Literary Figures

Echeverría, José Antonio

Escritor venezolano de origen vasco, nació en la provincia de Barcelona en el 1815 y murió en Nueva York en el 11 de marzo de 1885.

Siendo todavía un niño pasó a Cuba, donde estudió Filosofía y Derecho en el seminario de San Carlos. Se dedicó a la Historia, Filosofía, Economía Política y Bellas Artes. Varias de sus poesías fueron premiadas en diversos certámenes. Su novela histórica Antonelli alcanzó una gran fama. En el 1868 secundó el movimiento insurreccionista iniciado en Jara.

Había nacido en Cuba, destacó desde muy joven por su talento; en 1831, con 18 años, ya era secretario de la Sociedad Económica y ganó un certamen literario por su oda Al Nacimiento de la Infanta Maria Isabel Luisa (después Isabel II), que recibió grandes elogios en la isla y en la península. En 1835 colaboró en El Álbum, publicando un cuento titulado El Peregrino, y en el mismo diario publicó en 1847 El Aguinaldo Habanero, una colección de artículos literarios y poesías de autores cubanos. También redactó El Plantel, donde publicó una biografía de Diego Velázquez, además de otros muchos artículos. Después colaboró en El Siglo, en la Revista de Jurisprudencia y otros. Pero su nombre como escritor se lo debió a una novela histórica, Antonelli, y a varias de sus poesías como A una Nube, o Amor y Reconciliación.

No realizó ninguna gran obra pero todos sus escritos publicados en un volumen harían de este uno de los más importantes de la literatura cubana. Hablaba inglés, italiano y francés, y además de la literatura cultivó la historia, la economía política y la filosofía. También dirigió el colegio de segunda enseñanza de Matanzas y fue vicerrector del famoso colegio de San Fernando. En 1842 era el administrador de dos líneas ferroviarias.

En 1866 fue elegido por el ayuntamiento de Cárdenas para formar parte de la Comisión que estudiaría, a petición del ministro de Ultramar Cánovas del Castillo, las reformas que se debían implantar en la isla. El fracaso de la Comisión le llevó a apoyar la insurrección comenzada en Yara en 1868, por lo que tuvo que exiliarse a Estados Unidos. Allí fue uno de los más activos diplomáticos buscando apoyos para la causa de la independencia; tras la paz de Zanjón en 1878 se retiró de la política y colgó la pluma.