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CONSULADO

Consulado de Deba. También a Deba le tentó la posibilidad de erigir un Consulado en su jurisdicción. Habiendo dejado pasar los tiempos dorados en que se canalizaba por su puerto una parte sustancial del tráfico de lanas, creyó poder reparar aquel descuido cuando, con motivo de la apertura del camino de coches desde Bergara hasta Alzola, se animó prometedoramente la contratación de su puerto. Con este objeto, se puso en tratos con los mercaderes de la ciudad de Vitoria, principales frecuentadores de su puerto, prometiéndose que los de Burgos, Zaragoza y otras partes del interior elegirían también la misma salida para sus mercaderías. De acuerdo con las disposiciones de un convenio secreto que medió entre ambas partes en noviembre de 1786, el alcalde de Deba conocería de las causas comerciales de su territorio, las que, a la usanza de los consulados de Bilbao y San Sebastián, resolvería brevemente y sin dilaciones, "la verdad sabida y la buena fe guardada". Ahora bien, como no existía en la villa guipuzcoana un cuerpo formado de mercaderes, se estipuló en que el alcalde de ella comisionaría al de Vitoria para la tasación y venta de las mercancías averiadas en los casos de naufragios. Otra disposición regulaba cierto arancel de derechos que habrían de pagar las mercaderías, así nacionales como extranjeras, en sustitución de lo que cobraba desde antiguo la villa a título de peso real. Llevando adelante estos tratos, Deba recabó del rey la aprobación de dicha concordia, la que le fue concedida mediante provisión librada por el Consejo de Castilla en 24. de marzo de 1787. Pero todo este montaje venía a fallar por su base, al discurrir al margen de la autoridad provincial. Al ser presentado el texto de la concordia al pase de la Provincia, ésta pudo alegar que se hallaba viciado de diversos contrafueros, e impedir en consecuencia su ejecución. Un nuevo convenio con Vitoria en enero de 1788, que se atenía en todo su rigor a las franquicias forales, mereció ser patrocinado por la Provincia ante el Consejo de S. M.; pero no consta que hubiese sido aprobado, ni que se hubiesen llevado adelante los proyectos que con tanto interés había promovido la villa guipuzcoana. Ref. Pablo de Gorosábel: "Noticia de las Cosas Memorables de Guipúzcoa", t. II, Tolosa, 1900, pp. 45 s.; Idem: "Diccionario Histórico de Guipúzcoa", pp. 130-132.