Painters

Badillo Pardo, Ángel

Pintor autodidacta e ilustrador vizcaíno nacido en Bilbao el 23 de Abril de 1926.

Asiste a los cursos de dibujo del Museo de Reproducciones de Bilbao.

Durante años trabaja junto a Nicolás Martínez Ortiz en la empresa Grijelmo, donde practica la ilustración y otras actividades propias de las artes gráficas. Numerosos carteles suyos se han premiado, entre otros, los realizados con motivo de la Coronación de la Virgen de Begoña, la Vuelta Ciclista a España, o los Festivales de Cine de San Sebastián. Obras suyas e ilustraciones figuran en importantes libros, revistas y publicaciones como "Paz en la guerra", de Miguel Unamuno. Más tarde descubre y se sumerge en el mundo de la pintura. Es miembro de la Asociación de Acuarelistas Vascos y con ella participa en varias exposiciones colectivas. Ya en 1984 está presente en la Exposición Nacional de Acuarela de Bilbao e ilustra la portada del catálogo de dicha exposición. También en esta época asiste a varias colectivas con la Agrupación de Dibujantes de Bilbao.

Realiza sus primeras exposiciones individuales en Irun, Bilbao y en la Galería Echeberria de San Sebastián en 1986. Después continúa estando presente en algunas exposiciones de la Asociación de Acuarelistas Vascos, otras colectivas como Antología de la Acuarela Vasca en la Sala del BBV en Bilbao en 1988 y expone periódicamente en la Galería Caledonia de Bilbao, con la excepción de la individual que realiza en la Galería Iradier de Vitoria en 2002. Luego combina su trabajo en la pintura con la realización de carteles.

Sobre su obra escribe M. Llano Gorostiza:

"Todos hemos admirado la perfecta verosimilitud anatómica de los personajes que pueblan el mundo vasco creado por Badillo. Hombre de artesanos saberes y profunda cultura, Badillo aprendió pronto que la buena pintura empieza en el dibujo. Y el dibujo acabado, minucioso, magistral y verdadero, viene a constituir un recreo de sus manos cada vez que decanta una línea, apura la fragilidad de una vegetación o puebla sus caseríos de mujeres delicadas e irreales, vistas desde una especie de ensueño vasco y vasquizante, subjetivo y metafísico.

La metáfora resulta capital en la estética de Ángel Badillo. Fue Ortega y Gasset quien nos dejó dicho que la metáfora se originaba precisamente en un afán claro de evitar la realidad cotidiana. Es lo que hicieron muchos de nuestros mejores artistas. Es lo que hace actualmente Ángel Badillo: buscar en el prerrafaelismo, tardío pero exquisito, y en el mensaje festivo y labrador de la pintura flamenca -síntesis del hombre con el cosmos-, un subjetivismo etnográfico y diferencial que permita la evasión, en unos casos patética y, en otros, nostálgica y mística."

José María Arenaza Urrutia escribe:

"Ángel Badillo es, para mí, uno de los últimos románticos bilbaínos. Su mirada sobre nuestras calles, fiestas, tradiciones y paisajes es la del que sabe que esto va perdiéndose lentamente. Más bien pronto que tarde, el entorno en el que nos movemos ya no será el mismo. Quizá sea mejor, pero distinto. Las ferias, las romerías, las verbenas han perdido el perfume a naturalidad que poseían y ha sido sustituido por un revival a pie forzado. Por eso sus acuarelas nos ponen ante una visión entre realista y nostálgica. Realista porque Badillo ha visto cuanto pinta y nostálgico porque sus cuadros son los últimos reductos de ese recuerdo.

Su obra se asienta sobre tres pilares sólidamente plantados: un dibujo preciso, un color brillante y una emoción poética. Con ellos construye unas aguadas de magnífica calidad."