Concept

Dultzaina

Entre los instrumentos musicales de doble lengüeta (tipo oboe) que se conocen en Euskal Herria, este es el más evolucionado y conocido. Dentro de esta categoría, en nuestro pueblo encontramos estas variantes o tipologías: el sumprino hecho con corteza y la trompeta, la txanbela de la zona de Zuberoa y en la zona sur los que denominados con los nombres de gaita y dulzaina.

Los dos últimos en apariencia apenas tienen diferencias, incluso en el nombre tampoco está muy clara su diferenciación, dado que en Nafarroa se mezclan gaita y dulzaina; sin embargo, desde el punto de vista del sonido y de su utilización tienen diferencias notables. No podemos olvidar el nombre bolingozo que utiliza Larramendi en el siglo XVIII. para nombrar en euskera a este instrumento musical y tampoco el que dicho nombre sea el que utilice Juan Inazio Iztueta en 1824 en el libro "Guipuzcoaco Dantza Gogoangarriak" en su versión en castellano para designar "dulzaina" y "dulzainero" con las palabras en euskera "bolingozo" y "bolingozo jotzaile".

Otra variante de mención, son las dulzainas con llaves que han utilizado algunos ejecutantes en la Rioja Alavesa desde principios de este siglo hasta la década de los 60. Son los procedentes de Castilla (en la década de los 70 el fabricante de instrumentos J. M. L. de Elorriaga realizó algunas copias de las dulzainas de los mayores de Laguardia; no se tiene constancia de anteriores ni en la Rioja Alavesa ni en Euskal Herria de la fabricación de éste tipo de instrumento) y a nuestro juicio, por la influencia de los dulzaineros de dicho territorio, en dicha época se utilizó en la Rioja. Hoy día, en dicho entorno se utiliza nuevamente la gaita-dulzaina sin llaves.

Componentes de la dulzaina-gaita:

  • Pita de doble lengüeta. Dos lengüetas de caña unidas a un orificio de metal denominado tudel. El tudel se inserta en el orificio extremo del caño de la dulzaina, uniendo las lengüetas y el orificio y enviando las vibraciones producidas por las lengüetas al caño de de la dulzaina.
  • Tubo. De forma irregular cónica (cuanto más inferior mayor conicidad). En la mayoría de las ocasiones suelen ser de madera, siendo el más utilizado el boj. A fines del siglo pasado, en Bizkaia y Gipuzkoa se empezaron a elaborar tubos de metal. Tuvieron gran aceptación (especialmente en Bizkaia) y de ahí se deriva que para muchos la dulzaina de metal sea sinónimo de la dulzaina de Bizkaia.
    Para la modificación tonal dispone de ocho orificios: siete en la parte delantera y uno en la parte superior trasera. El primero que se sitúa en la parte inferior y que se cierra con el dedo meñique, por comodidad está algo desviado (algunas dulzainas antiguas no disponen del mismo y por ello dan una nota menos).
    Todas las dulzainas en la parte inferior lateral tienen otros dos orificios, los dos a la par, los cuales establecen la longitud del sonido del cono. El espacio desde los orificios al final tiene función de altavoz.
  • Cadena-chapa. Las dulzainas-gaitas en muchos casos, disponen de una cadena de chapa que une el cono (desde abajo) y la pita de la embocadura. Aun cuando hoy es una cuestión estética, a nuestro juicio antiguamente se utilizaría por otras dos razones:
    La primera, para proteger la pita. Hemos que tener en cuenta, que en una época la unión entre el tudel y el tubo no era tan fuerte como lo es actualmente, y desencajada la pita, había gran peligro de que se cayera al suelo y se rompiera. Con la cadena, la pita queda pendiente y no caía al suelo.
    La segunda, la chapa que alcanza la pita. A nuestro juicio, en cierta época, esta chapa tendría la misma función que la que le otorgan los ejecutantes de instrumentos musicales análogos en otros sitios del mundo. Esto es: tope labial y de sujeción.

Este instrumento musical, puede obtener dos octavas, pero en su repertorio, podemos observar sonidos máximos de "octava" más un "quinto", por lo tanto, con posiciones naturales reproduce la escala diatónica, pero con presión labial y digitación de medio orificio o "de cejilla", se puede lograr la escala cromática. De ésta manera se consigue tocar los modos "mayor" y "menor" o ejecutar en distinto tipo de tonalidades.

Tal y como observamos en los documentos antiguos, la dulzaina-gaita se ha utilizado en toda Euskal Herria desde tiempo atrás. En dichos documentos escritos no queda siempre claro qué instrumento se menciona tras el nombre de "gaita"; dulzaina o gaita (gaita que dispone de una bolsa de aire). Por ello sólo utilizaremos la documentación fehaciente.



