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CONDADO DE TREVIÑO

Habla. "Por lo que serefiere al habla, es preciso destacar como la primera de suscaracterísticas, que se trata de un habla completamentecastellanizada. No debemos olvidar que el vasco vivió en estas tierras en fechas no excesivamente lejanas y, sin embargo, losúnicos restos que penden en el habla actual se reducen a unascuantas voces cuyo número parece además bastante escaso si locomparamos con los datos que nos ofrece la toponimia. Si analizamospor grupos las diversas influencias apreciables aún en el habla dela zona, según sus procedencias, tenemos:

a) Quizá uno de los componentes más peculiares del léxico treviñés sea el vasco porque en alguna medida aleja esta habla de las del valle del Ebro, del aragonés y, en cambio, la acerca al alavés.Ciertamente el número de vasquismos no es muy elevado; al menos esoparece a primera vista si confrontamos el habla actual con latoponimia menor donde la pervivencia de elementos vascos es bastantemás notable. Hay que poner de manifiesto que su presencia es escasasi tenemos en cuenta que la lengua vasca fue conocida en estastierras hasta una fecha no excesivamente alejada de nuestros días.Así, cuando se produjo el retroceso del vasco, como consecuencia delavance castellano, únicamente quedaron una serie de voces aisladasreferidas sobre todo a plantas y frutos silvestres, tipos de setas oanimales, etc., es decir, fundamentalmente relacionadas con aquellosaspectos del habla en que ésta puede mantenerse mejor, sininterferencias de la denominación castellana correspondiente. Es desuponer que el número de vasquismos conservados en el hablatreviñesa ha ido disminuyendo con el tiempo, puesto que en latoponimia menor hay nombres de términos de origen vasco que sonabundantísimos en distintos pueblos, algunos en forma plural o condiminutivo castellano, lo que prueba que tuvieron una gran difusióny, en cambio, no sobreviven en el habla actual, o al menos no hanaparecido en ninguna de las encuestas; el caso de (la) Rain, (la)Rein, Reines, Reinica, -s, etc., del vasc. larrain, "era,plazoleta"; Padura, Padurilla, -s, Madura, etc. del lat. Padule, através del vasc. padura (madura), "marisma,vega", etc.; lo mismo ocurre con la toponimia menor ya que en escrituras del XVII y XVIIIo en inventarios de fincas del pasado siglo se registran términosvascos que ya no aparecen en el catastro como Peña de Gaztularan oValle de Arangacha, en apeos de mojonera de Albaina, Laño, Pariza yBajauri en 1709; Udabra, Urabras, Mendigurinoste, en escrituras del XIX en Aguillo, etc. Es decir, a partir de la definitivadesaparición de la lengua vasca en esta zona, su huella se ha ido reduciendo cada vez más, tanto en la toponimia como en el habla. Apesar de ello, se conservan todavía en el habla diversas muestras desu influencia en épocas pasadas. Por lo demás, la pervivencia del vasco queda reducida al campo del léxico. La mayor parte de losvasquismos conservados en el habla treviñesa actual son comunes en Alava, algunos aparecen también en tierras navarras y riojanas o en número más reducido, en la parte norte de la provincia de Burgos,zonas todas en las que el dominio de la lengua vasca está atestiguado, históricamente o a través de la toponimia. Entre las voces de origen vasco conservadas en el Condado de Treviño y la Puebla de Arganzón podemos destacar: nombres de frutos silvestres:abellurri, abillurri "majuelo" y "majoleta"; aguases, "hayucos";arán, "ciruela silvestre"; áspil "acerola"; churri, churle,"ciruela"; garrigol, "majoleta"; nombres de plantas: carduguera,"cerraja"; lujarda, lufarda, "mostaza negra"; otaca, "argorna";nombres de árboles: azcarro, "arce"; tenemos además abarra, "rama delgada del árbol" y las denominaciones de la agalla del roble:cacarro, cacurreta, curabacha, currubeta, cuscubereta, cuscureta ycuscurete; nombres de setas: belurdín,"Russula virescens",ongarracha; perrechico, perrochico, "Tricholoma georgii"; referidosa animales encontramos: gardama, "carcoma", chindurri, "hormigarojiza"; salandilla y saguandilla, "lagartija", zarrapo, "sapo";micharro, "musaraña"; charta, "reyezuelo"; ponza,"buho" y seguramente híbridos vasco-romances: sapo cerval, sapo zabal,"sapo"; cirriamatos, "pájaro semejante al vencejo"; chirolinda,"agachadiza" o rapapájaros, "milano"; peces de río: loína, "boga,madrilIa"; zarbo, "pequeño pez semejante al gobio"; un tipo deoveja: lacha, "de carne deficiente y pelo largo"; relacionados con la matanza del cerdo: chichiquis, "carne picada y adobada" y chinchorra, chinchorta, "chicharrón"; referentes a la agriculturatenemos: laya, "instrumento en forma de horquilla" layar, "trabajarla tierra con la laya" o las denominaciones del corzuelo del trigo:ganchego, ganchigo, ganchugo y garchugo; para montar la carbonera,actividad frecuente años atrás en Obécuri y Bajauri, empleaban laberdinga, "ramas delgadas para igualar los defectos de las másgruesas"; el betagarri, "conjunto de leña para rellenar lacarbonera" y el baraique, "instrumento para rellenar la tierradespués de cocida", aunque este instrumento, que en otros pueblos llaman belaique, tenía otros usos como rasar las medidas decapacidad o amontonar el grano; elementos de la casa son el gallur ogalluz, "viga cimera cumbrera, caballete del tejado"; el crisquete y quisquete, "picaporte, cerrojo de las puertas y aldabilla", o construcciones auxiliares del tipo borda, borde, "cobertizo"; tegui,"pocilga" o chabola, "casa del pastor en el monte"; entre las denominaciones relacionadas con el cuerpo aparece cil, "ombligo y cordón umbilical", que tiene, por otra parte, la acepción secundaria de "brote de las patatas", y biscar, bizcar, "espinazo", aunque referido a animales y fundamentalmente al cerdo (sólo en lenguaje muy coloquial se aplica a las personas); finalmente recordemos términos de la vida familiar como amarretaco "bocadillo o comidafrugal de media mañana"; talo, "pan de harina de maíz" o el nombreuta, "chito o tángano, juego infantil".

