Urbanismo y construcciones civiles
Bakaiku tiene un caserío más nutrido de lo que en una primera impresión parece, pues se extiende en varios barrios que, desde el originario asentamiento en llano, en el entorno de la iglesia, han llegado al otro lado de la carretera, edificándose también zonas algo más elevadas. Como otros lugares de Sakana, el casco urbano de Bakaiku alterna amplios espacios libres, delimitados normalmente por casas de gran formato, con embrionarios alineamientos de casas, que se adosan y afrontan formando callecitas. Como dato distintivo del lugar, tal vez haya que anotar el mayor predominio de las casas con fachadas en sillería, especialmente en los inmuebles de mayor categoría y empaque, aunque tampoco faltan caserones que van enlucidos.
En la parte más baja del pueblo hay un grupito de casas en el entorno de la ermita de Santiago. Una de ellas, de amplio desarrollo horizontal, lleva fachada enteramente en sillar, distribuida en dos alturas y ático, bajo un gran tejado a dos vertientes. Llama la atención su amplio portal de medio punto, con dovelas en las que se han labrado tres órdenes de casetones trapezoidales. Encima, un escudo sobre cartela de cueros retorcidos y decoración de follaje. Lleva yelmo por timbre y campo decorado con tres fajas. Ascendiendo hacia la iglesia, dejamos a un lado el antiguo lavadero, ante la ermita ya citada. Consta de una fuente de piedra, rematada con frontón que, a modo de acróteras, lleva dos bolas y un florón. En el frente lleva la inscripción: FUENTE CONSTRUIDA EN EL AÑO 1851. Al lado se encuentra el lavadero de piedra, cubierto con tejado de madera a una única vertiente. Otra casa, muy reformada y dividida hoy en dos viviendas, presenta un arco de medio punto de 13 dovelas y con rosca moldurada. En lo alto se aprecia un escudo barroco muy decorado, que repite las armas antes descritas. Lleva decoración vegetal, con dos sirenas tenantes, mascarón en punta y yelmo por timbre. Una inscripción nos anuncia su titularidad: ARMAS DE GOICOECHE/ A Y ECHEBERRYA. Frente a la iglesia, otra casa de sillería, con dos alturas más ático, muestra todos sus vanos cuadrangulares, a excepción de la puerta, que consta de un arco de medio punto y repite la decoración de la primera casa descrita, con tres órdenes de casetones trapezoidales en cada dovela. Fue sin duda obra de un taller que se detuvo algún tiempo en este pueblo, y que trabajó también en Lizarraga de Ergoiena. Esta puerta, no obstante, ha sido desfigurada, al cegarse su arco para abrir una puerta recta de menores pretensiones. Pasada la iglesia nos encontramos una casita de desarrollo vertical, gótica en origen pero hoy muy reformada. Conserva un arco apuntado con 11 dovelas de buen tamaño. En la clave, de gran formato, lucen 5 escudetes labrados, alguno bastante maltratado, con una talla tosca y muy plana, que recuerda a los motivos decorativos de los ebanistas y nos remite a modelos de tradición gótica. Si seguimos por la callecita paralela a la carretera, el último inmueble de la izquierda tiene una fachada de piedra de sillería de buen tamaño, con tres alturas más ático y cubierta con un tejado a dos aguas. Se abre con un arco de medio punto, siendo el resto de vanos cuadrangulares. Luce un escudo con alféizar y guardalluvias, barroco del siglo XVIII, con mascarón animalesco en punta, yelmo por timbre, "putti" tenantes y abundante decoración vegetal. El campo va cuartelado, primero con águila explayada, segundo torre con dos perros que la guardan, león rampante en el tercero y cuarto con una banderola sobre dos fajas horizontales.
Cruzando la carretera encontramos en primer lugar una fuente de piedra, con pila cuadrangular alta y moldurada, frontis escalonado rematado en su cúspide con una bola e inscripción: AÑO 1895. En su entorno se levantan algunas casas de sabor rústico y dotadas de gran encanto. Las hay con fachadas enlucidas y cadenas de sillar en vanos y esquinas, algunas de las cuales constituyen un tipo más bien popular, aunque no falta algún recio caserón con tres alturas y gran cubierta a dos aguas, semejante a los que hemos visto en otros lugares de Sakana. No obstante, también en esta zona alta las casas señoriales de mayor abolengo parecen tender a mostrar fachadas de piedra sin enlucir. Destacaremos un caserón de tras alturas más ático y palomar, con muros de mampostería y tejado a dos aguas. Tiene ante sí un amplio jardín arbolado y cerrado con una cancela de forja. El acceso al inmueble es un arco de medio punto de gran porte, con rosca achaflanada y protegido por un guardalluvias que corta las dovelas. Sobre él luce un escudo barroco cuartelado que repite armas antes ya descritas, águila explayada, perros guardianes ante una torre, león rampante y banderín. El sillar de enmarque inferior lleva la siguiente inscripción: ARMAS DE DIEGO LUCAS Y/ JOSEPH DE GOICOECHEA Y ZIORDIA (...).
