Dance

Danzas de Navarra

El paloteado o dance es un combinado escénico popular que reúne elementos de muy diverso origen y carácter, como el discurso hagiográfico que el mayoral dedica al Patrón, la pastorada entre el primero y el rabadán, la intervención del malintencionado diablo que será derrotado por un ángel, las danzas que jalonan la representación, los dichos de los danzantes y la sátira del rabadán. Las danzas suelen ser mayoritariamente de palos cortos - de ahí la genérica denominación del evento-, de arcos, de cintas, muy raramente de espadas. La función solía incluir otros números como los castillos humanos.

El paloteado se localiza en la ribera meridional junto al río Ebro y sus afluentes, el Queiles y el Alhama. Se celebra en honor al santo patrono de la localidad. La villa de Cortes ha sido la única que, entre la decena larga de localidades con dance propio a finales del XIX, lo ha conservado vivo ininterrumpidamente. Tras un proceso de recuperación iniciado en la década de los años setenta del pasado siglo, se ha revitalizado la mayoría de ellos y creado otros: Monteagudo, Murchante, Ribaforada, Fustiñana, Barrio de Lourdes de Tudela, Ablitas....

El Paloteado navarro forma parte del sistema de dances que siguen el curso del Ebro casi en su totalidad y presenta grandes semejanzas con los dances aragoneses del Somontano del Moncayo. Paralelamente, el paloteado se relaciona con la cultura pastoril pirenaica de la que es en buena parte deudor, en concreto por las danzas de palos y las pastoradas, por causa de la vieja institución de la trashumancia.

En esquema, el paloteado navarro presenta el siguiente programa: entrada del cortejo a la plaza o tablado con baile de los danzantes; saludo del mayoral y discurso al santo patrono; entrada del rabadán; pastorada del mayoral con el rabadán; irrupción y discurso del diablo; sainete del ángel y el diablo; nueva escena del rabadán y mayoral y entrada de los danzantes; cortesías de los danzantes al Santo y réplicas del rabadán; danzas; monólogo mordaz del rabadán; danzas; despedida del mayoral y danzas de cierre.

El dance de San Miguel de Cortes se celebra el día de la festividad del arcángel, 29 de setiembre, y tiene como protagonistas a los ocho paloteadores junto con el mayoral y el rabadán. Intervienen en la representación otros dos personajes: el diablo y el ángel. El grupo acompaña al Ayuntamiento hasta la Iglesia para salir en procesión durante la cual palotean el reposado pasacalle. Ante San Miguel por la mañana y ante el público por la tarde los danzantes bailan las cortesías, una breve pieza de salutación sin paloteo en la que participan mayoral y rabadán y que sirve para el cambio de posición de los bailarines. Por la tarde, sobre un tablado levantado en la plaza tiene lugar la función con inclusión de todo el repertorio. Las autoridades contemplan el acto desde el balcón mientras la imagen de San Miguel lo preside en el propio tablado.

En Cortes las danzas se interpretan en un sólo bloque justo antes del final. Las danzas que integran el ciclo son cuatro: dos de palos ( el vals y la jota) y dos trenzados (el sencillo y el doble) y ninguna de ellas es exclusiva de Cortes pues con alguna variación pueden encontrarse en otros dances próximos. La extensión y popularidad de las melodías es aún mayor. En particular, las cortesías, la jota (en Gallur la llaman postillón) el trenzado sencillo y la muy conocida la patatera (trenzado doble). Adviértase que aunque el vals y la jota corresponden musicalmente a su denominación se trata de danzas de palos.

Los paloteadores de Cortes visten camisa, calzón y medias blancas. Una chaqueta blanca de lana y un pañuelo rojo terciado al pecho sobre ésta completan el atuendo. Van tocados con un zorongo y calzan zapatillas blancas con fino ribete colorado. Los palos torneados y pintados de blanco y rojo suele medir casi medio metro de longitud.

Hay datos que avalan la existencia antigua en el programa de una batalla de moros y cristianos que los propios danzantes representaban y que incluía personajes y textos además de una danza final de espadas. También hasta finales del siglo XIX se incluía en la función un sencillo Castillo o Torre humana, que al igual que en otros pueblos navarros (v. gr. Murchante), era coronada por el rabadán al grito de ¡Viva San Miguel! Las danzas, tradicionalmente masculinas, se conservaron en los años setenta del pasado gracias a la incorporación de varias chicas al grupo ante la ausencia de varones. Tras la crisis, la fiesta exhibe dos conjuntos de paloteadores: uno femenino y otro masculino. Para las chicas se diseñó y confeccionó un vestuario apropiado.

