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DONAMARTIRI

Cueva de Isturitz. Las figuras parietales de Isturitz fueron descubiertas por E. Passemard, en 1913/14, en el centro de la cueva, al excavar en torno a un gran cono estalagmítico que emergía del relleno arqueológico que estaba entonces rebajando. Parece que los niveles correspondientes al Magdaleniense Medio recubrían parte de unos relieves parietales que se habían realizado sobre la roca de esa formación; pero la parte baja de las figuras no había llegado a ser cubierta cuando se depositó el estrato Solutrense precedente. De aquella observación estratigráfica por Passemard se deduciría un importante interés para la datación de los relieves: y así la tomó H. Breuil. Aunque para A. Leroi-Gourhan -quien piensa que aquellas excavaciones «fueron rápidas y desprovistas del aparato científico preciso» la apreciación hecha por Passemard carece de fuerza comprobante. Para H. Breuil las figuras de Isturitz corresponden al segundo gran ciclo -el «Solutreomagdaleniense»- del arte paleolítico, dentro concretamente del Solutrense Superior o Final y del Magdaleniense Antiguo: como las de Cap-Blanc, Roc de Sers o Angles-sur-Anglin. Por su parte, Leroi-Gourhan (1973-1.ª ed. de 1965:268-269) aboga por una datación algo más moderna, según diversos argumentos deducidos de la composición de sus temas. El esquema de combinación de animales de Isturitz no aparece sino «en el Magdaleniense V o VI, de lo que se pudiera concluir en el carácter más reciente del conjunto, lo que estaría de acuerdo con su estilo... Pero dos razones nos inclinan a la duda: quizá hayan existido bisontes entre las figuras perdidas y, por otra parte,... habiendo sufrido Isturitz un clima especialmente riguroso (tal como lo demuestran los análisis de polen) en esta zona el reno ha podido desempeñar bien el papel correspondiente al bisonte. En conclusión, la datación del grupo de Isturitz sigue flotando dentro del Magdaleniense Medio y al borde del Magdaleniense Reciente». Las figuras en relieve de Isturitz ocupan un panel de unos cinco metros de longitud en torno a la cara norte de esa colada estalagmítica. Se constituyen como un conjunto bastante borroso, en el que se han llegado a distinguir con cierta seguridad hasta siete figuras. La más visible es la de un reno -de unos 1,20 m. de longitud- que es el que tenía parte de sus pezuñas cubiertas por el depósito de las tierras y restos arqueológicos que se formaron en esta zona de la cueva desde fines del Solutrense y durante el Magdaleniense medio. El animal mira hacia la derecha y, excepto la parte anterior de su cornamenta, resulta poco discernible el dibujo de sus astas; está realizado con una técnica de grabado muy profundo que llega ya al bajorrelieve y sus pezuñas han sido concebidas en una correcta perspectiva. Sobre el cuerpo de esa figura mayor hay otras dos de menores dimensiones: un Cérvido (probablemente reno) apenas visible, y la cabeza de un tercer reno o ciervo a continuación (su superposición, bien apreciada por Passemard, con respecto a la figura mayor, mostraría su ejecución más reciente que la de ésta). Según la interpretación del resto de las figuras -tal como la sugiere Passemard y la recogen H. Breuil y otros autores (así A. de Sieveking)- hay, además, en este panel figurado: un oso, un caballo muy borroso y otro caballo más cuyo cuerpo también estaba en buena parte cubierto por el relleno arqueológico, un reno corriendo, y otros signos menos claros (a veces se ha aludido a una silueta de mamut,...). Leroi-Gourhan disiente de algunas de esas interpretaciones: admite la innegable referencia al reno para la figura mayor y sugiere que los dos supuestos renos que se le superponen hayan de ser considerados figuras de cabras. En cualquier caso es preciso resaltar la importancia de estas figuras parietales de Isturitz, por haber sido realizadas con esa técnica de bajorrelieve: caso absolutamente único en lo hoy conocido en toda el gran área cantábrico-pirenaica del Arte Paleolítico. Donde las únicas representaciones animalísticas en relieve - bulto- de cieno tamaño se conocen en dos cavidades del Pirineo Central -Montespan y Tuc d'Audoubert-, realizadas modelando barro del suelo. (Bibliografía Básica: E. Passemard 1918 y 1944. Referencias complementarias contrastadas: H. Breuil 1952:262-263; A. Leroi-Gourhan 1965:268-269).

Ignacio BARANDIARAN MAESTU