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ESPELEOLOGÍA (APÉNDICE)

Recuerdo a Félix Ruiz de Arcaute.El 24 de julio de 1971, después de más de veinte años de actividades espeleológicas, fallece inesperadamente, en una de las cavidades de la sima en la Piedra de San Martín nuestro inolvidable amigo Félix Ruiz de Arcaute. La noticia causó una gran consternación entre nosotros. Con él, la espeleología vasca, incluso de todo el norte de España, perdía al promotor de sus actividades. Las presentes líneas, dedicadas a su memoria, están sobradamente justificadas. El lector dispensará que a través del artículo hable tantas veces de mi persona, pero historiando lo vivido en su compañía es como realmente mejor puedo valorar las actividades espeleológicas del malogrado Félix. Félix, de padre tolosano y madre belga, vino a España, para nacionalizarse, en el invierno de 1950-1951, cuando un grupo de eibarreses en compañía del oñatiarra Reyes Corcóstegui nos hallábamos en pleno apogeo de exploraciones en la cueva de Guesaltza (Oñate). El se incorporó al grupo, para nosotros con tan buena fortuna que nos introdujo un gran número de nuevas técnicas para las exploraciones subterráneas, puestas en práctica durante las exploraciones de Guesaltza, Arrikrutz y Jaturabe, en el verano de 1951. Entonces, por vez primera, se llegan a emplear las escalas de electrón, escalas metálicas en lugar de las de cuerda empleadas hasta aquella fecha, haciendo verdadero progreso en los descensos a simas. Los primeros resultados de aquellas , exploraciones y estudios fueron publicados en "Speleon" de Oviedo (1955), y luego en "Munibe" (t. VIII, 1957, pp. 10/28), bajo el título de Conjunto de los fenómenos espeleológicos de Guesaltza, Arrikrutz, Jaturabe y Cueva de los Osos, un conjunto con un desarrollo de cerca los seis kilómetros de galerías exploradas, con un desnivel total en profundidad vertical de 125 m. Fue él quien adiestró al grupo espeleológico navarro, desde primeros del año de 1953. Este grupo contó con la interesante ayuda económica de la Institución Príncipe de Viana, y gracias a ésta desde 1954 se iniciaron las expediciones a Larra. Félix y yo somos los dos guipuzcoanos que desde el primer año fuimos incluidos en el equipo de profundidad, y llegamos a explorar varias simas de más de un centenar de metros. Pero sólo él no faltó a ninguna cita. El conjunto de los trabajos realizados se recoge en la obra Larra, sima de San Martín (Institución Príncipe de Viana. Pamplona, 1964). Cuando en la gran expedición de 1960 a la sima de San Martín hice varias observaciones en la sala de la Verna, guiadas por las estratificaciones pizarrosas a media altura de la pared, de la posibilidad de continuidad de la caverna si se escalaba en el extremo opuesto a donde desembocaba el río; a los allí presentes les parecía pura fantasía esta teoría mía. Se creía prácticamente explorada a los 737 m. de profundidad vertical. Pero cuando por aquellos trabajos topográficos, de 1960, se logró perforar el túnel desde Harphidia a la sala de la Verna en la primera expedición llevada a cabo por el túnel, Félix R. de Arcaute fue el único convencido de aquella "fantasía", y ayudados desde abajo por Arratibel, los dos acometimos la escalada de la pared de la Verna, de más de 80 m., que después de numerosos tanteos los días 7 y 8 de agosto de 1961, el segundo día alcanzamos la supuesta galería que la bautizamos con el nombre "Aranzadi", y con ella quedaba descubierta la continuidad de la gran caverna. A través de la galería "Aranzadi", descubrimos los dos meandros por los que la sima continúa, y las bautizamos, la primera con el nombre de "María Dolores", en recuerdo de la esposa de Félix, y la segunda la dedicamos a la novia de uno de los espeleólogos franceses, "Martine", por tratarse de una expedición franco-española. Por la "María Dolores" rebasamos la profundidad anterior, y hoy se alcanza los mil y pico metros de profundidad desde la boca inicial. Estas expediciones de 1960 y 1961, que originaron el descubrimiento de la continuidad, se recogen resumidamente en la revista "Munibe", tomo XII (1960), páginas 259-263, y tomo XIII (1961), páginas 344-348. En 1962 hicimos una expedición relámpago, por fechas de Semana Santa, para seguir la exploración de la galería meandro "María Dolores", y permanecimos hasta 36 horas de actividad