La tradición de las danzas de Ochagavía en honor a la Virgen de Muskilda cuenta con más de trescientos años de historia documentada. Integran el ciclo un paseo, cuatro danzas de palos -. Emperador, Katxutxa, Danza y Modorro-, la pañolo dantza y la jota. Ocho danzantes con un enmascarado personaje bifronte a la cabeza, el Bobo, dan vida cada 8 de setiembre, ante la ermita de la Virgen, a un ritual de complejo simbolismo. La Natividad de la Virgen es la fecha que enmarca las danzas y el Patronato de la Virgen de Muskilda quien las sustenta. La víspera, los componentes del grupo con traje civil de salacenco inician su función visitando la casa del mayordomo del patronato. Luego acompañan a éste y al Ayuntamiento a la salve. En este ceremonial de la víspera, en el que se bailan todos los números y el pasacalle, se advierte cierto sentido preparatorio, de puesta a punto o ensayo general.

Llegado el día grande, los danzantes, ataviados con su traje blanco, desayunan en casa del mayordomo y acompañan a los gaiteros en su diana. Con ellos bailan el pasacalle hasta la basílica - un trayecto que ahora hacen en parte en automóvil-. Al llegar bailan dos paloteados y la jota (antes todos los números) y entran en la iglesia para sacar a la Virgen en procesión. La acompañan el mayordomo con el estandarte, el Ayuntamiento, los miembros del patronato y, claro está, los danzantes que al finalizar bailan en su honor la jota. Tras la procesión viene la misa durante la cual almuerzan músicos y danzantes. Al finalizar regresan acompañando a las autoridades con el pasacalles (de nuevo un tramo en automóvil) hasta llegar a casa del Mayordomo y desde ésta a la del Alcalde donde se interrumpe el ceremonial para comer. Por la tarde, danzantes y músicos toman café en casa del Mayordomo desde donde se dirigen bailando el pasacalle a la Iglesia para la función de Vísperas. Tras ésta, y de nuevo con el pasacalles, van hasta la plaza donde bailan una vez más todos los números del ciclo coreográfico ante las autoridades y público en general.

Los danzantes visten una muy característica indumentaria: holgado calzón blanco con puntilla, camisa blanca de manga amplia cerrada en el puño. Una suerte de gola o valona pirenaica que se ciñe sobre los hombros al cuello. La echarpa, sobre la camisa, es una ancha cinta en morado y oro que cruza la espalda y el pecho. Sobre ambas prendas cuelgan las multicolores cintas que se sujetan en torno al cuello con un pequeño lazo bajo la nuca y que llegan a cubrir camisa, echarpa y gola. En la cintura anudan, con la punta en pico hacia atrás, el pañuelo blanco que utilizarán en Pañolo dantza. Se tocan con un singular gorro adamascado, al que llaman cachucha, de forma cónica y pequeño tamaño que termina en borla. Calzan alpargatas sobre las medias blancas. Utilizan sonoros cascabeles de latón en número de doce en cada pantorrilla. Los palos, normalmente de boj, son sensiblemente más cortos que en otros paloteados.

El traje de Bobo nada tiene que ver con el de los danzantes. Calzón y chaqueta son de paño rojo y verde confeccionados a modo arlequinado. Porta una alforja y emplea gorro y cascabeles como los danzantes, pero para Pañolo dantza se cubre con una singular máscara bifronte.

El repertorio de danzas, como se ha dicho, consta de cuatro danzas de palos que reciben los nombres de Emperador, Katxutxa, Danza y Modorro; una danza con pañuelos, Pañolo, y la Jota. Hay que añadir el ya repetido Pasacalles o Paseo para los desplazamientos en el que los danzantes hacen sonar castañuelas como mero acompañamiento. El orden en que se bailan es invariablemente el citado y todas las danzas muestran una singularidad merecedora del interés de los folcloristas.

Las makil dantzak de Bera poseen una estructura sencilla, apropiada para la iniciación rítmica y ritual de los muchachos. Son doce números diferentes, el último de los cuales es un zagi-dantza similar al de Goizueta. Están emparentadas con las danzas de la vecina tierra de Lapurdi.