Escultor, nacido en Eibar (Gipuzkoa) el 4 de noviembre de 1898 y fallecido en 1987.
Ya desde niño mostró gran inclinación por el dibujo aprovechando las pocas oportunidades de que disponía para iniciarse en esta disciplina en las escuelas elementales que por aquel entonces existieran en Eibar. Cosa análoga que en su día hicieran también los pintores Zuloaga y Olave.
Deseaba Carlos ser escultor, y así lo hizo notar a los suyos. Pero su padre, poseedor de un pequeño taller de ebanistería, se oponía firmemente a los deseos de su hijo, máxime cuando en su afán de padre viera en el vástago un continuador del negocio. Por estas razones de tipo profesional estuvo a punto de malograrse la carrera artística del escultor. Comenzó, no obstante, al lado de su padre el oficio de éste, pero se las arregló para conseguir que a los 16 años fuera enviado a Vitoria-Gasteiz, con el propósito de aprender talla en madera al lado de alguno de los buenos tallistas de muebles que existían en la capital alavesa. Pagaba a su maestro, Felipe Larrinoa, dos reales por día, a cambio de quedarse Elguezua con los trabajos realizados durante su aprendizaje.
Encontrándose en Bilbao durante su servicio militar, siendo soldado de cuota y disponiendo de bastante tiempo libre, se matricula en la Escuela de Artes y Oficios como alumno de escultura, teniendo por profesor a Basterra. Fueron estos sus comienzos en el arte escultórico.
Por el busto que representaba a su padre recibió en 1923 el premio de artistas noveles de Gipuzkoa, que organizaba la Diputación. Comenzaron entonces las críticas, tan favorablemente, que al artista le hicieron sentir en la plenitud de su carrera. Viaja a París y Roma para ver museos y conocer las diversas escuelas, con el fin de perfeccionar su arte. Hizo varias exposiciones individuales en Eibar, Donostia-San Sebastián y Bilbao. A raíz de su última exposición en la capital guipuzcoana, el crítico Carlos Ribera le dedicó un interesante artículo, en el que decía, entre otras cosas, que:
"Elguezua es un artista completamente formado, consciente de su labor, y con verdadera y auténtica personalidad... Carlos Elguezua hace alarde en casi todas sus obras de una facilidad realista especial, y esta cualidad constituye la base más importante de su personalidad".
Él, por su parte, es admirador del arte griego, de Miguel Ángel y Donatello, así como de los artistas contemporáneos Julio Antonio y Victorio Macho. Entre sus obras destacan los retratos de Jacinto Orbea, Diego Iñarra, Serapio Múgica, los bertsolaris Enbeitia y Urretxindorra y la obras Mendigoizale y Atano III que pertenecen a los fondos del Museo San Telmo. Entre la obra de tema religioso destaca el Cristo que se conserva en la iglesia parroquial de Getaria.
De sus obras se conservan en Eibar, aparte de diversos bustos en casas particulares, el monumento a Zuloaga en los jardines de la parroquia de San Andrés, y Julián Echeverría, en la Escuela de Armería. Suyo es también el medallón de la escultura en homenaje al doctor Niceto Muguruza, obra original del también renombrado escultor Barrenetxea.
- ELGUEZUA, Carlos; COBREROS MORALES, José Luis. Carlos Elguezua. Escultor. San Sebastián: Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián, 1987.
- FLORES KAPEROTXIPI, Mauricio. Arte Vasco Pintura-Escultura-Dibujo-Grabado. Buenos Aires: Editorial Vasca Ekin, 1954.
- PLAZAOLA, Juan: Historia del Arte Vasco, Siglo XX. Lasarte-Oria: Etor-Ostoa, 2003.
- SÁENZ DE GORBEA, Xabier. "Escultura y escultores vascos (1875-1939)". Revisión del Arte Vasco entre 1875-1939 = 1875-1939 bitarteko Euskal Artearen Berrikusketa = Revision de l'Art Basque entre 1875 et 1939. Donostia: Eusko Ikaskuntza, 2004.