Historians

Garibai, Esteban (1533-1599)

Se podría sospechar, por algunos detalles que hemos avanzado ya, que Garibay sentía lo autóctono vasco con verdadera pasión; y así era, en realidad, sin que ello fuese óbice para sus fervores monárquicos. Al repasar su producción literaria, tanto la impresa como la manuscrita, se evidencia, en efecto, que no deja pasar ocasión sin poner de relieve, si le es posible, el papel de los vascos y de lo vasco (puede verse, a este respecto, la obra del padre Luis María de Lojendio: Referencias a la Historia vasca que se contienen en "Los quarenta libros del Compendio Historial", de Esteban de Garibay, en "Príncipe de Viana", nn. 114-115 (1969), pp. 121-146; nn. 116-117, pp. 329-400).

Según el autor que hemos citado más arriba, tomando como base los datos servidos por Garibay en los diversos capítulos de sus Grandezas, cabría describir el proceso de formación de las villas, la historia de los bandos o el desenvolvimiento de la industria siderúrgica de Guipúzcoa, lo mismo que la historia de la propiedad o de la industria náutica en la misma tierra natal. "Garibay manejó muchos documentos medievales referentes a su país, partiendo de los grandes cartularios navarros y riojanos. Esto le dio base para fijar la cronología de hechos de índole varia referentes a Guipúzcoa, a Álava y a Vizcaya, dejando ahora aparte su esfuerzo máximo como historiador del reino de Navarra" (o. c., pp. 226 ss.). Por lo que hace a este último punto, "fue el primero que puso algún orden en el mar de confusiones de la historia de Navarra", sobre la base de una riquísima documentación de primera mano y de un sentido crítico que se revela muy superior, en algunos capítulos trascendentales de la historia navarra, al de otros cronistas, más alabados a este respecto (Ibid., pp. 233- 253). Cabe citar, en este punto, el tema capital de los orígenes de los Estados pirenaicos, en que Garibay se revela "más claro, explícito y crítico que autores con fama de muy críticos", y el no menos decisivo de la "leyenda" en torno a la sucesión de Sancho el Mayor de Navarra, contra la que Garibay se alzará y que, sin embargo, será aceptada años después por Zurita y Mariana.

Hemos de aludir, por último, a otro mérito contraído por Garibay en el terreno de la lingüística y de la literatura vasca. Cantares antiguos y restos de composiciones poéticas euskéricas, que corrían todavía en su tiempo como un vivo recuerdo de los días de las luchas de bandos y linajes, tienen, en efecto, cabida en su obra histórica, sobre todo la manuscrita, como asimismo los refranes y ciertas sentencias o locuciones proverbiales. Además de un testimonio precioso sobre la función que cumplía en la vida social de tiempos pasados la composición elegíaca a cargo de la mujer, estos textos de Garibay nos han valido algunos de los cantares de mayor antigüedad compuestos en euskera, que han constituido una mina preciosa para los estudiosos de nuestra lengua y de nuestro pasado (cfr. a este respecto Juan Carlos de Guerra: Viejos textos del idioma. Los cantares antiguos del euskera, San Sebastián, 1924; L. Michelena: Textos arcaicos vascos, Madrid, 1964, pp. 75-79, 88-90, 90-92. Más en concreto sobre los refranes, J. de Urquijo: El refranero vasco. T. I.: Los refranes de Garibay, San Sebastián, 1919).