Señor y pariente mayor de la casa de Butrón, jefe del bando oñacino en Bizkaia. Era mozo que estaba en la escuela en Castro, cuando murió su padre y quedó por mayor de Butrón. Hacia el año 1437, después de ajustar convenio con Pedro de Abendaño, sobre las casas de Bertekiz y Zornotza, entró poderosamente en Otxandio, cercó la torre de dicho Abendaño, que era muy fuerte, estando quince hombres en ella, combatióla por tres días y tomóla «por pleitesía que saliesen los hombres a salvo», pues Pedro de Abendaño no la podía socorrer. La quemó y derribó por el suelo, robó y estragó mucho toda la villa, causándose algunos muertos y otros muchos heridos en este combate. En salió con su estandarte sobre Larrauri a hacer muestra y alarde y, derramándose sus huestes, acudieron luego los de Villela y Meñaka -que eran de Abendaño- sobre su retaguardia, sin que lo sospecharan, y los desbarataron, matando a Susunaga y Arriaga y a otros diez de los de Butrón y apoderándose de su estandarte. Los de Butrón se recogieron a Gatika y los de Abendaño a Mungia, haciendo treguas. Gómez volvió a levantar hueste en 1443, viró con ella a Larrabetzu, quemó los cadalsos de Zugasti, de Lezama y casas fuera de la villa, también los cadalsos de Fuyca, de Juan de Belendiz, de Meñaka y de Goirin, el cadalso y palacios de San Martín de Arteaga, derribó la torre y palacios de Olariaga y llevó preso a Butrón a Sancho Ortíz de Zamudio, a quien soltó luego casándolo con su hija doña Juana (bastarda), y quemó otras muchas casas en la comarca de Meñaka. En 1444 aplazó campo en el cerro de Ganguren con Pedro de Abendaño; pero éste, no quiso salir allí y puso su batalla delante de la villa de Larrabetzu, donde se encerró, comenzada la batalla, con los suyos. Pero murió su hermano bastardo en la retaguardia. Vencidos y corridos los de Butrón al principio, tomó luego otra vereda para pelear más a su gusto con Pedro de Abendaño. Llegado a donde éste se hallaba, comenzó la batalla con gran esfuerzo y dióse tan buena maña, que le venció y persiguió cuesta abajo hasta Galdakao, causándole 60 muertos, entre ellos el bachiller Basurto y su hermano Diego Sáez de Basurto y Sancho de Arbolancha, al que, teniéndole preso, el mismo Gómez González lo degolló con un cuchillo pequeño «por más le atormentar». En 1445 entró con todos sus parientes en Aramaio, cercó su casa fuerte, que la tenía Pedro de Avendaño, y la tuvo cercada durante tres semanas. Pero acudió en su defensa Pedro de Abendaño y, después de muchos muertos y heridos en los combates que se libraron, Gómez hubo de levantar el cerco y marcharon cada uno a sus comarcas, quedando aquella casa y tierra por Abendaño. En el mismo año peleó Gómez González en el puente de Gernika con Martín Ruíz de Arteaga y los suyos, y los venció, causándoles 6 muertos y 60 heridos, teniendo él solo 2 muertos y algunos heridos. Los Arteaga se retiraron a la casa de la Renta. En 1446 entró con todos los de Butrón en tierra de Durango, donde mató a Ochoa de Guerra y otros, quemó la casa de Pedro Ruíz de Berria y las aceñas de Antón Martínez de Arandia, e hicieron grandes robos. También en el mismo año 1446 acudió a Bermeo contra Abendaño y Arteaga, a los que obligó a salir de la villa, y prendió a los Arostegi y Meñaka, derribando las torres y casas de Mendaza, Sagarmínaga y Enparan de Busturia. Por el deseo de cobrar Aramaio en 1448, entró con cuanto pudo haber en su hueste en la villa de Mondragón, y se apoderó de ella. Vinieron sobre Gómez González todos los gamboinos y D. Pedro Velez de Guebara, en persona, y, viendo que no podían tomar por armas la villa, le pegaron fuego, obligando a Butrón a salir de ella. Este cuando vio aquello, mandó a los de Unzueta y Zaldibar que saliesen en la delantera, fuera de la villa, a unas casas pequeñas de unos herreros que estaban como arrabal, para «se barrear» allí, pues esperaba socorro de Juan López de Lazcano y de los de Vergara. Pero Lope de Unzueta, no le esperó y se puso a salvo y, cuando llegó Gómez González a aquellas casas y no halló a los suyos, vióse perdido, tiró adelante y topó con los enemigos que le mataron allí, lo mismo que a su hijo Juan González y a Pedro Sibal, su sobrino. Hubo en toda esta batalla otros 25 oñacinos y 45 gamboinos muertos y muchos heridos. Ref. Juan Carlos Guerra.