Arquitecto, profesor, escritor e historiador de la arquitectura. Bilbao, 4 de marzo de 1936; Madrid, 26 de junio de 1994.
Siendo estudiante en la Escuela de Arquitectura de Madrid realizó su primera obra en el estudio de los arquitectos bilbaínos Manuel Galíndez y Jesús María Chapa, y tras graduarse en 1958 empezó a colaborar con el estudio del arquitecto navarro afincado en Madrid Francisco Javier Sáenz de Oíza. En 1962, a la edad de 26 años, consiguió el premio Nacional de Arquitectura con un proyecto de un teatro al aire libre que nunca llegó a erigirse. A partir de 1963 abrió su propio despacho e inició su actividad docente en la escuela en la que estudió. En 1964 se doctoró en la Escuela de Madrid con una tesis titulada: "Relaciones entre la música y la arquitectura a través de Arnold Schoemberg". En 1966 fue nombrado miembro del consejo de redacción de la revista Arquitectura, y contrajo matrimonio con Paloma Buigas de Dalmau, con la que tuvo dos hijos: Diego y María, también arquitectos. Desde 1967 y hasta 1972 dirigió la revista de arquitectura Nueva Forma. En 1976 fue nombrado miembro del comité internacional de la revista Architecture, en 1979 del Comité de Orientación de Éditions de Montieur de París, y en 1985 fue invitado por el ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios) de la UNESCO para formar parte de un comité de expertos en arquitectura contemporánea. En 1986 obtuvo la Cátedra de Proyectos Arquitectónicos III en la Escuela de Arquitectura de Madrid.
La obra de Fullaondo abarca más de un centenar de proyectos sobre diferentes tipologías arquitectónicas e intervenciones urbanas, que están repartidas por toda la geografía peninsular, especialmente en Bizkaia, a lo que habría que sumar esculturas y pinturas. Gran parte de sus obras fueron realizadas en colaboración con otros profesionales, de tal forma que trabajó con alrededor de noventa colegas. De hecho Fullaondo conoció y se relacionó con los principales protagonistas de la arquitectura de su tiempo: arquitectos, editores e historiadores, pero también con pintores y escultores. Fullaondo sentía una especial inclinación hacia la arquitectura del Movimiento Moderno, especialmente la obra de Frank Lloyd Wright, Ludwing Mies van der Rohe y el grupo de De Stijil, que tradujo en su trabajo caracterizado por una geometría desnivelada y rítmica, donde destacaba el uso reiterativo de la esfera.
El arquitecto bilbaíno ingresó en el estudio de Oíza y colaboró en varias de sus obras como las escuelas circulares del poblado de Batán, los apartamentos-terrazas en Mallorca o las Torres Blancas de Madrid. En el estudio Fullaondo conoció al constructor navarro Juan Huarte, iniciándose una relación que se materializó en la construcción de algunos proyectos en Madrid, como las oficinas HISA (1965) donde el arquitecto también se encargó del mobiliario, y la desparecida tienda "H Muebles" (1965- 1966). La tienda constituye para Fullaondo su último ejemplo de obra orgánica, que es así como el arquitecto se refiere a la primera fase de su obra. De esta época son también, uno de los pocos encargos de su familia, el panteón Errazu en Derio (1964), las propuestas presentadas a los concursos de Palacio de la Ópera y Palacio de Exposiciones y Congresos de Madrid (1964), o el Kursaal de San Sebastián (1965).
A partir de 1966 el arquitecto constata un cambio en su obra, más sosegada, en base a un lenguaje endurecido, bruto que evoca las formas de la vanguardia racionalista, una actitud neo racionalista que a su juicio fue difundida por Oíza. Fue una época de estudio de la arquitectura de los años veinte y treinta, la obra del escultor Jorge Oteiza, el arte Minimal, Conceptual y Land art, y el interés hacia la obra de Giorgio De Chirico. En esta etapa, alejado de la Escuela de Arquitectura, realizó un mayor número de construcciones respecto a años anteriores, lo que supuso una madurez y profesionalización, acompañado de un mayor pragmatismo.
En estos años realizó, principalmente, proyectos residenciales, entre los que destacaron las casas de vecindad que erigió, en colaboración con Álvaro Líbano y Fernando Olabarría, en diferentes municipios vizcaínos: Bilbao, Getxo y muy especialmente en Durango, donde Olabarría era arquitecto municipal. Asimismo elaboró varios proyectos de apartamentos estivales en la cuenca mediterránea. Entre las obras residenciales de estos años cabría reseñar la casa de vecindad que realizó en 1965 en la alameda Mazarredo en Bilbao, junto con Olabarría, que Fullaondo entendió como un nuevo camino. Por otra parte las viviendas unifamiliares (como la casa del pintor Rafael Canogar en Madrid 1970-73) son escasas en su producción, ya que el arquitecto no se encontraba cómodo con este tipo de proyectos debido a los problemas que originaban. Junto con Canogar y Antonio Fernández Alba colaboró en 1971 en el proyecto de unidades vecinales de emergencia, a la vez que realizó otros proyectos de vivienda social.