Ermitas
Pérez Ollo registra la ermita de Santiago, dentro del casco urbano, y las de San Benito y Santa Marina en la sierra de Urbasa. La ermita de Santiago se halla en la parte baja del pueblo y junto al lavadero. Igual de Soria mandó que se reparara tras su visita de 1797, en la que al parecer la encontró en muy mal estado. Consecuentemente, se trata de un edificio moderno y sin mucho interés, de planta rectangular con cabecera recta. La puerta, de medio punto, se halla en el hastial que da al camino y las ventanas, dispuestas en altura en el lado del Evangelio, van con arquillos de medio punto. Los muros van enlucidos y con adornos en ladrillo rojo, que figuran arquerías ciegas y contrafuertes. La fachada culmina con pirámides y bolas, así como una espadaña de ladrillo, con campana y cruz de hierro. Se cubre con cielo raso y tejado a dos aguas sobre viguería de madera. Lleva en su interior un retablo barroco del XVIII, con banco, cuerpo y ático con la Virgen del Pilar y ángeles. La talla del titular es también del siglo XVIII, de buena labra y ropajes ampulosos y con pliegues duros.
Como ya se ha dicho, la ermita de San Benito se halla en la falda de Urbasa. Tal vez se refiriera a esta ermita el obispo J. X. Uriz y Lasaga en 1816, cuando decía que los vecinos de la zona subían la tarde anterior a la celebración de la romería, y que dormían allí juntos "con mezcla de los dos sexos", y avisando que de continuar dichos "abusos" se mandaría derruir la ermita. En su actual disposición, el edificio tiene una planta cuadrada, muros enlucidos y con cadenas de sillar en las esquinas y con cubierta a dos aguas sobre estructura de madera. Se perfora con una única ventana de arco rebajado en el testero de la cabecera, y una puerta sencilla en el lado de la Epístola. En su interior se guarda un retablo barroco, de la primera mitad del siglo XVII, con mazonería muy elemental y talla de San Benito igualmente barroca, ataviada como obispo con báculo y ropajes de amplios y angulosos pliegues.
En cuanto a la ermita de Santa Marina, compartida antiguamente con Urdiain e Iturmendi, situada igualmente en alto, se ubica entre varias bordas, y fue reedificada en 1891, pues los carlistas la usaron como fortín en la última Guerra Carlista, quedando destruida. Los de Urdiain terminaron por perder sus derechos en esta ermita pues, al parecer, no participaron en su reconstrucción. Era románica en origen y tiene planta rectangular rematada en testero recto, y dividida en cinco tramos, como atestiguan los contrafuertes exteriores. Los muros son de sillería de tamaño regular y buena factura, y llevan dos ventanas rectas que dan luz al interior, así como la puerta, abierta mediante arco rebajado. Hoy en día va cubierta con un tejado simple a doble vertiente. Lleva en su interior un retablo con columnas salomónicas y frontón triangular. Cobija la imagen de Santa Marina, barroca de la primera mitad del XVII.
Parroquia de San Juan Bautista
La iglesia de Bakaiku es un edificio hermoso por la riqueza de sus volúmenes y por su disposición, adaptada al desnivel del terreno, lo que obligó, por ejemplo, a elevar el pórtico sobre la calzada de manera vistosa y elegante. Se trata de un edificio gótico en origen, aunque ciertamente reformado en época barroca, especialmente a partir de 1720. Tiene una única nave dividida en tres tramos, más un transepto marcado en planta y cabecera poligonal de tres lados. A la cabecera se adosa la sacristía, de planta cuadrangular, por el lado de la Epístola. También en este lado se levanta el pórtico, sobre columnas, que abarca la longitud de la nave hasta el transepto. Al muro de los pies se adosa el fuste de la torre, cuadrado y con una escalera de caracol en su interior. Los muros son de sillar muy bien escuadrado al exterior, que afecta a paredes, contrafuertes, torre y pórtico. Al interior, la labor es de mampostería de buen tamaño. Todos los vanos van en medio punto, uno por tramo en el muro de la Epístola y en cada paño de la cabecera. En el tramo de los pies se levanta un coro barroco muy decorado y preciosista, con embocadura arquitrabada y antepecho de madera con celosía. La nave se cubre mediante bóveda de lunetos barroca, mientras que transepto y cabecera van con bóveda de crucería del siglo XVI y tradición gótica, con nervios que dibujan tracerías estrelladas y terceletes. La sacristía se cubre con dos tramos laterales de bóveda de lunetos más otro central con recuadramientos mixtilíneos, de la misma época que la cubierta de la nave. La decoración se completa con pinturas de motivos vegetales y rocallas. Al exterior se aprecia el elegante pórtico, arquitrabado y con viguería de madera que apea en cuatro columnas de orden toscano. Cobija una puerta sencilla, con arco apuntado cortado por la línea del pórtico.
El retablo mayor es de estilo rococó, con una elegante mazonería estructurada en banco, cuerpo de tres calles y ático. La imaginería es de peor calidad. Preside la imagen de San Juan Bautista, flanqueado de las tallas de San Lorenzo y San Antonio de Padua. En el ático hay un Calvario y sobre él la figura del Padre Eterno. Sobre el sagrario hay una delicada talla de la Inmaculada Concepción sobre nubes y angelitos. Flanquean el retablo dos puertas barrocas con hornacinas, donde lucen las imágenes de Santiago matamoros y San Martín partiendo su capa con el mendigo, así como dos tallas de San Francisco Javier y San Fermín en los laterales de dichos accesos.
Los retablos laterales llevan ambos muy similar mazonería, con banco, cuerpo articulado en tres calles y ático, estando uno dedicado a la Virgen del Rosario y el otro a San Pedro. Son de estilo rococó y se pueden datar como de la segunda mitad del siglo XVIII.
La sacristía custodia un lavabo de piedra, un pequeño retablito barroco y la cajonería del siglo XVIII. Hay también diversas piezas de platería.
Joseba ASIRON SAEZ (2006)