b) Por otro lado hay que tener en cuenta el influjo navarro-aragonés. En sus orígenes el Condado de Treviño estuvo vinculado al reino de Pamplona. La misma influencia navarro-aragonesa es bastante apreciable en Alava, particularmente en la Rioja Alavesa, como en toda la Rioja en general, por motivos geográficos e históricos y no hay que olvidar que al menos algunos pueblos treviñeses han mantenido estrechos contactos comerciales con esta zona. Baste recordar, por ejemplo, que la abundante producción de carbón de Obécuri y Bajauri tenía como destino fundamentalmente diversos lugares de la Rioja Alavesa, donde, a su vez, los habitantes de estos dos pueblos treviñeses adquirían diversos productos comerciales. Por tanto, a la hora de analizar las influencias navarro-aragonesas no podemos olvidar la posibilidad de que una parte de éstas hayan pasado al habla actual a través del riojano. Además, hay que tener presente la situación geográfica: un pueblo como Obécuri se halla a unos 12 km. de Navarra, a 17 de la Rioja Alavesa y a 28 km. de Logroño, por lo que es casi forzoso encontrar algún tipo de influjo lingüístico de zonas tan próximas. No obstante, la influencia navarro-aragonesa es apreciable en general en todo el Condado, no sólo en los lugares más próximos. De hecho, los fenómenos fonéticos o las voces navarro-aragonesas conservadas en el habla treviñesa pueden documentarse en una zona bastante más amplia que abarca la mayor parte de la Rioja. Con el navarro y riojano hay que relacionar, como ya hemos indicado, la conservación del grupo -MB- (frente a la reducción -m- castellana y aragonesa) en voces como alombar, "alomar, arar la tierra formando lomos", camba, "cama del arado" o lambiar, "lamer". A la influencia aragonesa habrá que atribuir la conservación de F-, aunque se trata de palabras aisladas, en forcate, "arado de dos varas", fuina, "garduña" y foguera o la evolución del grupo -SC-e.i.- enjilla, "encella". Finalmente señalemos que son de uso general voces como bandear, bandiar, "voltear las campanas"; jurar, "blasfemar"; pieza, "heredad, finca de labor", mientras que en distintos lugares del Condado aparecen palabras de indudable procedencia aragonesa o navarra como: arañón, "ciruela silvestre"; ardacho, "lagarto"; ballarte, "angarillas"; basta, baste, "aparejo para los mulos"; campanal, "campanario"; corte, cortín, "porqueriza, pocilga"; dallo, "guadaña"; garrioso, "patizambo o patiestevado"; golpino, "arado de reja enchufada" o robo, "media fanega".

c) Hay que destacar también la gran semejanza existente entre el léxico treviñés y el alavés; este fenómeno es absolutamente normal si tenemos en cuenta que las relaciones de los pueblos del Condado con sus vecinos alaveses más próximos son muy estrechas como corresponde a dos comunidades; de condiciones y medios de vida semejantes y geográficamente cercanas. Si las tierras del Condado de Treviño quedaron administrativamente aisladas de su entorno geográfico natural, lo cierto es que en el terreno lingüístico este hecho no posee gran importancia. Así, encontramos que muchas de las voces usuales en el Condado figuran como propias de Alava pues fueron recogidas por F. Baráibar, mientras que otras están atestiguadas posteriormente por G. López de Guereñu.

