Literary Figures

Barrutia, Pedro Ignazio (1682-1759)

Barrutia utilizó principalmente la alegoría, dejando así vislumbrar su formación religiosa, aunque cabe destacar que el autor desarrolló su carrera en la órbita laica. Es bien sabido que normalmente lo que se quiere lograr a través de la alegoría es adoctrinar al público. Para ello, Barrutia utilizó personajes de Navidad, pero también muchos otros, tanto simbólicos como abstractos, e incluso algún que otro individuo famoso de la reducida sociedad mondragonesa de la época. Esas abstracciones eran las que dirigían las acciones y la mentalidad de los hombres y mujeres que formaban la sociedad del siglo XVIII. El estilo propio de Barrutia provenía de las raíces mismas del teatro medieval.

Pedro Ignacio de Barrutia - notario de Arrasate durante buena parte de la primera mitad del siglo XVIII - conocía muchos resortes dramáticos y, mediante la alegoría, lograba transmitir la psicología de los personajes, siempre con un objetivo concreto: que el receptor de la representación entendiese que el nacimiento de Jesús anuncia la salvación del hombre. Mediante el humor y la seriedad, Barrutia intenta continuamente mostrar el camino de la lucha metafísica, poniendo encima de la mesa todos los instrumentos que el teatro puede ofrecerle.

Barrutia escribió esta obra para que sus paisanos la interpretasen, como ocurría en la Edad Media. Él no era profesional del teatro ni de la literatura y fue su afición la que le llevó a escribir "Actto para la Noche Buena". El autor contó con la ayuda de sus contemporáneos arrasatearras para escenificar su obra y tuvo muy claro desde el principio que su público potencial serían sus paisanos.

Barrutia a menudo incluye voces corales y música, lo cual hace más compacto el trabajo. Desde un punto de vista actual, la representación de "Actto para la Noche Buena" resulta demasiado larga, pero en aquella época el espacio y el tiempo no tenían mucho valor, aún menos en este tipo de alegorías. Al leer el original puede comprenderse la complicidad directa que se produce entre intérpretes y público, hasta el punto que determinar quién es quién se convierte en un atractivo más del espectáculo.

Barrutia, como autor, se esconde tras el argumento y los personajes. En cuanto a éstos últimos, Barrutia escoge a los más habituales de la época. En ocasiones, a un personaje gracioso le da un papel importante en el argumento y lo utiliza como elemento de unión entre escenas. También aparecen criados críticos, soldados/pregoneros arrogantes y otros personajes recurrentes en el teatro de los siglos XV - XVIII. Asimismo, el autor incluyó algunas notas en su texto relativas al escenario o al movimiento de los intérpretes.