Este instrumento musical se muestra constituyendo grupos de tipología varia:

Una dulzaina-gaita y tambor ha sido el grupo que durante mucho tiempo y sitios se veía. La pandereta también aparece en el grupo, y respecto al grupo así constituido podemos ver en el libro "Instrumentos Musicales Populares Vascos" escrito por A. Donostia lo siguiente:

"Al dulzainero acompaña una mujer que canta (ordinariamente había unos interludios de dulzaina alternando con el canto). Suelen tocar dos dulzainas y un tambor: les acompaña también una pandereta. Los que tocan lo saben por tradición. Entre estas cantoras populares hay algunas improvisadoras muy hábiles; por ejemplo, lo demostraron en ocasión de un ahorcado en Azpeitia, cuyo relato fue hecho en verso."

Desde que comenzó la segunda voz, el grupo se completó también con su apoyo. Hoy día, lo común es el grupo constituido por el tambor y dos dulzainas (ejecutando a dos voces).

De entre los documentos antiguos hallados por A. Donostia se encuentra el siguiente:

"Las dulzainas acompañan al Viático, en el siglo XVIII. "le viatique est pécedé de porturs de cierges, de six hautbois maures, appelé (sic) Donzainas, et quelquefois d'un petit tambour qui s'acorde très bien avec cet instrument. Ils entrent, tant qu'ils peuvent, dans la chambre du malade, qui doit avoir la tête bien forte pour à ce bruit."

En el artículo "Materiales para la elaboración..." de Juan Ramos, en la lista de los músicos que acudieron a la fiesta de Iruña en el siglo XVIII, la dulzaina y la gaita aparecen en muchas ocasiones. Sabemos, que en muchos casos los términos dulzaina y gaita manifiestan idéntico instrumento, pero en otras ocasiones no estamos tan seguros y creemos que el termino gaita que aparece puede ser la de bolsa de aire. He aquí lo que refiere el autor sobre ello:

"A lo largo de este trabajo mantendremos la diferenciación de términos dulzaina y gaita, transcribiendo en todos los casos la denominación que aparezca en los textos originales. No descartamos en absoluto la posibilidad de que en algún caso se haya usado en el pasado -como se hace en la actualidad- la voz gaita para llamar a una dulzaina, pero lo que es evidente es que si siempre que encontremos la palabra gaita la vamos a interpretar como dulzaina, sin plantearnos otra posibilidad, lo que conseguiríamos sería hacer desaparecer de la instrumentación del pasado en nuestra geografía a la gaita (instrumento de doble lengüeta no aplicada a los labios y con reservorio de cuero para el aire) y esto sería algo completamente erróneo. Pero es que además, ocurre que en las series documentales manejadas existen pasajes que nos muestran que se distinguía un instrumento de otro, y pondremos como ejemplo la cita referida a Gregorio Arrieta, cuando en 1778 se dice que tocó "dulzaina y gaita" (es decir, que tocó dos instrumentos, diferenciados cada uno por su respectivo nombre) ..."

He aquí otro criterio para aclarar las dichas dudas contenidas en los documentos antiguos bajo el nombre de gaita:

"Todos sabemos que la dulzaina es un instrumento muy duro para tocar seguido, sin silencios que permitan recuperarse. El gaitero-dulzainero es difícil encontrarlo sin acompañamiento, no se conoce haya sido tocado sin el soporte del tambor, pues es evidente que necesita la ayuda y el acompañamiento del tambor que además de marcar el ritmo, con su sonido continuo permite que el gaitero-dulzainero haga sus silencios para respirar y descansar. Tenemos en Europa tres casos muy conocidos de instrumentos populares del tipo dulzaina que habitualmente se tocan sin acompañamiento de tambor: La Bombarda en Bretaña y la Ciaramella en la región de Molise (Italia) y el Piffero en Lombardia (norte de Italia). En los tres casos son acompañados por otro instrumento, los dos primeros por cornamusas y el último por el acordeón: a la bombarda acompaña esa pequeña y aguda cornamusa llamada "biniou", a la ciaramella la "zampogna molisana" y al piffero el acordeón. En los tres casos los "gaitero-dulzaineros" hacen sus silencios y reposos mientras sus compañeros mantienen el sonido continuo.
Sin embargo, los gaiteros de "bota" es común que toquen solos, no tienen ese problema. Ellos llenan el espacio sonoro de forma continua, con el continuo "soplar" del saco no se producen silencios ni cortes. Su puntero hace la melodía y el roncón pone esa nota pedal soporte armónico dando entre los dos tubos (o más) a su vez ese efecto polifónico." (Beltran, 2005).

Aún cuando no data, al igual que hemos visto en el caso del txistu, en esta cuestión encontramos asimismo, al menos dos tipos de músicos en los últimos dos siglos: escuela rural, sin formación musical y escuela urbana, con formación musical.

El ámbito rural aprendía y ejecutaba de oído, en romerías y pueblos pequeños. El repertorio, salvo excepciones de canciones de danzas de la época, se componía de marchas, fandango-jota, arin-arin y canciones populares.

Los dulzaineros del entorno o de casa aprendían de oído. Más tarde, cuando se disponían a interpretar, aprendían de oído las nuevas canciones.