Entre 1969 y 1972 Fullaondo, en colaboración con Olabarría y Líbano, construyó ocho grupos escolares en diferentes municipios vizcaínos: Bilbao, Durango, Markina, Santurce y Zarátamo, en los que constató una actitud neo racionalista, y su recuperación tras una temporada de poca actividad. Fullaondo consideraba que los centros escolares, donde la cultura era protagonista, era conveniente insertar un factor cultural arquitectónico. En este caso se trató de una reconsideración, reelaboración y aproximación, al proceso cancelado e inconcluso, pero todavía vigente, de la tradición moderna en España de los años treinta, que consideraba uno de los momentos más decisivos de la arquitectura, donde la arquitectura escolar había tenido una gran relevancia. Se trataba además de una tradición arquitectónica moderna que había tenido un desarrollo destacado en el País Vasco. A la vez que la economía y funcionalidad que requerían los edificios escolares eran adecuadas a la metodología racionalista.
Entre las intervenciones urbanísticas de Fullaondo destaca la Plaza Ezkurdi de Durango, realizada entre 1970 y 1972 en colaboración con Olabarría. En palabras del arquitecto se trata de la obra más significativa de aquella época, y con las que más se siente identificado. Fullaondo se propuso construir un bosque-plaza atravesado por un río, que articuló sin ordenaciones axiales y en diversos niveles, en torno al viejo monumento de Fray Juan de Zumárraga que adoptaba una forma semicircular. El proyecto se completaba con otras esculturas: una réplica del Mikeldi, otra reutilizada de Ángel Ferrant, dos realizadas por él mismo, y por una gran obra de Eduardo Chillida, que finalmente no se tuvo en cuenta.
Chillida y Fullaondo colaboraron en repetidas ocasiones, como en el proyecto no realizado para el faro del puerto de Bilbao en 1970, que el arquitecto calificó como el mayor fracaso de su vida profesional. Tampoco se realizó la propuesta para la Alhóndiga de la capital vizcaína que realizó en 1988 en colaboración con Oteiza y Oíza.
La crisis económica que afectó al sector a partir de mediados de los años setenta, unido la transición política, supusieron años difíciles. Fue una época de soledad y meditación para Fullando, quien ya en la Escuela de Arquitectura, adoptó una vía que calificó como realista o neorealista, ajeno a las tendencias que se estaban desarrollando en su época, colaborando con otros colegas.
En estos año realizó diferentes centros educativos, culturales, deportivos y edificios de oficinas: como el desfigurado Banco Europeo de Negocios en Bilbao en colaboración con Félix Iñiguez de Onzoño y José Luis Iñiguez de Onzoño en 1974- 1976, o las viviendas y oficinas para la empresa GES en Las Palmas de Gran Canaria en 1976 con Olabarría. También de esta época son varios proyectos en Alicante en colaboración con Juan Luis Candela y Fernando Pérez Segura, con quienes inició su relación de trabajo con el asilo de Alcoy (1972-79), y siguió con el ambulatorio de Aspe (1981) y varios edificios de apartamentos en la década de los ochenta.
Junto con Luis Arana y Germán Castro colaboró en otros proyectos: el Centro Nacional de Bienestar Social de Madrid (1982), el Centro de Información Social de Ciudad Real (1983), el Centro de Ayudas Técnicas a Minusválidos de Parla (1985), y el asilo de ancianos de Getafe (1987).
Uno de los proyectos más relevantes de aquella época es el Palacio de Exposiciones y Congresos de Granada (1984- 1992) en colaboración con José Ibáñez Berble, María Jesús Muñoz y Over Aurp & Partners. Con el edificio se quería crear un organismo independiente, que gracias al revestimiento del mármol exterior tenía forma de una gran montaña verde. Mientras que el interior, inspirado en el Palacio de Carlos V, alberga multiplicidad de espacios donde destaca la entrada acristalada. Una de las últimas obras de Fullaondo son las oficinas de la calle Almansa de Madrid construidas entre 1990 y 1996 en colaboración con Kevin Roche y José Luis González Cruz, así como Darío Gazapo y María Teresa Muñoz. Se trata de conjunto unitario de cuatro edificios de oficinas con fachada de cuadrícula organizados en torno a una plaza interior.
La reflexión sobre la arquitectura y las artes fue constante en la obra de Fullaondo, que también estuvo impulsada por su actividad docente. El resultado fueron treinta y nueve libros, y numerosos artículos en diferentes revistas de la época, a la vez que su obra se recogió en boletines de arquitectura durante toda su trayectoria profesional. Una de sus aportaciones más destacadas fue la revista Nueva Forma (1967- 1975), editada en Madrid gracias a la financiación del constructor Juan Huarte. Los 111 números del boletín se convirtieron en una referencia del panorama arquitectónico y plástico del momento. En ellos se prestó especial interés a las vanguardias históricas, especialmente en España, y sus principales protagonistas. Las ciudades de Madrid y Bilbao también fueron objeto de diferentes estudios, iniciando así un trabajo historiográfico pionero, que desarrolló en obras posteriores, especialmente sobre la capital vizcaína. Como resultado sus estudios se han convertido en un punto de referencia para el estudio de la arquitectura española contemporánea, la ciudad y la arquitectura de Bilbao, o la escultura de Oteiza y Chillida.