consecutiva, sin descanso alguno. Fue una prueba muy dura, pero que soportamos bastante bien por la selección de hombres que en la misma participamos, Santesteban, Eraso, Chinchurreta..., íntimamente compenetrados con Félix. Pero al margen de aquellas expediciones a Larra y sima de la Piedra de San Martín, llevamos por aquellos años otras muchas actividades de exploraciones. Y en importancia descuella quizá la sima de Aizbeltz de entre las que efectué en su compañía. En 1953, localizamos esta sima, que figura en el Catálogo Espeleológico de Guipúzcoa con el número 749. Explorada por la sección de espeleología de la S. C. N. "Aranzadi", del 23 al 26 de junio de 1955 (algunos datos de esta exploración se recogen en "Aranzadiana", n.° 29, de julio de 1955), cuyas características eran, primera vertical absoluta de 187 m., y profundidad total de la sima, 279 m. La expedición la formábamos entre 15 miembros; utilizamos un torno movido a pedales para el descenso de la primera vertical; el equipo de fondo lo componíamos entre J. Hospitaler, D. Maiza y ambos, y además el fotógrafo Sigfrido Koch. Las aventuras subterráneas convividas, con los correspondientes riesgos compartidos, son muchísimas. Las que mejor grabadas llevo en la memoria son las innumerables expediciones de Guesaltza, y sobre todo la exploración del conducto del río subterráneo a Jaturabe, donde ambos vivimos las primeras experiencias en recorridos de ríos hipógeos, curso arriba en una embarcación neumática. Una jornada difícil, y que puso a prueba el extraordinario compañerismo de Félix, fue en la sima de Echalecu, donde permanecí hasta cuatro horas y media en solitario y prácticamente apresado entre paredes de hielo, después de haber sufrido un pequeño accidente, hasta que vino él a auxiliarme. Y, a continuación, en el mismo lugar, tuvo que intervenir en el rescate de Santesteban después de un gran susto al desmoronarse toneladas de hielo que recubrían las paredes de aquella peligrosa sima. Nuestra compenetración llegó a tal extremo que en jornadas dominicales nos dábamos cita en algún punto de la montaña, próximo a alguna sima de considerable profundidad, que en sólo una jornada llegamos a explorar varias simas de Guipúzcoa que rebasaban el centenar de metros: Bela-txingako leizia, Azurki, Bentazelaibarreneko leizia, etc. Y el promotor de aquel pequeño equipo tan bien compenetrado siempre fue Félix. La documentación y planos de estas exploraciones supongo que se conservarán en el archivo espeleológico de "Aranzadi". Aparte, él ha participado en numerosas expediciones españolas y extranjeras. Ha pisado profundidades como la de Mantarrei (Gipuzkoa), Torca del Carlista (Bizkaia), Ojo Guareña (Burgos), Berger (Alpes), etc. El figura en lugar destacado en la historia de la espeleología, sobre todo en España, como se puede ver en La Espeleología en España, apéndice redactado por Antonio Ribera y Joaquín Montoriol a la edición española de Hombres, cavernas y abismos, de G. M. Ghidiru (Barcelona, 1964). Asimismo, le considera en un grado de preferencia Norbert Casteret en Mavie souterraine. Para mí, vuelvo a repetir, destacaba en su persona la virtud del compañerismo hasta la medida más extrema. Cualidad esta que sólo pueden valorar debidamente los que hayan participado en grandes descensos. Esta entrega a los compañeros de equipo, el avance que supuso su presencia en la espeleología guipuzcoana cuando él engrosó a la S. C. N. "Aranzadi", y más tarde el impulso general a que contribuyó en todo el país, son los hechos más destacados. Introdujo las escalas de electrón en 1951 (hasta entonces no usadas en España), además de otros materiales y procedimientos técnicos que aquí no conocíamos. A él debemos las aplicaciones del manual de Henry P. Guérin, cuando no existían aún los manuales de exploraciones subterráneas en español.

Nuestras actividades irradiamos, con Félix en cabeza, a otras provincias, organizando cursillos. También en Eibar tuvieron lugar estos cursillos, llevados sistemáticamente para el fomento de la espeleología. Pero, aparte, Félix acudió a celebrar conferencias en las salas de este Club Deportivo tantas veces como le fue solicitado y en justo que le dediquemos este pequeño recuerdo de parte de sus actividades iniciadas en colaboración de sus amigos de Eibar.

Juan SAN MARTÍN

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