Según nos comentaba Jose Sodupe "Montte", de Azkoitia, cuando en la romería escuchaban una nueva pieza a otro dulzainero, al término de la misma, de vuelta a casa se esforzaban en aprenderla y al llegar a casa ya la tenían aprendida y dispuesta para ser interpretada en la siguiente romería.

A finales del siglo XIX y comienzos del XX a las romerías acudían muchos músicos. No tenían contrato: se presentaban, escogían un lugar y se disponían a tocar. Lo tradicional era dar comienzo con una "marcha", con el fin de atraer hacia si al público. Una vez se constituía el corro, daban comienzo a la "sesión", interpretando un fandango y arin-arin. Por bailar la sesión por cada pareja abonaban los chicos.

Como refiere el veterano dulzainero de Bedia Juan Aiesta:

"hasieran (mende honen hasieran) txakur txikerra eta gero txakur handie, orduan zerbait ateratzen zen."

Ahora bien, para poder tocar en algunas romerías y fiestas, los dulzaineros tenían que pagar como los feriantes. Por lo tanto el caudal que obtenían no era rendimiento neto. Se tenía que tocar muchas veces y atraer a mucho público durante una tarde o jornada para poder obtener un "jornal", y no era nada fácil con la competencia que había.

Como decía "Montte", durante una época los dulzaineros tocaban a dúo, con un atabal, pero también con un acordeonista. Como consecuencia de que el dinero había que repartirlo entre más personas, se generalizaron los dúos dulzainero-atabalero. El mismo "Montte" nos contó lo siguiente:

"Abadinotik Urolaldeko erromerietara, dultzainero oso on eta ospetsu bat, Julian Azurmendi, etortzen omen zen, bere emazte, seme eta alabarekin. Talde honek honela funtzionatzen omen zuen: aitak dultzaina jo, semeak atabala, alaba beste aldetik jendea aitaren korrora ekartzen eta emaztea berriz diruzain, saio bakoitza bukatutakoan kobratzen. Por lo que se ve, el negocio lo tenía bien montado."

Ese ha sido el entorno de estos músicos (aún cuando cada vez lo sea menos) y de forma especial durante los últimos tiempos han actuado en todo tipo de fiestas rurales en Gipuzkoa y Bizkaia.

En Bizkaia y Gipuzkoa, salvo pocas excepciones, si los dulzaineros han actuado lejos de las músicas oficiales, en Araba y Nafarroa en la mayoría de las ocasiones han sido músicos instruidos en escuelas de música, y en muchos casos capacitados para ejecutar otro instrumento de banda u orquesta.

En pueblo y ciudades de dicho entorno se oye el sonido de este instrumento musical, en alboradas festivas, con las comparsas de gigantes y cabezudos, ofreciendo en plazas conciertos y música para danzas.... Ha de mencionarse que se utiliza también en muchas danzas de celebraciones y rituales antiguos.

Los dulzaineros-gaiteros de Nafarroa son desde hace tiempo muy conocidos fuera de su territorio. En entornos urbanos de Gipuzkoa y Bizkaia, a pesar de disponer de sus "dulzaineros populares", para fiestas importantes y semanas grandes se contrataban dulzaineros de Nafarroa o Lizarra.

El repertorio de estos dulzaineros, al igual que los txistularis urbanos es muy variado y del estilo de la época. Se evidencia rápidamente la asimilación de las danzas y canciones de moda así como las foráneas, haciéndolas suyas. Así, además de los ritmos y música popular, su repertorio lo constituyen también las sonatas, polcas, mazurcas, habaneras, rigodones, pasodobles, chotis, etc.

El máximo nivel en cuanto a ejecución, tal y como muestran las partituras del gaitero de Lizarra Julian Romano (1831-1899) se consiguió en el siglo XIX.

A comienzos del s. XIX se inicia el retroceso y para mediados de siglo quedan muy pocos dulzaineros-gaiteros de dicha clase; en la zona de Lizarra de forma casi exclusiva. En la década de los 60 los hermanos Lakunza de familia navarra y residentes en Bilbao comenzaron lo que más tarde sería la recuperación de la gaita. Tras aprender y recopilar sobre la dulzaina durante largos años comenzaron a enseñar, impulsando nuevos grupos. Por otra parte, en 1968 publicaron el libro "Método de Gaita Navarra" que contenía un repertorio, ejercicios, planos para construcción de instrumentos musicales (gaita, tambor) y técnicas de elaboración de pitas.

Los hermanos Lakunza en la década de los años 70 se trasladaron a Iruña y de la mano de Javier Lakunza crearon el grupo denominado "Iruñeko Gaiteroak", el cual además de tocar y enseñar durante dicha época, publica un repertorio de música, investigaciones sobre gaita-gaiteros y nuevos métodos de estudio.

Hoy día, en Euskal Herria existen multitud de escuelas y asociaciones. Se han creado nuevos grupos y este instrumento musical se utiliza en muchos grupos musicales de diversa naturaleza en el ámbito del folklore vasco y especialmente se ha normalizado su uso en los grupos de baile, se ha aumentado la discografía, y en general su presencia entre nosotros ha logrado gran importancia.