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BOINA

No cabe duda de que es la prenda más representativa del vasco actual. No se concibe en la mentalidad de nuestro tiempo una Euskalerria sin boinas. Sin embargo, la documentación sobre la antigüedad de la boina en el país es escasísima. Los extranjeros la designan siempre en sus idiomas respectivos con un nombre común y el calificativo de "vasca": fr. béret basque, it. berretto dei Basqui, ing. Basque cap, al. Baskische platte mütze y p. boina. En Euskalerria se usan boinas de color azul marino, negro, blanca, roja, amarilla, azul, verde, pero no marrón como los bearneses, ni rosa como los aragoneses. Las han usado y la siguen usando los dantzaris, casi siempre de colores vivos, y en ocasiones adornadas de galones, cintas y borlas. Armonizan con el resto de la vestimenta. Ha habido un momento, principios de siglo hasta 1936, en que ha sido prenda masivamente usual de hombres y mujeres, niños y niñas, mayores y menores, incluidos muchos sacerdotes y religiosos. Los partidarios de los remeros de Orio, todo el pueblo, suele tocar boina amarilla el día de regatas. En el Alarde de Irún dan nota de colorido y gracia los millares de boinas rojas portadas por las muchachas. No se conciben expatadantzaris ni txistularis sin cubrirse de boina roja o negra por lo menos. Los camineros de la Diputación de Navarra la usan roja, los requetés carlistas, roja, y las margaritas, blanca. Los bandos isabelinos y carlistas del siglo pasado las usaban rojas o blancas según el campo y de ahí los motes de txapelgorri y txapelzuri. El relieve de la iglesia del coro de Isaba, Navarra, representa a los bearneses tocados con boina grande y a los roncaleses con un tipo de sombrero que entró procedente de tierra aragonesa (sombrero de Sástago). Con las guerras carlistas la boina se difundió a las masas populares y el resto lo hizo la industria, pues la fábrica de Tolosa, fundada en 1859, empleaba ya entonces una sesentena de obreros que en 1933 eran ya 260. La lana era cardada e hilada por medio de máquinas movidas por fuerza hidráulica. Una obrera no alcanzaba a fabricar más de dos diarias. En 1878 se introdujo el uso de la máquina circular, que ya permitía a una obrera fabricar hasta veinte diarias. En 1883 se introdujo la máquina automática rectilínea que, elevó el cupo citado a 200 al día. En 1933 alcanzaba la fabricación de Tolosa a 4.500 boinas diarias. Durante la dictadura de Primo de Rivera (1923) se adoptó como tocado del ejército español con evidente fracaso, pero no así en los batallones alpinos. La llevaron también los gudaris de 1936. Actualmente la llevan los paracaidistas y los cuerpos especiales. Los miqueletes guipuzcoanos seguían llevándola de color rojo. Sospechamos que la boina o "gorra vasca" fue la prenda distintiva de los tercios militares vascos de los siglos forales hasta las guerras carlistas. Las noticias anteriores al s. XIX, en conjunto, como dice Veyrin, dejan ver una presunción en favor de un origen bastante antiguo de la boina en el país. En una circular impresa por la Sub-inspección del Armamento foral de Tercios de Gipuzkoa, del 22 de septiembre de 1827, se dice: "Se les dará también una "gorra vasca" y un pantalón de lienzo blanco". Los carlistas la usaron con profusión y su jefe Zumalacárregui la hizo famosa. La boina del general era ancha, blanca y con una borla que le caía sobre la sien. Los escudos heráldicos, rematados de coronas imperiales, reales, ducales, condales, etc., se codean con la boina del escudo de Aldudes de la nobleza llana y democrática de estos euskaldunes. En la descripción de los habitantes de Pasajes, Gipuzkoa, por un oficial de Wellington, en 1813, se habla de "anchas gorras". En 1726, el viajero Manier nos dice que en San Juan de Luz el modo de