d) Pero, además de las influencias y semejanzas apuntadas hasta ahora, nos encontramos con que una buena parte del léxico treviñés es común en varias comarcas vecinas. Recordemos que A. Llorente (en R. F. E. XLVIII (1965), pp. 321-350), a propósito de un estudio del riojano, habla del "riojano en el marco de las hablas del Valle del Ebro", señalando la unidad léxica y la uniformidad lingüística que presenta una extensa zona geográfica que, a lo largo de los valles alto y medio del Ebro, abarca desde Santander hasta Zaragoza. Pues bien, en alguna medida esta unidad léxica es ampliable al Condado de Treviño en cuya habla son usuales un buen número de palabras atestiguadas en diversas regiones del N. de la Península. Los fenómenos fonéticos, morfológicos y sintácticos reseñados se hallan también recogidos en las zonas colindantes. Son numerosas las voces treviñesas atestiguadas en Alava, la Rioja y Burgos, ampliándose en ocasiones su uso hasta Vizcaya y Santander, de una parte, y Navarra y Aragón de otra. Indiquemos, por ejemplo: aloya, "alondra" (Al., Burg., Rioja); aguada, "rocío matinal" (Al., Ar., Nav., Rioja); anchoa, "boquerón" (Al., Ar., Burg., Nav., Rioja, Sant.); bochincha, "vejiga del cerdo" (Al, Burg., Rioja, Sant.); borto, "madroño" (Al., Burg. , Rioja, Sant.); caracola, "caracol aplastado de concha blanca" (Al., Ar., Burg., Nav., Rioja, Sant.); cazarra, "pesebre portátil para ovejas" (Al., Rioja); cepillo, "cepo para cazar pájaros o ratones" (Al., Nav., Rioja); ciemo, "cieno" (Al., Ar., Nav., Rioja; ciomo, en Burg. y Rioja); cocín, "dornajo" (cocino, "íd" en Al., Burg., Nav. . Rioja y Sant.); collarón, "collera" (Al., Burg., Nav., Rioja, Sant.), etc.

e) Finalmente debemos tener en cuenta un grupo de palabras que podemos considerar como arcaísmos (o vulgarismos). Con respecto a los posibles arcaísmos treviñeses hemos considerado como tales las voces atestiguadas en autores medievales o clásicos españoles y que hoy no son de uso general en castellano, independientemente de que el DRAE las califique o no como anticuadas. Así, podemos incluir en este grupo las siguientes palabras: abellota, "bellota" (forma bastante extendida en el castellano vulgar, que aparece en el Cancionero de Baena y en textos del XVI); calce "cauce de molino", "caz,canal" (con conservación del grupo AL'C: calce se halla en La General Estoria y en otros textos medievales); cocote, "cogote" (figura en autores de fines del XVI y comienzos del XVII y tanto Covarrubias como el Diccionario de Autoridades la dan como forma básica; hoy se emplea en diversas zonas del dominio castellano vulgar); esternudar, "estornudar", etc. Así, pues, en resumen, creemos que la principal característica, si así puede denominarse, del habla treviñesa y de la Puebla de Arganzón es precisamente la pluralidad, de elementos que aglutina, su carácter híbrido, debido al gran número de influencias procedentes de las comarcas más próximas. Su personalidad reside fundamentalmente en su capacidad de sintetizar las encontradas influencias centenarias de Vasconia, Castilla, Navarra y Aragón. Vistas así las cosas, el hecho de que administrativamente las tierras del Condado y la Puebla de Arganzón no pertenezcan a Alava, sino a Burgos, no ha tenido ninguna consecuencia en el terreno lingüístico ya que sus contactos más directos se han efectuado siempre con pueblos alaveses y, en general, con aquéllos que geográficamente constituyen su entorno natural, A pesar de que, como acabamos de señalar, se puede constatar una cierta unidad léxica o una relativa unidad lingüística en una zona bastante amplia, el habla de Treviño, que presenta varias coincidencias con esta zona, está más cerca del habla alavesa que de ninguna otra de las comarcas vecinas. En este aspecto el elemento vasco es importante. Por lo que se refiere a la toponimia, tanto mayor como menor, destaca ya a primera vio la gran cantidad de topónimos de origen vasco que se conservan en esta zona, en convivencia con topónimos de origen romance. Este fenómeno establece una diferencia importante entre el habla y la toponimia puesto que en la primera el porcentaje de vasquismos es sensiblemente menor. Aunque tenemos bastantes ejemplos de nombres de término de procedencia vasca registrados en escrituras del XVII al XIX que hoy ya no aparecen recogidos en el catastro. es indudable que la toponimia ha sido en este sentido más conservadora, de modo que su estado actual se halla seguramente mucho más cerca de la realidad lingüística de estas tierras en épocas pasadas que el habla. De hecho, la gran mayoría de los topónimos de origen romance tienen, en mayor o menor número, correspondientes vascos. El panorama que nos ofrece hoy la toponimia menor permite constatar, aunque sea aisladamente, una serie de influencias análogas a las encontradas en el habla, pero de todas esas influencias es, sin duda, la vasca la más destacada. Indiquemos también que, si algún valor tiene hacer deducciones semejantes de un estudio toponímico, podemos afirmar que la influencia de la lengua árabe en esta zona fue escasa o nula puesto que únicamente encontramos un topónimo mayor que posiblemente se remonte a este origen, que es el nombre del lugar treviñés de Albaina (Albayta en 1257 y 1325).