro de la pieza. El rey y la reina de España, la reina madre, el hermano del rey y el príncipe de Navarra ocuparon sus puestos en una mesa redonda, y los siguieron hasta allí los pastores que les habían recibido. Después de la comida, 9 ninfas acompañadas por violones, bailaron un ballet que fue muy admirado. Llegada la noche el cortejo volvió a subir a bordo de la galeota cargada de luces y volvieron a Bayona en donde sus majestades fueron conducidas a palacio a la luz de grandes antorchas. Ref. Edouard Duceré: Dictionnaire historique de Bayonne, 2 vols, Bayonne, 1911-1915.