tocarse la cabeza es para los hombres en lugar de sombreros, bonetes de paño de color, como el de los saboyanos, hechos a la manera de los bonetes que los servidores de las iglesias usan en Francia. Con motivo de la llegada de Luis XIV a San Juan de Luz el día 8 de mayo de 1660 hubo bailes en los festejos realizados. Las cuentas del archivo de la localidad señalan "bonetes de escarlata fina adornados de cintas blancas y azules". Son, ni más ni menos, las boinas rojas de los danzantes vascos actuales. El famoso Pierre de Lancre, escribe en 1610: "Como se dice, la cabeza cerca del bonete, también odian ellos en cierto modo, y no sé por qué, los sombreros y no gustan de verlos en sus Bilsars". Comenta el francés Veyrin: "Los sombreros que no agradaban ver a los vascos en sus asambleas eran sin duda los de los funcionarios y enviados del Rey. Pues tal tocado era suficiente para caracterizar a dichos intrusos y es de creer que no fue jamás llevado por la gente del país". En 1549, Enrique II de Navarra fue recibido por el Señor de Gramont al frente de dos mil vascos con gorras o boinas negras [Campión, "Euskariana", serie XI, p. 190]. El historiador vizcaino Andrés de Poça escribe en 1567 que en Bizkaia -léase país vasco- los montañeses se cubren con una montera que no les resguarda ni del sol ni de la lluvia. El peregrino compostelano Arnold von Harff, en su relato sobre el País Vasco [1496], dibujó a un aldeano de Orthez con boina que vio en su pasada. De todos modos, otras prendas del tocado imperante en el s. XVIII en la Europa central parecen relacionarse, por lo menos en su forma, con la boina vasca. Las prendas que se ven en algunas pinturas del principio del Renacimiento como sucesoras del bonete, con bordes recogidos, y del sombrero, se parecen a la boina, pero ofrecen diferencias esenciales porque apuntan a lo psicológico. Los gorros o txanos vascos siempre tienen proporcionada la altura y la anchura. La boina es chata, ancha y con la sección vertical que la circunda doblada hacia adentro, jamás hacia afuera. En el centro del disco lleva siempre una txertena sin la cual corre el riesgo de no volver a usarse. Sería interesante estudiar comparativamente los tocados de Calvino, Lutero, Erasmo, Francisco I y otros reyes y príncipes ingleses, alemanes e italianos con la boina vasca. La boina no tiene tampoco visera, pero sí se inclina hacia la derecha, hacia adelante, hacia la izquierda o hacia atrás. El vasco apenas introduce la boina en su cabeza. No la emplea para protegerse del sol ni de la lluvia, sino del frío. El no vasco introduce la boina hasta las orejas y a veces desdobla hacia afuera el cerco de correa que la arma. Un vasco conoce a quien no lo es por la forma de llevar la boina. El bonete eclesiástico también difiere sustantivamente de ésta. Es un bonete rígido, en tanto la boina es plástica y se mete en el bolsillo. Para congraciarse con el público la hemos visto llevar al General Primo de Rivera y a los diputados de Navarra Sin embargo, fue otro militar el que la prohibió: Espartero. Dice su proclama de 1838: "Don Baldomero Espartero, Conde de Luchana, etc... Convencido de los males que causa el uso de la boina, distintivo particular de los que hacen la guerra contra los legítimos derechos de nuestra augusta Reina Doña Isabel II y la Constitución, y enterado al mismo tiempo de algunos desafectos a la causa que defendemos hacen alarde de este distintivo que, introducido por manía o moda, sólo tiende a la confusión y alarma, de las que pueden originarse acontecimientos desagradables, con especialidad en los encuentros o persecuciones del enemigo, he venido en decretar lo siguiente: Art. 1° Desde la publicación del presente bando se prohibe el uso de la boina a toda clase de personas y estados, así militares como paisanos. Art. 2.