Monarchy and Nobility

Catalina I de Navarra (1977 version)

Reina titular de Navarra a la muerte de su hermano Francisco, llamado "Febo". Era hija de D. Gastón de Foix (1445-1470), príncipe de Viana y Vizconde de Castelbon, y de D.ª Magdalena de Francia (1443-1495), hija de Carlos VII de Francia y de María de Anjou. Catalina I era a su vez nieta de otra reina titular, Leonor I. Heredó, además del título de reina navarra, los de duquesa de Lemoux, de Gandía, de Mont-Blanc, de Peñafiel, condesa de Foix, de Bigorra y de Ribagorza, y señora de Béarn y de la ciudad de Balaguer. Catalina había nacido en 1470, por lo que sólo contaba con 13 años cuando heredó el trono pirenaico. Fue su tutora doña Magdalena de Francia, mujer de prudencia bien acreditada a la que tocó la difícil tarea de sortear la doble amenaza franco-castellana durante la minoría de la reina. Anticipándose a posibles maniobras, la regente hizo que su hija fuera jurada en sus derechos cuanto antes por sus estados de Béarn, Foix, Bigorra y Navarra. Con ello salió al paso de las pretensiones de Juan de Foix, señor de Narbona -hijo de Leonor I y por tanto tío de Catalina- que negó los derechos de la muchacha esgrimiendo como argumento la ley sálica francesa que excluía a las hembras del trono de San Luis. El pleito entre la reina y su tío había de durar una veintena de años durante los cuales el de Narbona recurriría al rey de Francia del que eran ambos vasallos, Juan por sus posesiones y Catalina por las suyas (excepto claro está, Navarra, que era independiente).

Por otra parte, el otro extremo de la tenaza lo constituía Castilla, pronta siempre a intervenir en los asuntos internos de su débil vecina con la asidua colaboración del conde de Lerín a la cabeza de los beamonteses. Desde los inicios mismos de su reinado Catalina se vio sometida a este doble fatalismo: ambas monarquías le impusieron un pretendiente, ambas ofrecieron indisimuladamente asimilar al reino por vía de matrimonio o apoderarse de él por la fuerza. Al optar por Juan de Labrit (o Albret), uno de los pretendientes impuestos por el rey de Francia, Catalina afrontó la venganza de los Reyes Católicos que habían ofrecido la mano de su hijo heredero D. Juan, y, con ella, la de los beamonteses, los cuales consideraron a Juan como

no coigual y al enlace como menosprecio e villipendio desde dicho regno de Navarra e de los magnates e regnícolas e quebrantamiento de los fueros e leyes de aquél, por ser el casamiento del señor de la tierra la cosa más granada e principal, la cual, por ser tan granada, non se puede ni debe facer, sino con querer, voluntat y espreso consentimiento de los dichos fijos e parientes de la casa, ricos hombres y Estados de dicho regno.

(Cfr. Yanguas y Miranda: "D.A.R.N.", art. REYES).

Casó, pues, la joven reina a los 16 años con el aún más joven señor de Albret que, al decir de Moret,

"con la hermosura y gentileza de cuerpo juntaba ser de buena índole y suavidad de costumbres, y ser muy erudito en las letras humanas, especialmente en la Historia, luciendo maravillosamente en él la buena educación que había tenido.

(Anales..., t. VII, cap. II, ep. V).

Tuvo lugar la boda en la catedral de Lescar en 1486. Pasó a gobernar Navarra en calidad de gobernador y virrey de Navarra el padre de Juan, Alain de Albret, con el señor de Avesnes, hermano suyo, en la lugartenencia (24 de septiembre de 1486). Los reyes intentaron repetidas veces conseguir ser coronados según el Fuero en Pamplona, pero la rebeldía crónica del conde de Lerín hizo que el acontencimiento no tuviera lugar hasta 1494. A pesar del pacto establecido entre los beamonteses y Catalina, Lerín infligió a los reyes la humillación de no abrirles las puertas de la capital del reino hasta que él así lo dispusiera; autorizados los reyes a penetrar en ella, la ceremonia de la coronación tuvo lugar a la antigua usanza el 12 de enero de 1494. Durante los festejos se cantó una copla de doble sentido, más propia -al decir de Moret, que es el que la reproduce- de agrazar los ánimos que para endulzarlos:

Labrit eta Errege
aita, seme dirade
Condestable jauna
ar bizate anaye

Labrit y el Rey
son padre e hijo
tomad por hermano
al señor Condestable.

La tregua con el Condestable duró poco. El 12 de septiembre del mismo año de la coronación, cansado Juan de Albret de "las novedades e insultos que eran cometidos por D. Luis de Beaumont", arremetió contra él y lo hubiera aplastado de no mediar la injerencia de los Reyes Católicos que acogieron al conde (1496), dotándole de tierras en Andalucía a cambio de pretender a las suyas de Navarra: Lerín, Larraga, Mendavia, Sesma, Cárcar, Andosilla, San Adrián, Allo, Arróniz, Sartaguda, Baigorri, Monjardín y Santacara. Mientras, Juan de Foix renovó sus pretensiones al trono de Catalina por lo que D. Juan tuvo que marcharse de Navarra dejando como virrey -su esposa se hallaría con toda seguridad incapacitada por alguno de sus numerosos embarazos- al P. Juan de Lasala (1497). Es al año siguiente, 1498, cuando D. Juan y D.ª Catalina, al igual que lo habían hecho los reyes de Castilla y de Aragón, expulsaron a los judíos que no aceptaran convertirse, de territorio navarro. En el año 1500 el conde de Lerín fue perdonado y restituido en sus patrimonios pero este belicoso personaje suscitó nuevamente la guerra contra sus señores naturales en 1507; a su muerte (1508) prosiguió su hijo la destructiva empresa logrando involucrar aún más a Fernando el Católico en los asuntos navarros, que es lo que verdaderamente deseaba el monarca aragonés. En 1509 Fernando recomendaba a Lerín que empleara como arma contra sus legítimos señores la vía de maña, furto o trato.

Al mismo tiempo se desarrollaba al otro lado de los Pirineos el proceso del Parlamento de Burdeos por el que se confiscaban los bienes no navarros de D. Juan y D.ª Catalina (cosa que no llegó a efectuarse). Poca fue la influencia de la reina Catalina en los asuntos que venimos reseñando; escasa o nula en los dramáticos acontecimientos que acaecen a partir de 1509, principalmente la conquista del reino por las tropas del duque de Alba (julio de 1512). Persona de talento, no exenta de capacidad de mando, Catalina vio lastrada su personalidad de gobernante por una serie casi ininterrumpida de maternidades (14 hijos) que la mantuvieron al margen de toda actividad política consustancial a su cargo. En el amargo reproche que, al huir en 1512 a Ultrapuertos, dirige a su marido, aflora toda una rebelión soterrada contra su condición de hembra: ¡Rey D. Juan! ¡Rey! D. Juan! Juan de Labrit fuisteis y Juan de Labrit seréis; porque Vos ni vuestros sucesores nunca más gozarán del Reino de Navarra. Que si vos fuerades Reina y yo Rey, nunca se perdiera Navarra. A partir de 1512 Catalina y su marido vivieron en el Béarn. Hijos suyos de nombre conocido fueron: Juan, Andrés Febo, Martín Febo, Bonaventura, Enrique (Príncipe de Viana) y Carlos. Hijas: Ana, Catalina, Isabela, Quiteria y Magdalena. Acabó sus días la última reina de toda Navarra el 12 de febrero de 1517.