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IZALZU - ITZALTZU

Orígenes. Blasco Asnari donó en 1037 a los monjes de Leyre un monasterio de su propiedad llamado Isisuloa "donde se veneran las reliquias de San Salvador y de San Miguel Arcángel". En torno a este cenobio se fueron estableciendo algunas familias que fueron el germen del futuro pueblo de Izalzu. En 1120 seguía viviendo allí una comunidad de "fratres". Las 719 hectáreas del municipio actual de Izalzu corresponderían a las propiedades del antiguo monasterio. Esta comunidad humana de frailes y labradores no ingresaría en la mancomunidad de Salazar hasta el siglo XVI. Hasta la expulsión de los monjes y la desamortización del siglo XIX, Leyre continuaba poseyendo la parroquia de Izalzu.

Brujería. La localidad de Izalzu se vio envuelta en un proceso de brujería en el año 1539. El jurista enviado por los tribunales fue el joven comisario Camús. Entre los acusados figuraba el propio alcalde del valle de Salazar, Lope de Esparza, junto con cuatro brujas de Ochagavía y otras de Esparza, Izalzu, Ezcároz y Jamrieta. La réplica de Lope de Esparza a los fantásticos hechos que le atribuían constituye un modelo de sentido común y una sentida profesión de fe. El Consejo Real dictaminó contra estos supuestos brujos sendas sentencias de varios meses de destierro.

Guerra de la Convención. En el mes de marzo de 1793 la Convención francesa declaró la guerra a España. Hacia el mes de junio del mismo año comenzaron las escaramuzas en el valle de Salazar, según refiere Idoate en Rincones..., t. I, págs. 135-140. El alcalde del valle había propuesto el alistamiento de 300 hombres, pero no se puso en práctica este plan por las dificultades de suministro y sustento que presentaba, limitándose a guardar los puertos fronterizos. La madrugada del 26 de junio se apreció la presencia de tropas francesas en la zona de Ori y rápidamente se aprestaron a la defensa, trasladándose al lugar del peligro 180 hombres de Ochagavía, Izalzu y Ezcaroz. A las tres de la madrugada comenzó el tiroteo y, según escribió el alcalde del valle don Vicente Adot, no sólo se rechazó al enemigo, sino que se le persiguió hasta su campo de Erroimendi, en medio de una tempestad de nieve. Al día siguiente se congregó a toda la gente disponible en el valle, reuniéndose hasta 450 hombres. Provocaron a los franceses, pero éstos no respondieron. Además llegaron del Roncal tres compañías de milicianos, por lo que los salacencos se retiraron a sus pueblos, dejando 24 paisanos para reforzar la tropa. Durante los días siguientes se hicieron barracones para los soldados y fortificaciones en lugares estratégicos.