° Los contraventores pagarán por primera vez ochenta reales de multa, y en caso de que no tuviesen con qué verificarlo, sufrirán dos meses de prisión; duplo por la segunda y dos años de presidio por la tercera. Art. 3.° Quedan responsables de la ejecución del anterior artículo las autoridades a quienes incumbe hacer cumplir las órdenes emanadas de la mía. Y para que lo prevenido en el presente bando tenga el debido efecto y nadie pueda alegar ignorancia, ordeno y mando se publique en todas las ciudades, villas y lugares dependientes de mi autoridad, se circule a los comandantes generales y de armas, gobernadores y demás autoridades a quienes corresponda, haciéndoles saber en la orden general del ejército, y fijándose en los parajes públicos. Dado en el cuartel general de Logroño a 27 de noviembre de 1838. El Conde de Luchana." La boina fue reglamentaria en el ejército español desde 1926 hasta 1930 en que se adoptó la gorra de plato. Las boinas del requeté eran de pequeño tamaño y la manera de llevarlas variadísima. La del sargento abanderado en 1939 llevaba borlón verde, característico de los sargentos de requeté. Las boinas de las fuerzas falangistas de choque eran negras y adornadas con la calavera. Las demás llevaban gorrillo azul. La Brigada XI Internacional usó boinas grandes francesas, el voluntario del Batallón de la muerte Malatesta, usó boinas grandes negras con la tibia y la calavera; en cambio usaban boinas pequeñas y negras los del Batallón París. El gudari usó boina negra normal sin distintivos, salvo el capitán que lleva las estrellas en el frente de la boina. Los miqueletes llevaron siempre su tradicional boina roja. Los miembros de "Ertzaña" usaron siempre boina negra con una E sobre su frente. Refs. Berraondo, Ramón: La boina, "En el Pirineo vasco", Ekin, Buenos Aires, 1944, pp. 61-66; Veyrin, Ph.: Le béret basque á travers les áges, "Gure Herria", 1923, pp. 474-480; Le probléme du béret basque, "Gure Herria", 1923, pp. 54-60; Aranzadi, Telesforo: La estética de la boina, "Euskalerria", 1898, XXXVIII, pp. 299-301 y 1916, LXXIV, p. 73; Gárate, Justo: Boinas, armas y abejas, "Boletín Americano de Estudios Vascos", 1950, pp. 18-20; Tocado y cabellera de las vascas, "Ensayos euskerianos", Bilbao, 1935, P. 137; Baroja, Julio: Los Vascos, Madrid, 1958, pp. 319-333; Viendo hacer boinas, "Euskalerriaren Alde", 1915, pp. 406 y 435; Más de un millón de boinas, "Euskalerriaren Alde", 1922, p. 232; Anguiozar, Martín de: Origenes de la boina, Rev. "Euskal-Ordua", Montevideo, año 1, n.° 2; Boina, montera y sombrero, "Euskalerriaren Alde", XVIII, p. 81; Nuestra boina nacional, "San Sebastián", n.° 5; Bengoechea, I.: La boina, "Euskalerria", t. 74, p. 71; Cavia, Mariano de: Gracias y desgracias de la boina, "Euskalerria", t. 74, p. 75; Estornés Lasa, B.: Indumentaria baska, San Sebastián, 1935, pp. 85-88; Estética vasca, Buenos Aires, 1952, pp. 113-114; Lefebvre, Th.: L'industrie du béret, "Les Modea de Vie dans las Pyrenees Atlantiques Orientales", París, 1933, P. 321; Gavel, H.: Le chapeau haut de forme en Pays Basque, "Gure Herria", 1921 (p. 602); Un pélerin de St. Jacques au Pays Basque à la fin du XVe siécle, "Gure Herria.", 1922, p. 452; Humboldt, G. de: Diario del viaje vasco 1801, "Revista Internacional de Estudios Vascos", 1923, p. 249; Poça, Andrés de: De la antigua lengua, poblaciones y comarcas de las Españas, Edic. Madrid, 1959, 38 r.; Lancre, Pierre de: Tableau de l'inconstance des mauvais anges et démons, París, MDCVIII; Houet, Baron de Bonnault d': Pélerinage d'un paysan picard à St. Jacques de Compostelle au commencement du XVIIIe siécle, Montdidier, 1890; Cuzacq, R.: Histoire du béret basque, Mont-de-Marsan, 1941; Nouvelle contribution á l'histoire du béret, Mont-de-Marsan, 1941.

Bernardo ESTORNÉS LASA