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DURANGUESADO

Reconocimiento de la soberanía navarra. En Durango por Castilla: 1179. Los reyes de Castilla continuaron reivindicando, a pesar de la restauración de 1134, la posesión del Duranguesado. Y, en las frecuentes guerras que los enfrentaron a Navarra, pusieron en cuestión la dependencia navarra de los tenentes de Durango. Llegamos así a la fecha de 1176 en la que se firman treguas de siete años entre los combatientes. Tanto Alfonso VIII de Castilla como Sancho el Sabio decidieron someter sus diferencias a la autoridad del rey de Inglaterra y suegro de Alfonso, D. Enrique, que dio largas a la cuestión. Dos años después, durante la entrevista que se celebró el 15 de abril entre Nájera y Logroño, el castellano se comprometió a devolver las fortalezas de Legin y Portilla, y a dar por quito al navarro el castillo de Godin..., desde Ichiar y Durango, que quedan dentro. Esta estabilización duró hasta el reinado de Sancho el Fuerte; con este tratado se venía a poner fin a la contestación, por parte de Castilla, de la soberanía navarra en esta zona de Bizkaia. Es en este año en el que algunos autores (crónica de San Benito) sitúan un sinodo diocesano -o tal vez benedictino- que habría tenido lugar en la villa aunque, al no existir una documentación concreta fehaciente, Labayru y autores posteriores desechan tal posibilidad (Labayru: "H. G. S. B.", t. II, pp. 171-172).