A modo de conclusión. Estas actas internacionales emanan de la iniciativa de los valles, y conducen las negociaciones sin la intervención del poder central. Un consejo de magistrados elegido por los diferentes pueblos se reúne bajo el nombre de consulado o jurado -cuyos miembros se llaman cónsules o jurados- en la cabeza de partido del valle y nombra los embajadores. En el momento en que las guerras se extinguen en los Pirineos, los tratados de lies y passeries van a perder su carácter político de tratado de neutralidad para no conservar más que su carácter pastoril y económico. El tratado constriñe a escala del Valle. La desaparición del peligro de la guerra hace que los tratados sean más suaves y la confederación se muestre menos vigilante. Se olvidan los antiguos peligros y las precauciones seculares. Los "lies y passeries" van a quedar como el testimonio viviente de este derecho a firmar tratados pero no sobrepasarán ya el marco del valle. Claro que no es menos cierto que sobrevivirán a la desaparición de la independencia de los valles, los cuales conservarán, gracias a estos convenios, un poco de su antigua autonomía.