Concept

Ciclos Festivos

En diferentes momentos de la historia del ser humano y, generalizando, en muchas partes del globo, el contrapunto y, porque no decirlo equilibrio, al trabajo es la fiesta. Curiosamente en una doble vertiente popular: mientras unos se divierten, otros subsisten gracias a su trabajo, en el mismo orden y en el mismo espacio.

No obstante, en la celebración, sea ésta festiva en cualquiera de sus manifestaciones lúdicas, sea en sus ceremoniales más religiosos, se concentran los estereotipos más evidentes de exteriorización de la naturaleza en relación a la Cosmogonía.

Tanto es así que, lo pagano y lo profano, la estética y lo variopinto se entremezclan pero, eso sí, marcando las correspondientes diferencias y fronteras entre unos y otros paradigmas.

El año festivo puede dividirse en multitud de fórmulas que consiguen encuadrar, por una u otra vía, cada uno de los momentos en que la diversión, el ocio o el jolgorio conforman cada conjunto de elementos que, a su vez, agrupan los ciclos festivos.

Es más, con toda lógica, lo que es cíclico se reitera. Para comenzar un nuevo período se ha de haber finalizado el inmediato anterior, al cual le da paso.

Pero no sólo intervienen las estaciones climatológicas y los referentes laborales, el sol y la luna forman parte de todo cambio consustancial, entramado de significación astral adherido a cada una de las culturas. El establecimiento de uno de estos apartados, o la conexión entre varios, sirve para desarrollar cualquier aspecto ligado a la comunidad que lo sustenta.

Existen diversas estipulaciones para materializar estas diferencias entre cada uno de los ciclos. Aquí presentamos como más factible la que, bien por el conjunto de festividades, bien por la similitud de los hechos, incluye todos y cada uno de los apartados configurados, siguiendo un orden que coincide, de forma indirecta, con el curso escolar nacional actual y atendiendo al momento concreto de inicio y final.